13/07/1947
Termino de vestirme con el vestido negro que me dejó mamá sobre la cama. Al mirarme al espejo se demuestra que pasé toda la noche llorando. Tengo la nariz roja como si de Rodolfo el reno me tratase y los ojos igual de rojos e hinchados. Lágrimas se acumulan de nuevo en ellos.
—Adela. Tenemos que irnos —asoma la cabeza por la puerta de mi habitación Laura. Salgo sorbiendo por la nariz y ella lleva a la pequeña Natalia en sus brazos. Al llegar abajo veo que Javi sostiene a Mauro.
Toda mi familia va vestida de negro y es que es un día de desgracia. Veo a mi madre con un mantoncillo cubriéndole el rostro, pero sé que llora. Cuando salimos a la puerta de la casa puedo ver varios militares y a mi hermano Juan siendo consolado por Vanesa y a un lado su mujer, Teresa, con un carrito para bebés.
Juan se aleja de Vanesa y veo como Teresa le dice algo a la chica con mala cara. Mis hermanos se unen, también Isaías para llevar el ataúd con varios militares. Todos caminamos detrás de él en silencio.
Llegamos al cementerio y un sacerdote empieza a dar la misa. Hay pocos allí que no lloran.
—Ahora Francisco Muñoz dirá unas palabras en honor a Jorge Muñoz —dice el cura antes de que mi hermano se acerque a donde estaba.
—Mi padre era un gran hombre —sorbe por su nariz y yo aprieto con fuerza la mano de mi abuela —Excelente militar, marido y padre —remoja sus labios y suelta un suspiro pesado —La verdad es que no tengo mucho preparado para hoy. Solo tengo que decirle que abandonó a su familia y que eso lo hizo un hombre egoísta. Pero todos te queremos y quedarás por siempre en nuestras memorias —hace silencio y nos deja ver que no tiene más que decir.
Me acerco a la tumba y le doy un beso en la madera antes de depositar un clavel sobre él. Mi hermana y madre imitan mi acción. Lloro en silencio mientras veo como esa caja es enterrada con el cuerpo de mi padre en él.
—No entiendo por qué lloras perra —no me giro pero reconozco la voz de mi madre hablando. Personas se nos acercan a dar el pésame y mi madre se alejó un momento.
—Tú no amabas a ese hombre, yo sí —escucho la voz de otra mujer más joven.
—Él me dio 6 hijos. Creo que sí nos amábamos.
—¿Estás embarazada? —chilla esa mujer.
—Desde luego —me giro a ver y veo como mi madre sonríe con orgullo ante la destrozada mirada de una joven rubia.
—Estoy casi segura que ese ser no es suyo —afirma dolida.
—Nadie podrá comprobarlo ahora —veo como mi madre sonríe y se aleja. No sabía que mamá estaba embarazada de nuevo.
Observo como esa mujer se pone a llorar y camina saliendo del cementerio. Quiero ir tras ella para preguntar pero sé que no estaría bien.
Mi madre se encierra en su cuarto cuando llegamos. Yo me planteo si mi madre es realmente como se muestra conmigo...
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80 días
أدب المراهقينEl tiempo puede ser considerado algo poético para muchos autores, puede resultar una pesadilla para aquellos que quieren conocer el secreto de la inmortalidad pero no lo hacen, puede ser un alivio para los que desean que ciertos momentos pasen un po...