14/07/2018
Miro hacia los alrededores y solo veo cuatro paredes blancas de hospital. 79 años viviendo y acabo cumpliendo mis 80 en una cama. Algo deprimente sin duda alguna.
Llaman a la puerta y por ahí veo entrando a uno de mis hijos con mi nieta y bisnieto.
—Mamá, ¿cómo estas? —se acerca a mí Raúl y me da un beso en mi vieja mejilla que tantos besos ya recibió.
—Tirando—sonrío.
—Abuela—se acerca ahora a mí mi nieta Elena, mi hermosa Elena. Ya siendo una mujer de 30 años alta, madura e inteligente. Tiene el pelo castaño al igual que sus ojos y una perfecta tez blanca—Manuel no tardará en llegar pero te lo quiero decir ya. Estoy embarazada de nuevo—sonríe entusiasmada.
Miro al niño que tiene en sus brazos. Solo tiene 4 años pero ya se ve que sacó los genes de su madre.
—Enhorabuena cariño—estiro mi brazo aunque tenga una intravenosa puesta y le aprieto el brazo.
—Si es una niña, se llamará Adela, como tú—sonríe, a mí se me saltan las lágrimas—si es un niño será Rubén, como el abuelo.
—Eso es muy bonito de tu parte Elena—le sonrío y ella le deja a Gonzalo a mi hijo para darme un abrazo.
—Pero te tienes que poner bien y salir de aquí para poder ver cuando nace—le veo los ojos brillosos. Es mi viva imagen de cuando tenía su edad. Tan intrépida y soñadora, tan valiente y decidida.
—Lo intentaré cielo—le acaricio su mejilla quitándole una lágrima.
—Ven Gonzalo, dale un beso a tu bisabuela—coge a su niño y me lo inclina en la cama para que lo haga. Él lo hace.
—Este niño es la imagen de su madre—le digo a Elena.
—Lo sé—lo coge en brazos y deja que él se le abrace al cuello—Me voy, luego vengo a verte. José Antonio me espera abajo—ese hombre es su marido. Un gran hombre también.
—Bien. Adiós cariño —me da un beso y se va con su hijo.
Me paso un rato hablando con Raúl hasta que entra mi otro nieto, Manuel con su mujer Victoria y sus dos hijos Alejandra y Samuel.
—¿Cómo estás abuela? —se sienta a mi lado.
—¿Cómo se puede estar en un hospital empotrada a una cama? —le respondo con una pregunta y él sonríe.
—¿Qué tal los resultados de la prueba que le hicieron? —inquiere esta vez Victoria acercándose a Manuel y poniéndole las manos sobre su hombro. Yo era como ella cuando era joven con Rubén.
—Se lo dan mañana—contesta Raúl por mí.
Miro hacia un lado y veo a Samuel y Alejandra discutir por lo bajo por la única silla que hay en la habitación. Yo también discutía de esa forma con mis hermanos, así nadie se enteraba.
—Mañana es tu cumpleaños abuela—llama mi atención, de nuevo, mi nieto—80 años ya, ¡qué vieja!—sonríe esperando mi contestación.
—Procura tú de cuidar esos 36 años que yo ya viví toda una vida y tú no—le doy un manotazo en la mano y ríe.
Al llegar la noche, me quedo sola. Todos se fueron a sus hogares con sus familias.
—Adela, hoy ha tenido un día movidito ¿no? —veo como Juani va cerrando las cortinas para que mañana no me despierte la luz del sol.
—Sí, estuve muy solicitada—la miro moviéndose de un lado a otro mirando todas las máquinas que me rodea, con tanta vitalidad.
—Me ha contado un pajarito que mañana cumple años ¿no? ¿Cuántos cumple? —anota algo en una libreta.
—80 años ya—sonrío melancólica y ella me mira bajando su carpeta.
—Esos son muchos años ya—se acerca a mí y empieza a tumbar mi cama—Seguro que fue una vida maravillosa y todavía le quedan muchos años más maravillosos.
—Tienes razón en decir que mi vida fue maravillosa. Puedo morir tranquila al decir que viví plenamente y feliz—me acomodo en la cama.
—Seguro. Buenas noches Adela. Si necesita algo, pulse el botón—apaga las luces y cierra la puerta.
Cierro los ojos e intento recordar mi vida pero sin saber que iba a ser tan literal.
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80 días
Teen FictionEl tiempo puede ser considerado algo poético para muchos autores, puede resultar una pesadilla para aquellos que quieren conocer el secreto de la inmortalidad pero no lo hacen, puede ser un alivio para los que desean que ciertos momentos pasen un po...