II

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Soo

Dejé mis zapatos en la cómoda de la entrada sustituyéndolos por las pantuflas blancas de rayas rojas que mi madre me había regalado.

Corriendo, atravesé toda la sala hasta llegar al cuarto dejando un rastro de gotitas de agua. Me quité toda la ropa mojada y sólo mantuve el suéter que aquel extraño me había brindado. El suéter era tan cómodo y largo que podía taparme unos centímetros debajo de donde terminaba mi ropa interior.
Anduve por todo el departamento con aquel suéter, parecía haberse convertido en mi segunda piel. De verdad que me sentía cobijado.

Regresando al tema de todo lo que se mojó, recordé que mi mochila también había padecido conmigo; saqué mis libros con cuidado para no maltratarlos y los puse sobre la mesa del comedor, en seguida sonó el timbre y despavorido salí a abrir la puerta. Yo estaba confiado en que sería Baek quien estaría tras de la puerta pero vaya sorpresa...

—¿Se te volvieron a olvidar las llaves, así como se te olvidó que nos veríamos en el estadio?—

Abrí la puerta y preparé mis ojos fulminantes, dispuesto a atacar a utilizar una arma de doble filo, la resignación y a la vez el rencor... bueno no tanto.

— Se que te ofendí pero...— mis piernas flaquearon, mis pómulos se tornaron carmín y mi voz se entre cortó.

—Disculp...— la persona que estaba detrás de la pierna no había terminado la frase cuando comenzó a escanear mi apariencia de pies a cabeza, atónito.

Muy apenado le cerré la puerta en la cara, corrí hacia el cuarto pero aquel rastro de agua que había dejado momentos antes cobró intereses haciéndome resbalar a la mitad del camino.

—¡Ahhh!— exclamé de dolor. Al chico sólo le bastó aquel quejido para irrumpir en el departamento buscándome de inmediato.

Yo aun permanecía en el suelo cuando escuché aquella voz que se me hizo familiar. Él se puso de rodillas y asustado balbuceó:

—Oh por Dios, ¿estás bien?— inspeccionó mi cuerpo en búsqueda de alguna lesión. No respondí y me mantuve callado, de nuevo.

—Por favor, necesito saber que estás bien, aunque sea levanta tu pulgar— traté de levantar el pulgar pero un intenso dolor proveniente de mi brazo derecho provocó otro quejido ruidoso.

—Vamos, levántate— dijo con prisa.

—¡Vamos! , ¡te tengo que llevar al hospital!— abrí más los ojos, la vergüenza que en ese momento sentía no me permitía moverme ni un sentimiento logrando fastidiar un poco al intruso.

—Bien, te llevaré cargando.

Metió su mano derecha en mi espalda y la izquierda por detrás de mis rodillas con suavidad, se puso de pie y atravesó la puerta. Bajó las escaleras y pidió un taxi todo sin soltar ni un poco mi atrofiado cuerpo.

—Al hospital más cercano por favor— gritó mientras me acomodaba en el asiento trasero.

Llegando al hospital, lo primero que hizo fue dejarme sentado en la sala de espera y buscar una enfermera. El dolor iba incrementando al pasar el tiempo así como el tono morado en mi muñeca.

—Necesitas decirme tu nombre y a quien debo llamar para avisar.

—Do Kyungsoo, a mi compañero de cuarto Baekhyun— dije mientras estiraba con fuerza el suéter para cubrir mis piernas. Cierto, aún tenía puesto su suéter, vaya día.

Pasado todo el trámite y las revisiones en rayos X, el médico determinó que tenía una fractura distal del radio. Además, me dió a escoger mi método de resolución: cirugía o escaloyar mi brazo; el costo de la cirugía era un gasto que mis padres y yo no podíamos solventar, por ende, decidí enyesar mi brazo.

Dear Neighbor  [Kaisoo fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora