Mi niñero

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Mientas que sus manos se encargaban de brindar delicadas caricias en mi cintura y espalda, inconscientemente subí mis manos, y las coloque detrás, de su cuello. Sin soltar el vaso, con una mano jugaba con el cabello de su nuca, el cuerpo de Christian me aprensaba contra la barra.

Ladeaba aun más su rostro, al lado contrario que yo para darle mayor profundidad al alucinante beso. Sin previo aviso su carnoso miembro (Su lengua) entro en mi cavidad, para recorrerla por completo. Nuestras anatomías se acoplaban perfectamente, parecían dos piezas de rompecabezas que encajaban exacto.

Nuestros pechos se expandían y contraían al ritmo de nuestras ahora aceleradas respiraciones, Comenzó a jugar con el borde de mi blusa sin despegarse de mis labios, pero al sentir la tibia piel de sus manos en contacto con la delicada piel de mi espalda, desperté de la hipnosis en la cual sus labios me habían hecho caer, provocándome soltar de golpe el vaso de cristal que tenía en mis manos, causando un estruendoso sonido al chocar contra el piso.

Sobresaltado Christian volteo para ver que había sido, al solo encontrarse con los cientos pedazos de cristal en el piso, volvió a girar para continuar en lo que estábamos, pero rápidamente me aleje. Me miraba extrañado como esperando respuesta por mi accionar

—Y… yo… yo…— por más que trataba de formar una oración coherente me era imposible, así que opte por salir corriendo, bueno tal vez no corriendo, pero inmediatamente salí de la cocina.

-¡Pero qué hiciste!- me reproche en mi mente cuando llegue a mi habitación.

– ¡Apenas lo conoces y ya te besaste con él!- me lance a la cama mientras que me regañaba mi voz interior.

—Pero es que… ¡Dios! sus labios… sus ojos…— me defendí con muy malos argumentos

- ¡Eso no basta!- me volví a gritar.

—Hay no ya hasta me estoy volviendo loca…— susurre ya que un ahora eran demasiadas las voces que me gritaban que había hecho mal.

No podía dejar de pensar en lo sucedido, la mitad de mi se arrepentía, ya que con eso había demostrado debilidad, pero el otro cincuenta por ciento no se arrepentía en lo absoluto.

Me desperté más temprano que de costumbre, no quería toparme con Christian, así que rápido me duche y elegí esto: (http://pinkunicorn-4ever.polyvore.com/) faltaba media hora para el colegio, así que llame a Catlin.

—Cait… en cinco minutos llego a tu casa…— le dije cuando contesto el teléfono.

— ¿Por?— me pregunto riendo sin entender.

—Tengo que contarte algo…— le dije acelerada mientras caminaba hacia mi auto, lo encendí y salí de la casa a buscar a Catlin.

Después de otros cinco minutos Catlin bajo ya lista y entro al auto.

— ¿Y ahora que paso?— me pregunto en el camino.

— ¡Catlin!— alargue mientras tomaba mi rostro entre mis manos con desesperación

—_______ (tu apodo)… me estas asustando…— rio — ¿Qué hiciste?— Respire profundo

—Yo… yo…— tartamudee —Christian y yo nos besamos…— le dije mientras trataba de abrir el casillero.

— ¡¿Qué?!— Grito entre sorprendida y emocionada.

—Cait…— alargue.

— ¡Te lo dije! ¡Ya sabía que tu y el terminarían en algo!— me dijo feliz.

— ¡No Catlin! ¡No estamos en ‘algo’!— le conteste.

— ¿Cómo? ¿Entonces qué paso?— me pregunto sin entender.

Novelas De Christian OrdazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora