Enamorado de mi "Hermana"

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-¿Y cómo te fue? -pregunto mirándolo fijo. Christian soltó el aire que retenía. 

-Ahora estoy pero que antes -admitió- no tuve solo sexo con ella, le hice el amor -tomo otro trago de su cerveza y miro a Eduardo, este sonreía- ¿Por qué sonríes? -El negó.

-Por nada -Tomo de su cerveza. Parecía estar pensando en algo. Christian fruncía el ceño hacia su amigo. 

-¿Que te traes Eduardo? -pregunto molesto- ¿Te estás burlando de mi? ¿Es eso? -Eduardo negó y miro a su amigo. Le sonrió maliciosamente. 

-Es que ya imaginaba que estabas muy loco por tu hermana -Christian se tenso. Abrió un poco la boca sorprendido- ¿Pensabas que no lo sabía? -Christian trago- Eso de que la cuidabas demasiado me parecía muy extraño. Eras muy celoso, preferí ignorarlo hasta anoche cuando vi que le dabas las pastillas -Sonrió hacia su amigo.

-Pudo haber sido cualquier pastilla -contestó nervioso. Eduardo negó.

-Vamos, no trates de confundir las cosas. Esas pastillas eran las que te di, era el mismo frasco y no me engañas.

-Pero... -Christian estaba pálido. Eduardo lo sabía, los había visto. Ahora estaba perdido. 
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-Tranquilo Bro.-. No se lo diré a nadie, eres mi mejor amigo y yo no soy marica. Ya te lo dije. -Christian parpadeo incómodo y volvió a tomar de su cerveza. Esta vez lo tomo todo de un trago. ¡Demonios! Estaba tan avergonzado y arrepentido. Era un idiota.

-Es solo que... -no sabía que decir, su amigo lo miraba fijo y sonreía, eso lo ponía nervioso. 

-No tienes que darme explicaciones. Es obvio que la amas, he notado como la miras. -lo miro. ¿Tan obvio era? ¡Maldición! Debía de cuidarse más.-solo quiero que me digas como te fue.

-Pues bien -Eduardo lo miro divertido- está bien, fue genial. Nunca antes me había sentido de esa manera. Siempre solo lo hacia una vez, raras veces hasta dos -lo miro- pero con ella lo hice tres veces y me dejo con ganas de mas -le dieron otra cerveza- ahora me siento como una completa basura -confeso- no puedo mirarla sin evitar excitarme como un idiota. -volvió a tomar.

-Christian ¿Por qué no le dices lo que sientes? -Christian lo miro de una manera como preguntándole ¿me estás hablando enserio? Eduardo se escogió de hombros.

-No puedo hacer eso. Ella no siente nada por mí, y esto solo hará que no pueda verme más. 

-No lo sabrás si es que no lo intentas. -Christian suspiro- se que no te dije antes esto pero... Pero la droga que te di no las hace excitar si es que no quieren hacerlo. -Christian no comprendió- ella realmente sabia que lo estaba haciendo contigo Christian -él se tenso.

-¿Qué? ¿Entonces lo recuerda? -Pregunto nervioso. Su amigo negó.

-No me entiendes - lo miro serio- ella quería acostarse contigo, esa droga solo le dio la posibilidad de no pensar en nada más. Y no, no lo recuerda. Quizás sueñe con eso, pero pensara que solo es eso, un sueño. Yo creo que ella también siente cosas por ti -Christian de pronto se sintió Feliz, desesperado y frustrado. No, eso sería una locura.

El aroma de su cabello lo hacía desearla, pero no podía apartarse de ella. Necesitaba estar con su hermana de nuevo. Apretó los ojos con fuerzas y pego su cabeza al respaldo del sofá. Tenía que controlarse, pero no podía. Hace unos minutos estaba llorando mirando aquella película. Y ahora se encontraba de nuevo excitado por su hermana. Qué ironía, pensó. 


Se miro hacia abajo. Esperando que su hermana no despertase. Se puso a recordar la tarde con su amigo Eduardo. El ya lo sabía todo y por una parte se sentía mejor. Le había prestado a una amiga minutos más tarde, pero él no había podido acostarse con ella. Solo pensaba en su hermana. Y le daba asco aquella extraña. Así que decidió volver a casa. 


La alzó en brazos y subió a su habitación, la dejo en su cama. Se había dado cuenta que la casa estaba muy limpia. Quizás su hermana lo había limpiado sola. Suspiro. Era un maldito. Se acerco a ella para darle un beso en la frente. Pero vio sus labios.


Christian sintió aquella necesidad de probarla. Cada vez era más intensa y difícil de controlarla. 


Se acerco a ella y la beso. Probando el dulce sabor de sus labios una vez más. Gruño y se separo. Con solo un beso el cual ella no respondía hacia que la deseara.


Salió de su habitación y fue a la suya. Trato de dormir. Pero no podía. Su hermana estaba en la habitación de alado, solo tendría que despertarla y hacerle el amor de nuevo. Era un idiota ¿Cómo podría pensar eso? Su hermana jamás dejaría que él la toque. 


-Maldita sea, cada vez me vuelves más loco ____ -susurro para sí mismo. 


Trato de dormir. Esta vez lo logro. 



***Horas después**

Se despertó agitado, había soñado que su hermana entraba a su habitación pidiéndole que le haga el amor una y otra vez. Se quito las sábanas, estaba duro. Se agarro con ambas manos la cara. Esto se estaba saliendo del control. Quizás debía de drogarla de nuevo, pensó. Si eso haría. ¿Pero qué piensas Ordaz? ¿Estás loco? No dejaba de pensar que eso estaba mal.


Pero quería tenerla de nuevo entre sus brazos. Piel contra piel mientras gemía en su oído. Gimió al recordar aquello. 

Estaba más desesperado que nunca por hacerla suya. Era un maldito pervertido. Quizás necesitaba ir a un psicólogo. Se levanto con pesar de la cama y se dio una ducha de agua fría. Ese día llegaban sus padres al anochecer. Suspiro. Por lo menos ellos podían pasarla bien. 


Necesitaba tomar. Ahogar sus penas con la bebida parecía la peor decisión que podía tomar. Pero al demonio, pensó. Llamo a Eduardo y le dijo que lo vería en el bar. Agarro sus llaves dispuesto a salir. Y encontró a su hermana desayunando. 


-Hola Christian -le sonrió- ¿Saldrás?


-Am...-se miro- sí, nos vemos en la tarde. -iba a salir pero su hermana hablo.


-¿Me dejaras sola de nuevo? -pregunto. ¡Demonios! Él lo último que deseaba era dejarla sola, pero necesitaba hacerlo. Necesitaba calmarse, porque en su cabeza tenia miles de pensamientos nada buenos con su hermana.

Novelas De Christian OrdazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora