Acepta la ayuda.

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4 horas atrás.

Allí se encontraban los 3, todos en el auto de Rolf dispuesto a ver lo que el enano y su amigo el tontorrón tramaban. En realidad ninguno sabía con exactitud que esperar al llegar, solo coincidían en que debían estar allí y punto.

—¡Oye, conduce más despacio! —Nat se encontraba en los asientos de atrás con su celular en mano—. No ves que trato de enviar un mensaje.

— ¿Con quién se supone que te mensajeas, amigo? —El peliazul se inclinó un poco para mirar la pantalla y lo que vio no fue a Nat enviando un mensaje, más bien, estaba posteando una foto en facebook—. ¿Es enserio? ¿Una selfie? —Lo miro con reproche.

—No me culpes por ser narcisista.

—Sí lo haré.

—¡Ey, chicos! No es momento para tomarse selfies, concéntrense —gritó la rubia desde el volante.

—Es Nat quien lo esta haciendo —se excusó Rolf.

—Bueno, quien sea. En cuanto lleguemos, obligaremos a ese enano a contarnos sus planes y nosotros juzgaremos, dependiendo a su respuesta, lo que haremos —Les echo una mirada rápida y volvió la vista al camino en cuestión de un segundo.

—¿Y si no trama nada malo y nosotros vamos y solo lo arruinamos? —Rolf hablo mencionando una de las posibilidades que ninguno de los tres había previsto. Sus dos compañeros lo miraron como si hubiese dicho una locura—. Bueno, yo solo decía.

—¡Pero que dices! En definitiva nosotros vamos a ir a arreglarlo todo —contesto Nat, mientras respondía comentarios en facebook.

—O a empeorarlo —susurro para sí el peliazul.

—¡Ey, escuche eso! —Nazz lo miro a través del retrovisor—. Solo iremos a averiguar y ya después actuaremos sí es necesario... que será lo más seguro.

—Si es así entonces no deberíamos dejar que Edd nos vea, digo, para que no sospeche o algo por el estilo. Deberíamos hablar a solas con Eddy, de alguna forma.

—Tienes razón, Rolfito —dicho esto freno el carro en seco haciendo que los pasajeros se golpearan con los asientos de enfrente debido a la inercia—. Tú —señalo a Nat— entraras y entretendrás un poco a Edd, en lo que el señor granjero y yo hablamos con el liliputiense*. Asi, no sospechará nada.

—¿Y por qué mejor no entretengo yo a Edd? Y que sea Nat quien vaya contigo —dijo no muy convencido de la idea de ser acompañante de la rubia loca, no es que le tuviera miedo, si no más bien, que no tenía ganas de soportar sus extravagancias.

—Bien, como sea, eso da igual. Entonces ¿Tenemos un plan?

—¡Si! —dijeron ambos al mismo tiempo.

Después de haber establecido las reglas de su ridículo juego, o más bien, plan, volvieron a arrancar el coche con su misión en manos. En el camino restante todo se volvió más silencioso, excepto por una que otra notificación que sonaba del teléfono de Nat, recibiendo una mirada de soslayo de exasperación por parte del peliazul .

En cuanto llegaron se bajaron inmediatamente y solo se dirigieron una mirada de complicidad, sin pronunciar palabra, entendiendo lo que cada quien debía hacer. Caminaron todos juntos hasta la puerta de Eddy y Naz toco tres veces el timbre, algo desesperada, dentro de la casa se escuchó como alguien caminaba hasta la puerta gritando "Ya, ya, ya voy... maldita calabaza".

Eddy abrió y para sorpresa suya no se trataba de Kevin, si no, de su sequito de "amigos cools", se quedo ali parado en el marco de la puerta aun sorprendido.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora