Confía en el tiempo.

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Ya había pasado más de una semana desde que le había hablado por última vez a Edd y a decir verdad se sentía pésimo por dos razones, la primera era que lo extrañaba, sí, sonaba algo estúpido ya que no lo había tratado mucho, pero por el poco tiempo y por los pequeños ratos que estuvo con él le hacían creer que así era y la segunda era que se sentía mal ya que se había dado cuenta de quien era el número uno para Edd, y era obvio que no era él, si alguna vez pensó en estar enamorado de Edd definitivamente no podría suceder así, él, él tenía ojos para alguien más, solo debía reconocerlo y asimilarlo ¿Qué mejor que aceptar que no tenía oportunidad con él para así acabar con esto? en realidad, no le agradaba mucho decepcionarse de esta manera pero era mejor a que se hiciera más ilusiones.

Pero qué idiota, pensando como una adolescente enamorada y dolida, mejor debía poner atención a lo que el profesor le estaba diciendo en ese momento y dejar de divagar tanto. Justo en ese momento se encontraba a solas con el profesor en el salón ya que éste lo había mandado a llamar para comentarle sobre sus pésimas calificaciones, para variar, y al parecer acababa de formularle una pregunta. Rayos. No oyó cual por estar en sus propios pensamientos así que sólo asintió con la cabeza esperando que el otro no se diera cuenta.

—¿Entonces? Preocúpate más por tus calificaciones —continúo hablando sin percatarse de que en realidad le estaba hablando a la pared ya que Kevin andaba en su propio mundo.

—Sí, eso haré —al parecer se había salvado de esta, tomo su mochila listo para marcharse, pues el sermón había terminado.

—Espero tu ensayo el lunes.

—¿Ensayo? —tal vez debió poner más atención, ¿En qué momento había mencionado un ensayo?—. Ah, claro... el lunes —contesto disimulando el hecho de que no sabía a qué se refería.

—Lo quiero citado y referenciado así que recomiendo que vayas a la biblioteca —Kevin hizo gesto de comprender y se marchó.

Pero qué flojera, no estaba de humor como para ponerse a leer, aunque sabía que debía hacerlo, siquiera para distraerse un poco, tal vez leyendo se le saldría Edd de la cabeza. Cada que pensaba en él sentía una rabia recorrer por su cuerpo debido a su última charla así que si, en definitiva, debía entretenerse con la lectura. Se dirigió a la biblioteca con toda la pesadez del mundo y para su gran sorpresa allí estaba Edd, tan lindo y delicado durmiendo sobre unos libros como vil ñoño, no pudo evitar soltar un suspiro, sintió como su corazón se aceleraba y la idea de ir a hablarle lo invadió, pero rápidamente la desecho sacudiendo su cabeza, sin mas, lo ignoró dirigiéndose al estante de literatura.

Intento concentrarse lo más que pudo al buscar los libros requeridos, al tomar los indicados se sentó en una de las bancas un poco alejado del pelinegro, pero desde una distancia en la cual alcanzaba a verlo. Pasaron doce minutos y apenas pudo leer unas 10 líneas ya que a cada rato volteaba a ver a Doble D, en realidad no estaba entendiendo nada de la lectura. Desvió su vista un momento y notó que Edd aún no despertaba, se veía tan adorable allí tumbado sobre los libros apoyado sobre sus brazos ¿Cómo podía ser tan lindo aún dormido? Volvió a sacudir su cabeza para quitar esos pensamientos y dirigió la vista al libro sin leer nada, después de solo observar el libro lo cerró dejándolo sobre la mesa, al diablo con la lectura, estaba a punto de marcharse cuando otra idea rondo por su cabeza. Si no podía hablarle entonces solo lo molestaría un poco.

Tomó su libreta y arranco una hoja, la enrollo y creo una pajilla con ella, tomo una bolita de papel y se la aventó con la pajilla, esta cayó en el cabello de Edd pero no logro que se despertará sólo consiguió que se moviera un poco cambiando la dirección de su mentón.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora