Capitulo 6: Marcus

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—¡Déjala ir! ¡Ella no tiene ninguna relación contigo! —dijo Eva mientras llegaba al frente de nosotros. Esta cansada, sabía que había corrido para llegar hasta acá.

—Si Eva, ella si tiene relación conmigo.

—¿Disculpa? Ella no sabe quién eres, déjala empezó.

—¡Ya veo, ella no te dijo! —sonrió con malicia.

—¿De qué estas hablando? ¿Emma de que se trata esto?

—¡En serio discúlpame! ¡Yo no quería esto, lo juro! —dije apartando la vista de la suya, no tenía la valentía necesaria para verla a los ojos.

—Eva… Mi querida Eva. Las cosas son sencillas, ella hizo un trato conmigo.

—¿Tarto? ¿Qué trato? —dijo desorientada—¿Qué te iba a dar a cambio por tu ayuda?

—A Ella.

—¿Qué? —me miro, intentaba ver en mis ojos, que eso no era cierto, que yo nunca hubiera hecho eso. Lo sabía había metido la pata.

—Ella me pido una gran suma de dinero para competir en una carrera. Si ella ganaba me devolvía el dinero y si perdía con ella seria mi recompensa.

—¿Qué quieres decir?

—Que es completamente mía por esta noche. Eva te garantarizo que haré gozar de placer, tanto que gritara mi nombre cada vez que la penetre.

—¡LO SIENTO EVA! —le grite lo más duro que puede, pero a cambio solo ella me miro con asco.

—Déjala ir—lo miro retante.

—¿Qué recibiría yo a cambio?

—Yo seré tu premio, pero antes tienes que dejarla ir.

—Está bien—dice entre carcajadas—SUÉLTENLA—le grita a sus hombres y ellos acatan lo que él les dice.

Inmediato toman a Eva y la hacen caminar a la fuerza detrás de ese maldito.

—¡Joseph déjame hablar con mi hermana por favor! —le ruego.

—¡VETE A LA MIERDA! ¡LARGO ANTES QUE CAMBIE DE OPINIÓN! —la mire, ella me dio la espalda, sabía que estaba mal lo que había hecho, pero no podía ser las cosas más fáciles. No podía hacer más que salir corriendo de ahí.

Mi cuerpo no le quedan fuerzas y sabía que había corriendo demasiado en dirección contraía a la que ellos habían tomado. ¡Era una maldita cobarde! ¡Había abandonado a mi hermana!




Alguien me sacude bruscamente obligándome abrir los ojos. Lleve mis manos a la cara, me di cuenta que mis mejillas estaba húmedas. ¡Había estado llorando! Mire a Matías, él también me miro con mucha preocupación. Sin comprender la razón, mi cuerpo se mueve solo así que término abrazándolo. Era patético, pero sentí como si el mundo su hubiera detenido en es mismo instante.

—¿Que ocurre Emma? ¿Por qué gritabas?

—No es nada—me separe de él y sonreí—Solo era una absurda pesadilla.

—Es aún de madrugada y necesitamos dormir. Tranquila yo te cuidare mientras duermes—él me coloca con cuidado en su pecho y me acaricia la espalda, mis ojos se cierra pero no quiero dormir, temo que una pesadilla aparezca otra vez, así que intento mantener los ojos abiertos—. Tranquila hermosa prometo siempre cuidar y velar tus sueños—dijo aquella palabras y mis ojos se cierran me siento segura con él.






Me despierto, buscó con mi mano a Matías, al no en contarlo abro los ojos, era de esperarse, no somos nada para esperar que él despertara conmigo como los cuentos que me leía mi mamá cuando era tan solo una niña.
Tomó una toalla la dejó en un estante en el cuarto de baño, hago mis necesidades al salir me meto a la ducha me quito la ropa abro la llave y me meto en la lluvia artificial.

Al terminar de ducharme me cepillo mis dientes y salgo del baño.
Me visto rápidamente, mi estómago rugía comí un león, ya listas salgo de la habitación tomó el ascensor para abajar a el restaurante.

Al salir de la habitación me encuentro una escena, escucho fuerte y claro como se desprendía un pequeño trozo de mi corazón. Y no entendía el porque de eso.

—Contrólate Emma, no te tiene que importar nada relacionado con él—miro por última vez al ogro de Matías y a la rubia de ayer, todavía besándose. Camino con paso firme pasando al lado de ellos. En el restaurante me siento en una mesa yo sola.

—¿Que desea señorita? —dijo el camarero al llegar a mi mesa.

—Quiero una ensalada de frutas, sin fresa por favor y un jugó de naranja—este se retira y rato después vuelve con mi pedido.

Sin más que hablar alimento a mi estómago en paz y tranquilidad. Hasta que llega él con la rubia que a besado minutos antes, tomados de la mano. El ogro le ayuda a sentarse y después él se sienta.

—¡Maldito desgraciado! —digo entre dientes.

—¿Como amaneciste?—Pregunta el ogro que tengo por esposo.

—Bien—digo seca.

—¿Que te paso querida?—pregunta ella con vos supervisión chillona, la detesto.

—¡Que te importa hija de..!

—En la noche tuvo una pesadilla—me interrumpe.

—¡Pobrecita tu hermanita! —dijo ella con burla. No me importaría pintar con sangre estas paredes blancas.

—Estoy desayunado “hermanito” todavía no se si se han dado cuente que no quiero tenerlos aquí además deberías decirle a tu querida novia con vos de zorra que deje de joderme ya que después no respondo por mis actos—sonreí.

—¿No se podrían llevar bien? Todo sería más fácil así— ¡Que imbécil!

—¡Me estas jodiendo Matías!

—Si quieres yo mismo lo puedo caparazón, para ver si así deja de ser tan imbécil—dijeron a mi espalda, esa voz se hace conocida, volteo mi cabeza, al ver quien era, me levanto de la silla de inmediato y me tiro en los brazos de mi mejor amigo, el simio, y él empieza a dar vueltas conmigo en brazos al parar sonrió como una niña y el también sonríe.

—¡Simio estas aquí!

—Claro cavernícola no te iba a dejar sola y menos si ganaste...

—Era de esperase que no me dejarías—le interrumpí. Él se ha cerca para darme un beso en la mejilla.

—Él aún no lo sabe ¿cierto? —lo niego—Da igual de todos modos no venía por él. A las diez vengo por ti para ir a un lugar.

—Claro a las diez—él se va yo me vuelvo a sentar, veo a Carla y Matías.

—No sabias que tenías novio—la perra toma la mano de Matías.

—Soy casada querida—le sonrió, ¿como fastidiarle el día a Matías? Es dejarlo sin polvo.

—¿Con ese chico que vino? —estoy segura que si digo que es Carlos la estúpida me va a restregar a Matías en la cara.

—No Carlos no es tan imbécil como mi esposo.

—¿Imbécil? Se supone que así debes tratar a tu esposo. ¿Quién es tu esposo?

—Es un completo imbécil pero no le quita el hecho de ser muy guapo de unos intensos ojos azules como el mar.

—Se escucha como un galán pero te aseguró que nadie como Matías él es guapo y muy bueno en la cama.

—Supongo que son pareja, ¿Cuánto tiempo tiene de estar juntos? —Vi a Matías y este solo niega con la cabeza, tomo un poco de jugo.

—Llevamos mucho tiempo justos y nos vamos a casar —dice la rubia, yo escupo el poco de jugo que había tomado, me río como loca y recibo varias miradas reproche de la gente que está disfrutando su desayuno, Matías también lo hace.

—Sobre todo Matías se casará contigo—me levantó y me acerco a Carla y susurro—Además él esta casado conmigo—salgo de ahí y me voy directo a mi habitación.

Llego y veo la hora son las ocho de la mañana busco un libro en mi maleta, al encontrarlo salgo al balcón y me siento ahí lista para leer.




—Prometiste siempre estar ahí, Aarón.

—Lo sé, pero por favor entiéndeme.

—Es complicado. Me lastimaste, tus malditas palabras me dañaron, me lastimaste tú y tu maldito orgullo acabaron conmigo.

—Yo se que te lastime pero lo siento tanto yo solo quería protegerte por que te amo.

—¿Amor? Una persona cuando ama no lastima a la otra.

—Pero...

—Solo déjame—me fui solo por que me amo lo suficiente para saber que él no me hacia bien solo me lastimaba pero yo lo amo pero ya no puedo más...





Cojo mi móvil, veo la hora tan solo faltaban treinta minutos me levantó como alma que lleva el diablo. Corro a la ducha, me ducho lo más rápido que puedo.

Me visto como rayito velos. No era por presumir pero era jodidamente hermosa. ¡Que Matías se joda! Yo voy a disfrutar todo lo que pueda.
No iba a dejar que Matías arruinará mi día, si lo dejaba hacerlo sería una completa idiota.

Salgo de la habitación, tomo el ascensor. Ya en la planta baja del hotel, estaba mi mejor amigo.

—Wow quien eres tú y que hiciste a mi amiga—sonríe—¡te ves hermosa!

—Si lo se, pero vamos quiero alejarme de aquí.

—Tus deseos son ordenes—me ofrece su brazo.

—Vamos esclavo, te ordenó alejarme de esta cueva de ogros.

—Eres mala—dice serio—Pero tienes razón, ¡vamos de la cueva de ogros!

—Soy todo los que tu quieres, pero Carlitos tienes que aceptar que con todo lo malo del mundo ti me amas igual.

—Lamentablemente tengo que aceptar que es cierto.

Llegamos a su moto me da un casco y el otro él se lo pone, los subimos y el arranca a toda velocidad.

Después de ese extremo paseó en moto llegamos, al porque de diversiones y nos encontramos con mi mejor amiga, la cual tenía una buena compañía un chico hermosamente bueno. Y la novia de Carlos, Andrea y por arte de magia también estaba Jack.

—Hola—Salude y me acerqué a Jack—¿Quieres ser mi cita hoy?

—¿Qué hay de tu novio?

—Ese es un patán y poco hombre—Carlos se acerca a Andrea y deja un tierno beso en sus labios.

—Ya veo, entonces encantado seré tu acompañante hoy se—se me acerca amenazante y me da un beso en la comisura de mis labios.

—Eso no me gustó—enrolló mis brazos en su cuello y lo beso, sus labios son algo grueso, dan ganas de morderlo y lo muerdo. Él gime—Me gustan tus labios.

—Te dejaré probar mis labios las veces que quieras—toma mi mano.

—¿Qué tengo que darte a cambio por probar tus labios las veces que quiera? —acepte su mano, empezamos a caminar.

—Tiene que pase la noche conmigo—me de tuve

—¿Quieres sexo?

—No. Quiero una cena contigo, ver las estrellas y hablar de muchas cosas—eso es muy romántico.

—¡Quiero eso! Es un trato—llegamos a la heladería.

—¿Quieres un helado?

—Claro, de chocolate por favor—le digo y el sonríe. El hace el pedido, después de unos minutos el señor nos da los helados.

—Ven vamos a sentarnos en aquella banca—seguimos tomado de las manos, al llegar me suelto de él y me siento a comer mi helado.

—Emma se que estas casada me lo dijo Jazmín...

—¿Por qué conoces a Jazmín? —no lo dejó termina. Quiero saber que tipo de relación tiene Jazmín con Jack.
—Jazmín es mi hermana—¿Jazmín tenía hermanos?

—No sabia que tenia hermanos.

—Si tiene, pero ella desde muy joven se alejo de nuestra familia, es por eso que no habla de nosotros. Ella me dijo que te obligaron a casarte ¿es cierto?

—Creo que “obligaron” no es la palabra correcta, pero fue algo así lo que pasó.

—A mi no me importa, quiero estar contigo, me resultas una hermosa compañía, te haré disfrutar este día al máximo antes de dejarte ir con ese monstruo que tienes por esposo.

—Es un ogro.

—Monstruo y ogros vienen siendo lo mismo.

—Si pero Matías es un ogro.

—De todos modos lo que quería decir lo entendiste, así que dejamos de lado al ogro de tu esposo.

—Lo que puedo decirte es que no te enamores de mi, soy casada lo siento—lo dije bromeando, pero el me miro cierto, creo que no lo entendió—. No quiero lastimarte, eres muy dulce pero no podre corresponderte.

—Lamento decirte que ya e caído rendido a tus pies, no sirve de mucho ya tu consejo.

—Eres todo un galán, ¿así las conquistas a todas?

—No sólo a ti, eres especial—me sonríe—¿Quieres subir a un juego?

—Claro, andando.






Ya estaba lista para ir al bar con Jack y los otros.
Estaba abajando en el ascensor lleva un vestido corto de color rojo con escote en uve tacones rojos y maquillada lista.
En la puerta del ascensor estaba Jack y Carlos esperándome.

—¡Te ves muy hermosa! —me acerco a Jack y lo beso.

—Vamos.

Salimos del hotel y nos subíamos al coche Jazmín arranca y acelera como en veinte minutos estamos en el bar, Carlos va a pedir unos tragos.
Trae una botella se tequila y sirve vasos menos él.

—¿Por que Carlitos no va a beber?

—Yo voy a manejar de regreso y si no quieren morir es mejor que yo no tome.

—Si es mejor que no bebas—Andrea le dio la razón, empezamos a beber.

Después de veinte minutos ya estaba borracha pero no tanto como los otros tres.

—¿Vamos a bailar? —me pregunta Jack.

—Si vamos—Toma mi mano y caminamos a la pista de baile y empiezo a moverme sensualmente.

Sus manos se posan en mi cintura. Me hacerlo a su rostro para darle un beso en los labios. Pero alguien me separa bruscamente de los labios de Jack.

—¿Por qué mierdas te estas besando con él?—¿Por qué no se joden todos y me dejan en paz?

—Porqué se me da la gana—me toma de la mano y me saca del lugar casi arrastrándome—¿Joder cuál es tu puto problema?

—Tú eres mi puto problema—se veía muy enojado. —¿Cuál es tu auto?

—Que te importa—me volvió a jalar a un auto negro, me metió a la fuerza.

¡Maldito Matías! Solo él tiene que arruinarlo todo. ¡Esto ya no es divertido!

Él también entra y arranca a toda velocidad sin el cinturón puesto.

Una lluvia de recuerdos llegan a mi mente.
Recuerdo claramente a él conduciendo sin el cinturón y yo discutiendo que se lo pusiera.

No me hacia caso, estaba tan enojado conmigo. Yo solo quería que no le pasará nada.

El auto fue golpeado por otro auto, mucho más grande que el de nosotros. Recuerdo como el auto salió volando, él fue expulsado del auto, no llevaba algo que lo sujetada a este.

Estaba aturdida por el golpe, mire como estaba, me dolía mucho mi pierna, la cabeza igual, algo se había incrustado en mi vientre, me dolía y sangraba, además de todo eso estaba de cabeza. El auto después de dar algunas vueltas había quedado volcado.

Lo busque, lo vi a unos metros, algo lejos de lo que yo estaba. Intente soltarme, se me complicó bastante pero lo logre. Al caer estaba segura que el objetó de mi barriga se incrustó aún más.
Sentí un dolor muy fuerte, no sabía que iba a hacer de mi, después de esto.  Me arrastre, lo que me importaba era llegar a su lado, estar con él.

Se escucho una bocina a lo lejos, mis ojos buscaron de donde provenía el sonido. El auto no abaja la velocidad, lo que hacia era ir más rápido. ¡El maldito loco quería matarlo! Pasó como un loco encima de él. Pringándome de sangre, de su sangre.

Sentí tanta impotencia, no podía ir a su rescate, en los pocos segundos que le quedaban de vida estiro su mano y me sonrió, me pareció leer en los labios, un te amo antes que fuera frutalmente asesinado, yo no podía ir a coger su mano, él murió. Después ya no recuerdo más.

Vuelvo a la realidad Matías sigue sin el cinturón, yo no me había percatado que estaba llorando y temblado, ¿tenía un ataque de pánico?

—Marcus—susurro—Matías—vuelvo a susurrar—¡MATÍAS DETENTE! —ya la presión en el pecho no la soportaba, me estaba matando. Él posa su mirada en mi—¡JODER PARA EL PUTO AUTO!—ya no podía más.

Él baja la velocidad y se detiene a un lado de la carretera. Me miro con lastima. ¿Por qué el tenía que verme en este estado? Matías se recosto al volante, suspiro, parecía que intentaba calmar su enojo. Intente hacer lo mismo, pero mi mente me jugaba conmigo y me torturaba con cosas del pasado, que nunca quería volver a recordar.

—Aléjate—no hace caso e intenta abrazarme—no me toques—se separa y vuelve arrancar el coche—ponte el cinturón—él lo hace y volvemos a la carretera minutos después ya estamos en el hotel.

—Emma yo… lo siento— me levanto del asiento sin verlo, cierto la puerta detrás de mi y camino hacia el ascensor. Se que todos mi están viendo, se que lo hace. Al llegar a la habitación voy al baño.

Tomó toallitas desmaquillantes y las paso en mi cara.

¡Dios por qué me pasa esto! ¿Por que tenían que pasarme esto? Mis piernas empiezan a perder fuerza , caigo al suelo.

—¡Soy tan inútil! ¡Dios Emma que fracasada eres! —unas pequeñas lágrimas se me escapan—. Tenías que ser fuerte.

¿Por qué tenía que recordarlo a él? Todavía después de muerto pretendes hacerme tanto daño. ¡Marcus solo deja de atormentarme en cada paso que doy! ¡Quiero ser libre de ti, de tus recuerdos! ¿Por qué es tan difícil esto?

Tocan la puerta del baño—¿Emma estas bien?

—¿Qué te importa? Déjame sola.

—Voy a entrar—dicho y hecho el abre la puerta del baño. —Dios Emma levántate del piso.

—¡Dejame! ¡Largo!—sin importarle lo que le digo él se ha cerca y se agacha quedando a mi altura—. Alejate de mi—le susurro.

Él sin tomarle importancia a mis palabras él. No se en que momento mis lágrimas se hicieron más pesada. Yo también lo hago. Abrazo a Matías y lloro en si hombro.

Ya no resisto mas dolor. Marcus me destrozó, yo fui fuerte, lo soporte todo pero ya no podía más con este dolor, me sobrepasa. Matías fue la última gota que derramo el vaso, Marcus se fue y yo todavía no lo olvidaba, mi corazón se negaba rotundamente a dejarlo ir pero Matías era la única esperanza que tenia para sobrevivir pero el se encargo de tirarlo a la mierda.

—Quiero irme a casa—le dije aún en sus brazos.

—Nos iremos si eso quieres preciosa —Marcus solo Marcus me decía así, volvía a llorar.

—No me llames así por favor—el volvió a abrazarme como si fuera una muñeca de porcelana que no quiere que rompan, pero él no sabe que ya estoy rota.

—Está bien hermosa—se separa de mi—Emma tienes que dormir—me alza en sus brazos estilo princesa y me lleva a la cama. Me debiste, me daba igual si me ve así fue a la maleta y trajo una camisa de él y me la pone me recuesta y me cubro con la cobija.

Lo sigo con la mira hasta que desaparece en el baño.

Miro el techo. Después de unos minuto el aparece, ya cambiado, si acababa de duchar. Se a cerca a la cama.

—Hermosa no puede dormir así—me ayuda a sentarme. El se sienta detrás de mi. Empieza a cepillar mi cabello, al terminar de hacerlo, me hace una trenza—. Listo—se levanta y yo vuelvo a costarme. El hace lo mismo.

Le di la espalda. Él me abraza—. Lo siento no quería que las cosas pasarán así. Soy un patán. Nos quedamos así, en posición de cucharita.

¿Que estoy haciendo? Me estoy enamorando de él. Se que no lo puedo hacer, si eso llega a pasar lo pondría en peligro y terminaría como Marcus y no quiero lo mismo para Matías, no quiero. Te estoy empezando a querer  y eso me da miedo, miedo a perderte, miedo a lastimarte, miedo a que no me quieras, tengo tanto miedo, pero lo que me da más miedo a que te vayas de mi lado. Te llegue querer más de la cuenta.

Me pregunto si tu también me quiere.

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¡Hey gente!

Espero que este capítulo sea de su agrado. ¡Gracias por leer!

🐼🐼


Obligada a ser tuya. En Edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora