Date un espacio.

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Saltó velozmente de su cama aventando el despertador que no dejaba de sonar.

—¡Por fin! ya tengo todo planeado, hoy será un día perfecto —sonrió de lado a lado, con las manos en la cadera, mostrándo una pose de orgullo total.

—¡Skipper!, más te vale que traigas tu culo a desayunar... of mhe lo tragaref todo yol (o me lo tragare todo yo) —le gritaba su hermano mayor con medio pan tostado en la boca.

—¡Ey, No! No te comas mi parte, abusón —bajó corriendo las escaleras en ropa interior y se tropezó en el primer escalón, lo que le hizo bajar más rápido, devoró todo su desayuno sin siquiera saborearlo y salió de su casa aún con la sonrisa en la cara, pues había pasado toda la noche en vela planeando como vengarse de aquel que le debía muchas.

Recorrió el vecindario rápidamente hasta llegar a la casa de su segundo mejor amigo, o tal vez el primero, la verdad no sabía cuál era el ordén.

—¡Oye, Doble D! Sal, es hora de ir a la escuela —gritó afuera de la casa de éste, molestando a los vecinos—. Se nos hace tarde para llegar a nuestros preciados estudios.

Espero allí afuera como por un minuto y harto de esperar en el portón entro como juan por su casa sin invitación alguna.

— ¿Eddy? ¿Tú, presionándome para ir a la escuela? ¿Pero qué mosca te ha picado? —lo encontró en su cocina tomando directamente de un cartón de jugo.— Jamás creí que este día llegaría —hablaba para sí mientras Eddy lo ignoraba.

—Sí, sí, como digas. Vayamos por el grandulón —lo tomó de su mano para que avanzará ya que era tanto su asombro que se quedó inmóvil.

—Por fin has cambiado, Eddy, debo decir que es muy repentino pero da igual, lo importante es que por fin aceptarás mis tutorías que con años te he propuesto, y... espera un momento —detuvo su charla para pensar todo más detenidamente—. ¡Tú!

—Holis —llego Ed abrazándolos por atrás— Eddy, ¿ya le comentaste a doble D sobre el gran plan? —sacó una quesadilla medio grasienta de su mochila la cual comió como si nada.

—¡Lo sabía!, era demasiada sorpresa, por qué no lo sospeche desde un principio.

—Oi, oi, no hagas tanto alboroto, calla y escucha —se acercó a él para susurrarle al oído—, saboteare su entrenamiento, estuve pensando ¿qué es lo más preciado para ese soquete?, y ¡tachan! Se me vino a la mente su maravilloso equipo de futbol...

—Espera ¿todo esto es contra Kevin? No estarás pensando en meterte con todo el equipo ¿cierto? Si te llegan a atrapar serás hombre muerto.

—Es que no sabrán que fui yo, porque aquí es cuando entra tu ingenio.

—Ni lo pienses, suficientes golpizas nos han dado como para que nos busquemos otras.

—Es que todo está estrictamente planeado, si me apoyas prometo no pedirte nada en un mes ¿Sí? —Edd lo pensó por dos segundos a lo que terminó aceptando, para variar.

—Pero jura que no me molestaras.

—¡Lo juro!

—Yo también lo juro —se unió, de la nada Ed.

En la escuela, Kevin se encontraba sobre su motocicleta, por alguna razón aún no entraba, tal vez porque esperaba a ver a alguien, o tal vez sólo no le apetecía comenzar la tortura de los estudios, si debía ser eso. Tomo el casco a un costado de su cintura y se dirigió a la entrada, cuando vio a Edd, allí estaba, con esos tontos de siempre. Sin darse cuenta se le quedo viendo cínicamente lo cual percibió Edd quien lo miro devolviéndole una sonrisa nerviosa.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora