Capítulo 5: Estrella

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Después de la fiesta tomamos un vuelo para una playa, llegamos al hotel por la noche, nos tocó dormir juntos.

Es de mañana él esta hablando por el móvil y yo secándome el cabello ya que me acaba de duchar. Ya listo me meto al baño me pongo mi bikini y un vestido blanco por encima. Salgo al restaurante del hotel y me siento, llega el mesero.

—¿Qué desea señorita?

—Una ensalada de frutas y un jugó de naranja.

—Espere por favor unos minutos ya se la traemos.

Se retira. Miro al frente donde el hombre de la otra mesa no dejaba de verme, el tipo no es feo, moreno, cabello negro, guapo pero Matías lo supera por completo es totalmente guapo y sexy pero ¿Qué Diablos digo?

Parece que invoque al diablo. Venía Matías aún hablando por el móvil. Y el mesero con mi orden la deja en la mesa y se retira, Matías se sienta al frente tapando le la vista a el hombre de cabello negro y deja una vez por todas el móvil.

—Cariño no me esperaste—¡que idiota! El muy imbécil besa con la rubia oxigenada en nuestra boda y ahora me pide que lo espere.

—Si, es que tenía mucho apetito.

—Te entiendo, aquí venia de vacaciones con Jenny—levanta la mano y el mesero viene en seguida—me trae unas tostadas con un jugó de naranja—se retira y después trae lo que Matías pidió.

—¿Con quien hablabas tanto?

—Con mi secretaría—así que ya extraña a la rubia oxigenada.

—¿Qué te dijo?

—Cosas del trabajo.

—Aja y no lloro desconsoladamente como lo hizo ayer.

—¿Celosa Cielito?

—¿Por qué lo estaría?

—Esperaba que tu aclararas mis ideas.

—No tengo idea de que hablas Matías.

—Si tu lo dices.

—Sabes voy a ir a la playa, ya no te soporto—me levanto de la mesa voy a la habitación cojo mi bolso que trae una manta, bloqueador, me pongo unos lentes y mi sombrero, me quito el vestido y salgo de la habitación llevaba un bikini blanco.

Al a bajar veo a Matías coquetear con una morena de pechos operados, hago que no me importa y sigo caminando, chocó con alguien por accidente,  al levantar la cabeza no creo lo que veo el, Italiano estaba ahí.

—¿Estrella?

—¿Italiano?—al reconocernos él me da un abrazo el cual yo correspondo.

—¿Me estas siguiendo?

—Obvio no lo hago, vengo de vacaciones ¿y tu qué haces acá?

—Amor—dice Matías acercándose, toma mi cintura y después ve al italiano—Cuanto tiempo sin verte Andrey— ¿el italiano y el ogro se conocen?

—Matías, viejo, me alegra verte—este me suelta y le da un abrazo con palmadas en la espalda al italiano ahora llamado Andrey.

—¿Se conocen? —¡Dios mío! ¡Que estupidez acaba de decir!  Es Obvio y lógico que se conocen.

—Sí cariño ¿y ustedes también se conocen?

—Claro.

—¿Cómo se conocen?

—Una vez ella participó en una car…

—Si yo participe en una reunión que él asistió—este me ve sin entender nada—¿Verdad Andrey?

—Si Estrella—¡Diablos esto va de mal en peor!

—¿Estrella?—pregunta Matías.

—Andrey sabes que no me gusta que me digan así, sabes mi nombre—este vuelve a verme sin entender nada aún.

—¿Por qué le dices estrellas?—Pregunta Matías ¿Qué hago joder?

—Porque cuando lo conocí fuimos a comer y le tome confianza así que hablamos de nuestras vidas  y termine contándole que de pequeña quería ser cantante—expliqué a ambos.

—Si en ese momento me dio mucha gracia así que le puse ese apodo—¡Oh gracias Dios!

—¿Vamos a tomar algo Andrey?

—Me encantaría pero no puedo hacerlo.

—Señores los dejó, yo voy a la playa.

—Esta bien Emma te alcanzó después.

—No Matías, ¿Qué estas pensando hombre? Las playas están llenas de hombres buscamos hermosas mujeres como Emma.

—Fue un gusto volver a ver, ya me voy, nos vemos—me doy la vuelta y retomó mi camino.

Al llegar me encuentro un buen lugar, tiendo mi manta, me quito los lentes para ponerme el bloqueador; me lo colocó en los brazos, piernas y en el abdomen, vuelvo a ponerme los lentes y me recuesto en la manta y cierro los ojos.

Estaba tomando el sol hasta sentir que alguien me observa, al abrir los ojos veo a un sexy hombre. Es mentira veo a Matías en pantaloneta sin camisa, tiene un abdomen bien trabajado, en sus brazos músculos y imagínense como tiene las piernas, maldita sea este hombre esta buenísimo, apenas como me lo receto el doctor. ¿Qué mierdas estoy pensando? Aunque es cierto, cualquiera moriría por este hombre. Creo que estoy babeando ¡oh Dios! ¡Que no sea así! ¡Que vergüenza! Vuelve a cerrar los ojos ¡gracias a dios que todavía tengo los lentes puestos!

—Oye Emma ¿estas despierta? —no que va, solo duermo en media playa.

—No lo hago.

—Voy a ir a nadar ¿vienes conmigo?

—No, no quiero ir a nadar, pero te agradecería que me pudieras ponerme bloqueador en la espalda.

—Si, dame el bloqueador—se lo extiendo, me doy la vuelta.

Él desata las tiras de la parte de arriba de mi bikini, se echa en la manos y me frota la espalda con cuidado, al llegar al inicio de mi trasero se detiene justo ahí.

—Maldito pervertido—susurro. Después de unos segundos él sigue haciéndolo.

—Esta listo, ahora voy a ir a nadar.

—Ve, no te atraso—cierto los ojos y disfrutó el sol. ¿Mierda en serio voy hacer eso? No lo puedo creer. Ató rápido las tiras del bikini y me volteo. Al hacerlo veo un montón de chicas observándolo. ¿Esto es en serio? No esta tan bueno… Bueno si ¿lo esta?

—¡HEY SE LES VA A CAER LA BABA! —les grito, ellas (tipo la niña del exorcista) vuelven a verme. Solo me burlo de ellas, vuelvo a girarme. ¿A quien le importa Matías? Solo no voltees. Respira profundo, estas tomando el sol.

¿Seguirán ahí las estúpidas admiradoras de mi supuesto esposo? ¡Ay Dios deja de pensar en ello! ¡Vamos piensa en cosas bonitas!

—¡Mierda en serio lo voy a volver hacer! —Vuelvo a girarme disimuladamente, no quería que él se diera cuenta.

Ahí estaba el ogro, en medio coqueteó con una chica rubia.

Era obviamente estúpido enojarme. Pero joder que si lo estaba. ¡Maldito hijo de puta! Sabía que iba a hacerlo, lo sabía, cuando el perro tiene mañas ni encerrándolo se le quitan.

Me doy la vuelta, me recuesto en mis brazos y cierto los ojos. ¿Qué mierdas esperabas de él? ¡Es un maldito mujeriego! ¡Un maldito hijo de puta!

—¡Hijo de puta!

—Ese no es un vocabulario para una chica.

—¡Me importa una mierda lo que pienses! —abro los ojos, me encuentro con unos pies. Me levanto del suelo y veo al chico que esta frente. Otro guapo y maldito mujeriego.

—Hermoso y indomable así como me gusta—dice este coqueteando.

—Idiota—digo entre dientes. Si Matías juega sucio yo también puedo hacerlo.—Lo siento no suelo comportarme así.

—No pasa nada. ¿Qué hace una chica tan hermosa aquí sola?

—Es que mi novio me dejó sola, se fue con otra chica—le sonrió con un coqueteó algo tímido.

—Tu novio esta ciego, tu estas mejor que todas estas chicas.

—Me siento triste, y no quiero estar solo, ¿quieres hacerme compañía? —digo acercándose hasta dejar mis manos en su pecho.

—Me encantaría preciosa—deja sus manos en mi cintura.

—Me llamó Emma—restriego mis pechos en el pecho de este y me acerco un poco a su cara.

—Hermoso nombre para una hermosa mujer, el mío es Jack—este también  se acerca un poco más.

—Encantada Jack—sigo acercándome.

—Lo mismo digo quieres ir a tomar algo—sus labios rosaron con los míos, cierro los ojos, pero me separan del tipo antes de poder besarlo.

—Emma amor—abro los ojos y ahí estaba el ogro, tomando mi cintura pegándome a su cuerpo.

—¿Tu y yo a las siete para ir a cenar linda?

—Me encantaría Jack, a las siete intentaré ir.

—Te estaré esperando linda—ríe Jack—Tu galán—dice caminando y se detuvo a la par de Matías—. Deberías cuidar a tu princesa en esta playa hay demasiado ladrones esperando robar un tesoro como lo es ella—dicho esto retomó su camino

—¡Ella no necesita a ningún imbécil como lo eres tú pedazo de mierda!

—¡NO VEMOS JACK! —le grito, Matías me vuelve a ver con caras de pocos amigos.

—¡Cuando querías me encantaría ser el ladrón que te robara de la torre del dragón!

—Capullo.

—Hola guapo ¿quieres divertirte un poco?—llega una chica rubia ¿Qué tienen las rubia en mi contra? ¿Qué les hecho? Él suelta mi cintura y le sonríe coqueto a la chica, me las vas a pagar Matías. ¡Ogro del demonio!

Me acercó a ellos, tomo la cara de Matías y lo beso apasionadamente. El parece no quiere desaprovechar la oportunidad. Toma mi cintura y me trae hacia el, con una mano, con una mano la lleva detrás de mi cabeza y me pega más a su labios. El ahí se te nos acaba y nos separamos pero no duramos mucho así, y yo vuelvo a atacar sus labios, su lengua explotación mi boca. Sigue mi beso hasta que me separó de él y vuelve a ver a la rubia con una mirada de superioridad y me río de Matías ¡ja toma eso! El marcador esta uno para Emma cero para Matías.

—Bueno amor me voy nos vemos en la habitación—dije coqueta.

—Claro voy en un momento—dijo este correspondiéndome al coqueteo.

—Adiós querida—me despido de la rubia tonta con una sonrisa y empiezo a caminar para el hotel con varias miradas de chicos, literalmente siento como los malditos pervertidos me desvisten.

Por segunda vez me topo con el Italiano. —Hola—lo saludo.

—Hola—Andrey se veía preocupado.

—¿Qué ocurre amigo? ¿Estas bien?

—Nada Emma, no me tomes importancia.

—Bien—no tenía porque obligarlo a decirme que ocurriría, si el hombre no me iba a decir no tenía porque presionarlo.

—Tengo que irme, nos vemos—me da un beso en la mejilla y se va. Lo veo marcharse para luego ir al ascensor. Marque el número 5 el piso donde está mi habitación.

Al llegar me dirigí a mi habitación.

Veo mi móvil y veo varias llamadas pérdidas de Carlos. Lo llamó—Hola cavernícola—contesta en el primer timbre.

—Hola simio.

—¿Qué tal la vida de casada?

—Es un asco, él es un maldito mujeriego.

—Si ya veras que cuando esto acabé encontrarás a un hombre que de verdad te valore y respete.

—¿Para que llamas? Se que no es solo para saber cómo estoy.

—¿Ahora no puedo llamarte? ¿Qué clase de persona piensas que soy?

—Puedes llamarme cuando quieras, pero siempre que llamas es para pedirme algo, así que habla.

—¡Tu me conoces mejor que yo!—¿Lo hacia? Pero el era tan predecible. —Bueno es que ahí va haber una carrera muy importante.

—¿Y que tienen que ver conmigo? —entre a la habitación—No. Espera. ¡No lo voy hacer! ¡No voy a participar en esa carrera!

—¡Por favor! Es una excelente oportunidad, además ganarás un montón de dinero.

—¿Me importa un carajo? No lo haré, pídeselo a otra persona.

—Bueno este bien—dice y suspira—le diré a Ben. El nuevito de las carreras. Que vaya en tu lugar y que compita en tu nombre, además tendrá el privilegio de correr con los mejores de cada continente y país, mi idea era mostrarles que tu eres la mejor del todas el mundo. Ya no importa tu no vas a correr después de todo.

—Aunque yo quisiera no pudiera correr, aquí no tengo ni mi moto ni mi auto.

—Eso es lo de menos , en unas cinco horas tu amiguita llega a donde te encuentras.

—Tu ganas, iré, ¿ahora ya estas contento?

—Lo estoy. Recuerda que tiene que ganar, no me falles.

—Obvio que ganaré, ¿con quien piensas que hablas?

—Ya vas tu de arrogante, mejor te dejó, tengo que ir a trabajar.

—Si adiós—cuelgo.

Y yo que pensaba relajarme toda ellos días de “vacaciones”. Voy a la ducha, iba a tomar un baño muy largo.

Una media hora después de estar en la relajada ducha decido salir. Buscó a Matías. Él no estaba, en su lugar estaba una nota encima de la cama.

Emma voy a salir con Andrey vuelvo mañana, ya que vamos a ir a una fiesta en la noche y sabes la rubia de la mañana besa muy rico.
Nos vemos “esposa”.

¡Maldito ogro de mierda!

Tomo mi móvil para escribirle un mensaje a Jazmín.

Para Jazmín:
Hola ¿a que hora vas a llegar al aeropuerto?

Envié él mensaje y buscó mi ropa para luego vestirme.

Jazmín:
Llegó a las siete y media la carrera es a las ocho. Me vienés a recoger. Te traigo dos regalos.

Para Jazmín:
¿Dos regalos?

Jazmín:
Me refiero a tu auto y a la moto.

Para Jazmín:
¿Auto? ¿Jazmín me podrías hacer un favor?

Jazmín:
Depende de que se trate.

Para Jazmín:
Pintar el auto y la moto de negros

Jazmín:
Esta bien. ¿No te gusta el color que tienen?

Para Jazmín:
Solo para evitar algún problema. Ya sabes por lo de boda Aiñ es muy reciente y por eso podría armarse cualquier escándalo y estaré acabada.

Jazmín:
Esta bien. Después de todo son tu auto y moto los que van a hacer pintados.

Guardo mi celular, tenia varias horas para dormir. Me recuerda en la cama y cierro mis ojos.





Me estiró en  la cama. ¿Qué hora es? No puede ser tan tarde. Tomó mi móvil y me fijo en la hora. ¿Las siete y cuarenta? Son las siete y cuarenta. Es… tarde. ¡Mierda la carrera! ¡Jazmín me va a matar! Me tire de la cama y buscó la ropa que habitualmente usaba para las carreras. Me meto a la ducha.

Me dicho lo más rápido que puedo al salir me pongo la ropa que ya había buscado antes. Buscó las tenis. Las encontró debajo de la cama. De último me maquillo; rubor, rímel y uso un labial rojo. Salgo de la habitación.

Veo la bandeja de mensajes, todos eran mensajes reportándome llamadas pérdidas de Jazmín y Carlos. Unos minutos después me llegó la dirección de la carrera.

Tomo el ascensor, minutos después ya estoy en la recepción y procedo salir. Un taxi se detiene enfrente.

—¿La llevó señorita? —dice el conductor sacando la cabeza.

—Claro—entre al auto y nuestro la dirección.

—Señorita no puedo ir a ese lugar.

—Solo acérqueme no es necesario que vaya hasta ahí.

—Como usted diga. —El viaje es tranquilo. Como quince minutos después el se detiene—. Hasta acá la puedo dejar, si sigue este camino llega rápido a su destino.

—Gracias—le doy el dinero y abajo del auto. No se cuanto tiempo pasa pero iba yo sola caminando sola, ya casi a las afueras de la ciudad que estaba al lado de la playa.

Harta me iba a devolver hasta escuchar música. Al acercarme me encontraba chicos ebrios, otros más o menos y claro no podía faltar la chicas con sus vestidos pegados al cuerpo, bien cortos que las hacen verse putas, sin contar las que ya lo son. Veo a mi amiga, lucia asombrosa con un short cortó y una camisa ombliguera y no podía faltar sus tacos de ¿diez centímetros?

—Hola Jazmín—dije al llegar a su lado. Ella solo me mira, se que esta enojada.

—Hola, ten tus llaves—me las entrega—procura la próxima vez no llegar tarde.

—Gracias—las tomo—lo intentaré, solo no te enojes no es para tanto.

—Tienes que irte, ya va a comenzar la carrera. El recorrido es; dar la vuelta por la playa entrar a la vía principal, esquivar todos los coches y volver aquí. Espero que ganes.

—¿Qué?

—Lo que oíste, la primera carrera es de autos—me ofrece una goma de mascar, la acepto—Si ganas además de ganarle al campeón del las carreras de acá, ganaras mucha plata.

—¡Que inspiración me das! Es hora, ya me voy—entro al auto y arrancó hasta la salida, donde habían muchos autos.

Al llegar me doy cuenta que soy la única mujer entre como muchos hombres. Se posa una rubia en centro de la carretera.

—Uno.—En mi cuerpo empieza a correr la adrenalina—Dos.— Acelero—Tres.—Arrancó no tomó la delantera, dejó que toda pase a mi lado quedándome de última para a ver como todos intentan estar de primero.

Al pasar por la playa aceleró al máximo, paso al primero, así le siguen varios hasta posicionar me en el primer lugar. Al llegar a carretera principal aceleró aún más, algún error que tenga muero al instante, esquivo varios autos, hasta llegar a la vuelta abajo un poco la velocidad apenas agarro la vuelta vuelvo a acelerar hasta que veo a las personas  abajo la velocidad, así llego a la meta ¡si señores vuelve la estrella!

—Parece que vino a seguir con su fama, de ser la estrella del lugar—dijo un hombre con  un micrófono, supuestamente estas carreras son las más grandes—Llega a demostrado que es mejor que todo el mundo, señores he aquí la leyenda viviendo. Estrella—varias personas llegan a mi lado.

Vuelvo a arrancar, no quería ser hoy el centro de atención. Al llegar al lugar que quería parqueo el auto, salgo del auto y veo a unos metros de mi ¿a Matías? Andrey y la maldita rubia de la mañana. El ogro sostenía la mano de la rubia, hacían linda pareja.

Aunque me tiene sin cuidado lo que Matías hace y deja de hacer. Les doy la espalda rápidamente. Si Matías me ve haciendo algo así sería mi fin.

—Dame ahora mismo el casco por favor—Jazmín me lo da, me lo pongo subo la visera para escuchar lo que me dice. Solos mis ojos son los que se pueden ver.

—Estrellita—dice alguien a mi espaldas, al darme vuelta veo a Andrey —Te pido una disculpa por lo de hace rato.

—¿Qué tendría que disculparte? No has hecho nada malo.

—Por lo que vistes.

—No se de que hablas.

—A Matías y a Carla tomados de las manos, lo siento. Matías es tu esposo y se que te debe estar doliendo saber que te hace infiel, es mi culpa.

—No hables por él. Él ya sabe que tiene esposa y tiene que respetar, no es tu culpa que eso este de mujeriego intentando llevarse a cualquier mujerzuela a la cama.

—¡Adrey! Por fin te encuentro—llega Matías y la rubia aún tomados de la mano. —¿Tú eres Estrella?

—Lo soy.

—Me sorprende que fuiste la primera en llegar antes que todo esos hombres—dice Carla.

—¡Cierto tu eres la campeona! Usaste la técnica de darles tiempo para observar a tus contrincantes y cuando te sentiste que estabas lista aceleras hasta el fondo.

—Si fue algo así, pero también le equivocas.

—¿Me equivoco?

—Si eso dije, que te equivoco—lo miro— me quedo atrás solo para que tengan confianza de si mismos para que piensen que son los mejores y cuando yo quiera los dejó atrás para enseñarles que mi nombre me queda—él ve directo a mis ojos azules.

—¿Estrella por qué no te quitas el casco? Todos queremos observar la cara de la campeona.

—Es hora de irte —dice Jazmín acercándose.

—Si viene la policía Jazmín huye con mi auto, no dejes que tenga que ir por ti a apagar una fianzas, ni mucho menos ir a pagar para que me devuelvan mi auto. Además te mato si le pasa algo a mi preciado auto—le entregó las llaves y ella las toma.

—Es algo obvio, no dejaré que me atrapan no soy tan tonta. Te cuidas en la carrera.

—Siempre lo hago. Me conoces—Me subo a mi moto—. Italiano ¿te reto a una carrera?

—No puedo negarme a eso.

—¿Puedo participar? —dice Matías. ¿Matías el gran hombre correcto en una carrera? No me hagan reír. Nunca me imaginé a Matías en un lugar así, ni mucho menos me lo imagine corriendo en una carrera.

—No Matías, lo siento, te cuidas.

—Pero…

—Ya se te olvido—le dijo el italiano interrumpiéndolo, Andrey estaba muy serio.

—No nunca podré olvidar eso, tenlo por seguro. Pero aún así…

—¡Nada de peros Matías! No voy a dejar que lo hagas. Cuida a Carla, nos vemos otro día.

—Esta bien.

El italiano sube a su moto de color Roja y nos dirigimos a  la salida con varios hombres y mujeres aparece una rubia la cual tiene un pañuelo blanco en las manos.

—Uno.—Mueve el paño y mi adrenalina vuelve—. Dos.—Aceleró la moto—.Tres—Todos a salen de la línea de salida. Repito en mismo proceso que hice en la de autos. Voy lento y dejó que todos los demás corredores paces a mi lado. Llegando a la playa aceleró la moto al máximo. Me topo a varias corredores hasta dejarlos atrás por completo. Así ganó nuevamente.

Al llegar a la meta veo que la policía. Veo como mi amiga ya se iba a lejano con mi auto a toda velocidad. Al parecer ella le había quitado la placa al auto, así no iban a rastrear las placas, yo solo cubrir la placa con mi chamarra, así tal vez les costaba dar conmigo o nunca lo harían. Estaba por dar la vuelta cuando mi mirada se centró en un Matías golpeado, parecía desorientados.

—¡Maldita sea! ¡Por qué hoy! —si el se quedaba aquí y lo atrapaban iba a salir en las noticias e iba a arruinar nuestra imagen—¡SUBE AHORA MISMO! —él se queda como estúpido, mirándome—MATÍAS SUBE O TE VA A LLEVAR A LA CÁRCEL—reacción y sube.

Aceleró hasta el fondo, no quería que alguna patrulla nos siguiera. Lo dejó a unas cuadras atrás del hotel para darme tiempo de llegar. Estacionó la moto dejó el casco y corro para entrar al  hotel subo el ascensor salgo y entró a la habitación le envió el un mensaje a Jazmín para que venga a recoger la moto. No quiero que Matías la vea.

En la habitación me quito la ropa que había usado para la carrera y la escondo en mi maleta, quedando en ropa interior, buscó un camisón blanco (del mismo color de mi ropa interior) casi transparente. Voy al baño por una toallita húmeda para quitarme el maquillaje, al quitarme lo tiro la toalla en el basureo. Corro a apagar las luces y me meto a la cama. Minutos después Matías abre la puerta y yo me siento de un brinco en la cama haciéndome la sorprendida.

—Discúlpame si te desperté—lo veo, los golpes se veían horribles.

—¿Pero que Diablos te paso?—le preguntó ahora si sorprendida.

—Nada—suspira.

—Eso te pasa por andar de pendejo con la Carla—dije susurrando.

—¿Qué acabas de decir? No te escuche muy bien me lo repites.

—Dije que como que nada, esas cosas no ocurren por arte de magia. Matías te vez horrible—me levante de la cama. Buscó un botiquín en mi maleta, al encontrarlo me acercó a Matías le tomó la mano y lo jalo hasta sentarlo en la cama.

—¿Qué vas a hacer?

—¿Qué más puedo hacer Matías? No ves lo lógico. Voy a curar tus heridas—me pongo al frente de él le hecho alcohol a un algodón y se lo paso por la ceja que tenía una pequeña cortadura, se queja y toma mi cintura, me separó de él—Mas vale que cuando vuelva estés aquí, voy a mojar un trapo para limpiar tu cara.

—No soy tan cobarde como piensas.

Voy al lavado mojó una toalla vuelvo a donde él me toma por la cintura limpio su cara y en la pequeña cortada de la ceja le pongo una cura y de un impulso beso su frente.

—Listo—dije restándole importancia a lo que acaba de pasar.

Toma mi cintura y pega sus labios a los míos, amo los labios de este hombre, son tan exquisito, que me gustaría besarlos todos los día pero él no me ama ni yo a él.

—Voy a ducharme.

—Si—me recuesto en la cama después de un rato el llega y se acuesta, yo por un impulso me acomodo cerca de él. Me hace sentir segura él se da cuenta y se acomoda cerca de mi y yo me acomodo mejor en su pecho hasta caer dormida.

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Hola.

Gracias por leer.

Nos leemos pronto.

🐼🐼

Obligada a ser tuya. En Edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora