Capítulo 7

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Von Fermonsel

Me detengo frente al escritorio sin dejar de sacudirme el cabello con la toalla y leo una vez más la información de la academia de baile que encontré camino hasta acá. Salí a ejercitarme en el parque para asegurarme de estar bien despierto antes de que se hiciera momento de ir al bosque. Se supone que regresaría una hora antes para darme un buen baño y descansar un rato leyendo un poco, pero me topé con esta academia y no pude evitar el impulso de entrar.

¡Y qué linda me pareció! Los salones, la iluminación, las diferentes clases que ofrecen... ¡Me terminaron de enganchar cuando me dejaron entrar para ver el resto de una clase de mi gusto! ¡No me arrepiento a pesar de que necesité regresarme corriendo y con el tiempo justo para un baño de cinco minutos! ¡Qué nervios siento ahora mismo! ¡Quiero hacerlo bien!

Volteo hacia la puerta al escuchar los tres típicos toques al otro lado, y por el aroma, sé que se trata de la hermana de Ludwick, Normary.

—¿Sí? —pregunto buscando la camiseta que elegí antes de meterme a bañar.

¿Qué se hizo? La dejé arriba de la cama.

—Zeldock me mandó a buscarte. Ya estamos listos para salir. —¿¡Tan rápido!?

—Denme cinco minutos y voy con todos. Estoy casi listo. —Escucho su risa.

Tendré que buscar otra... ¡Ah, no; estaba aquí en el suelo! ¿En qué momento se cayó? Qué importa, seguro la tiré sin darme cuenta.

—Termina de vestirte tranquilo. Sorprendentemente, parece que Zeldock te tiene paciencia.

—¿A mí?

—Sí, normalmente empieza a tirarle la puerta al que no haya bajado cinco minutos antes de la hora de salida, pero está bastante tranquilo esperándote en la sala.

—¿En serio? —¿A mí específicamente? No creo.

—¡Sí! No importa si estás metido en el baño cagando, llegaría a insultarte tocándote la puerta.

Río terminando de abrocharme el pantalón para después seguir con los zapatos.

—Entonces no tentemos la suerte; anda a decirle que ya casi estoy.

Prefiero evitarme el grito de cualquiera aquí; sobre todo el de él...

Escucho su asentimiento y sus pasos alejarse al mismo tiempo en el que aprieto bien el nudo de las trenzas. Vuelvo a caminar hacia el escritorio en busca del collar y suspiro tan fuerte como puedo cuando siento el mismo zumbido de siempre aturdirme unos segundos.

Sin tan solo pudiera mandar todo a la mierda y bajar sin él..., pero no quiero problemas.

Salgo de la habitación, no sin antes sacudirme otro poco el cabello, y llego donde se encuentra Zeldock.

—¿Listo? —Se levanta al verme, y en mi lugar, respondo con la cabeza—. Vamos; los demás ya están saliendo también.

—¿Y esa voz tan horrible? —pregunto burlándome un poco de lo rasposo y ronco que está.

—Desperté hoy con la garganta hecha mierda; ya me tomaré un té cuando regresemos.

—Sería lo mejor; no te escuchas nada bien.

—Vamos.

Le sigo hasta el garage y me subo en el auto, lugar donde encuentro a su hermana y a Zara conversando tranquilamente. Pudiera decir que, si no fuera por ellas y porque extienden la conversación a nosotros dos, la casi hora de viaje hasta el boque habría transcurrido en completo silencio; me siento lo suficientemente nervioso como para ser incapaz de iniciar una conversación por mi cuenta.

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