Capítulo 22: Primer asesinato

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¿Qué era el amor?

Esos sentimientos que invaden a ti corazón, que hacen que piense todo el día en esa persona, que no duermes, que tienes unas mariposas en el estómago por él.

Yo tenía bien claro a quien amaba y aseguró que no era él. Él hombre que amo era correcto, un poco gruñon. No sentía mariposa en el estómago, sino elefantes, miles de elefantes haciendo un tipo de danza donde yo era la víctima de todo esto. No era experte en saber exactamente el concepto o el significado de que era el amor.

Hasta se puede decir que desde meses a su supuesta muerte lo deje de amar, era el sentimiento de culpa el que no me dejaba ser libre. Saber que yo estaba ahí y no pude hacer nada. Tantas veces lo llore, recordando las cosas linda que tuvimos en los momentos donde eramos felices, tantas cosas que vivimos pero se fueron cuando él se murió. Mi vida no fue tan trafica pero, solo era vivir a lo máximo, nunca me importo cuantas personas deje a tras, siempre fui yo, nunca me importo tener enemigos. Pero la vida, mi vida dio un giro de 180 grados, sin más me devolvió todas las cosas que hice con una persona inocente, con Madison.

Pero ya no más, era el día que tenía que dejarlo todo. Abandonar mis sentimientos, ser quien realmente en realidad era, volver a ser yo, volver a construir aquel muro de hielo que había en mi corazón.

Perder mis emocienoes, como ya lo habia hecho antes, nada iba a impedir hacerlo. Tenía que, era mi deber hacerlo.

—Emma necesitas descansar, desde que te enteraste no has descansado.

—Estoy bien solo necesito encontarla si no lo hago moriré de preocupación.

—Lo aremos pero te necesito con fuerza y ahora te ves como una mierda.

—No me ire—lo mire desafiante—si no me voy por ella no me moverme de aquí.

—Bien tiempos desesperados mediadas desesperadas.

Dicho esto mis amigos empesaron a intentar acordarme, Victoria estaba detrás de ellos con una jeringa.

No me dejaba que me acorralaran tan fácil, pero mi cuerpo estaba lo suficientemente cansado que ya no podía más, poco a poco las fuerzas me abandonaron y caí rendida ellos aprovecharon y me inyectaron ese líquido.

Martín me tomó en brazos y me llevó a un lugar, mi vista era  borrosa, mi cuerpo era cada vez más pesado hasta que mi vista se volvió completamente negra.


























Era un vacío escuche unos sollozos a la distancia, los segui. Una casa blanca enorme, conocía esa casa y está segura que no podía ser cierto esa casa ya no existía yo me había encargado de acabar con todo ese recuerdo que destrozo tanto mi vida.

Camine hasta la entrada, abri la puerta, todo estaba tal como ese día, cambie por el pasillos hasta las escaleras, subí por ellas, a paso lento regrese a donde nunca pensé hacerlo, y ahí estaba él, con su maldita novia, y ella atada como en maldito perro de manos y pie, su vista estaba en el suelo y unas pequeñas lágrimas recogían sus mejillas tan blancas como una hoja de papel.

Tan solo era una niña de cuatro años aquien se le fue arrebatado todo. Sus padres porque haría eso tan vil, no entendía porque ellos no la amaban porque ella era más que un estorbo a quien podían maltratar.

Grite como loca nadie me podía escuchar, llore junto a esa niña tan pequeña, me odie por no haber echo nada por ayudarla, saber la verda me desgarran el alma. Tan inútil e inservible era más que una perra sin sentimientos.

Yo decía que la amaba y la deje junto a la mierda de familia que tenía, no podía ser nada más que recordar ese momento cuando me ataron a su lado y me suplico que me la llevará, que no la volviera dejar junto a ellos, se lo prometi.

Obligada a ser tuya. En Edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora