Capítulo 2

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Zeldock Gallur

No saben cuánto estrés me causa estar insistiéndole al Trollkarl Vis para que cure al jodidísimo Mänsklig Varg que se me ocurrió traer. Sinceramente, habría desistido hace rato si no fuera porque esa pata se encuentra hecha mierda. Aún sigue sangrando y no soy tan malo como para dejarlo así como si nada; y si lo fuera, Zelna vendría detrás a gritarme y no pararía hasta verme haciéndole caso.

Mierda, ya sé que se niega a ayudarlo porque se trata de un Fermonsel. También sé que es ilógico haberlo traído cuando los consideramos nuestros enemigos y cuando la alianza en nuestras manadas es inservible si él está desterrado, pero mi hermana lo vio en ese estado y no iba a permitir dejarlo a su suerte en nuestro territorio.

Nada más a ella se le ocurre meterlo aquí... ¿¡Y si está mintiendo y viene a sacarnos información!? ¿¡Y si se enteraron de que somos traidores!? No hay forma de enterarse si no hemos hecho nada para develarlo, pero... igual es arriesgado. ¿¡Y si están buscando la forma de tomar nuestro territorio!?

¡Ya una vez se atrevieron a entrar sin permiso y a matar a mi papá! ¡Quién sabe cuáles hayan sido sus planes con eso y quién sabe si sigue siendo el mismo!

¿¡Y por qué coño soy el regañado si mi hermana fue la de la idea!? No le puedo llevar la contraria porque de todos modos lo habría subido a la camioneta.

Ay, ya. ¡Cállate, a Zelna no le quedará de otra que hacerse cargo! Mañana hablaré con mi abuelo. Al menos con él es más fácil porque sí es capaz de escuchar.

¡Vete a dormir si tanto te molesta que te haya despertado! No seguiré escuchando tu regaño como si fueras mi mamá. Prefiero ir a ver en qué quedó ella con Zelna respecto a la estadía de ese Mänsklig Varg; y si es aún tiene energía para regañarme, la escucharé sin rechistar.

Le doy la espalda y comienzo a caminar a la habitación de la Alfa agitando la mano en el aire. No seguiré gastando saliva ni tiempo.

Cómo extraño a papá en estos momentos. No tengo la misma autoridad que él ni la misma forma de abordar los problemas. ¡Él podía solucionarlo todo con más facilidad y menos palabras! ¡También podía controlar a Zelna y sus decisiones precipitadas! Lamentablemente, ahora se encuentra tres metros bajo tierra y me dejó a mí como el futuro Alfa de la manada.

Entro sin tomarme el tiempo de tocar la puerta al olfatear a mi hermana dentro.

¡Vaya, está más tranquilo de lo que esperaba! ¡Mamá no está enojada!

—¿Y? ¿Qué pasó? —pregunto, tallando mis ojos con el dorso de mi mano y sentándome en la orilla de la cama para darle un abrazo y un beso en la mejilla.

—¡Si puedo adoptar a Von!

¡Y seguías diciéndolo así! Eres un caso extraordinario...

—No es un Husky, Zelna... —susurro.

—Y yo no usé esas palabras específicamente —reclama mi madre mirándola seriamente y manteniéndose sentada en su cama.

—Bueno..., lo podemos aceptar en la manada —se corrige. Elevo una ceja.

¿¡Por qué!? Mamá no duda en ayudar a alguien si está en sus manos, pero creí que se negaría conociendo su origen.

—¿Estás segura? —cuestiono.

—Dime, hijo, ¿por qué lo trajiste?

Arrugo la nariz y desvío la mirada hacia mi hermana.

—Zelna quería traerlo.

—¿Y aparte de eso?

—¡Está herido! No soy tan cruel como para dejarlo en el bosque. Después de todo, las heridas que tiene las causaron nuestros Vargar, y aun así, no debería verse tan mal como se ve realmente —explico rápidamente.

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