Capítulo 4

1.2K 102 21
                                    

Von Fermonsel

No estoy seguro si estoy listo para verlos sin enojarme, pero hoy deberían regresar esos Mänsklig Varg después de que los castigaran enviándolos al bosque por dos semanas. Zelna me lo contó un día después de que sucediera; aun con el regaño que recibieron de Zeldock y con el llamado de atención de su Alfa, fueron reprendidos una tercera vez frente a toda la familia justo después de terminar el desayuno. De ese modo, todos sabrían la causa y la consecuencia de sus actos.

¿Me parece suficiente? Podría decir que sí, aunque una semana más no habría sonado nada mal. A su edad, con trabajo fijo y tres hijas, ser enviados al bosque no es precisamente irse de vacaciones. Muchos han sido despedidos por no poder justificar esas faltas y eso nunca le suena bien a nadie. Además, despegarse de las comodidades humanas y luego encontrarse bajo la necesidad de ser un Vargar cualquiera, al menos por más de un día, tampoco es del agrado de todos.

¿Eso me afecta? ¡No! ¡Que cacen, se agoten, se aburran y pasen frío durante unos días! Al menos ellos tienen la ventaja de tener una manada alrededor. Ahora solo falta la disculpa formal delante de todos durante la cena.

Por otro lado, el ambiente con la manada no es el mejor, pero... ¿qué puedo esperar si apenas me han visto u olido? Se trata de una manada desconfiada, territorial y traumada, y yo soy el nuevo Beta Superior. No soy un Beta o un Omega para pasar desapercibido, y es mucho más difícil si mi familia no es conocida por poseer una presencia u aroma tenue.

Supongo que es cuestión de tiempo para que dejen de sentirse intimidados. Exceptuando aquel suceso, no son groseros ni estoy siendo aislado... De todos modos, no estoy en posición de reclamar; necesito estar aquí y ser aceptado.

Pero ¡hay una cosa que no estoy soportando! ¡Este maldito collar me tiene harto! ¡No puedo dejar de sentir su peso, es brillante gracias a las dos piedras de jade en ambos extremos, pica y me roba energía! ¡No sé en qué cabeza cabe pensar que se trata de un collar de vigilancia! ¡Claro, pudieron conectarlo a la tobillera de Zeldock como un extra, pero el hechizo de esta cosa reduce mis sentidos!

—Si sigues rascándote así, terminarás haciéndote daño.

Abro los ojos y busco al dueño de la voz al pie de la puerta corrediza. ¡Ah, es Ludwick! Todavía me cuesta reconocerlos sin verlos.

Quiero quitármelo...

—Ni me lo quiero imaginar. —Suelta una risita mientras se va acercando—. ¿Qué haces aquí afuera y solo?

Es cómodo estar aquí.

—Pero haCE frío y el césped está húmedo —se queja conforme va tomando la misma posición que yo y frente a mí, aunque casi obligado.

¡Ese es el punto! Aparte, estaba tomando los últimos minutos de sol.

¿Lo haces siempre? Todos los días estás aquí a la misma hora. —Apoya su cabeza sobre sus patas delanteras y me mira.

¡Qué blanco y pulcro se ve su pelaje! ¡El invierno debe ser su mejor temporada para camuflarse! Todavía no me acostumbro a verlo de cerca.

No, pero lo estoy aprovechando antes de que llegue el invierno. A veces es imposible darse cuenta cuando sale o se oculta.

Entiendo —Levanta la mirada hacia donde apenas se ven los últimos rayos—. ¿Cómo va todo? Apenas nos hemos visto en las horas de comida.

Mejor..., creo. —Todo es mejor mientras no esté en el bosque—. Algunos moretones han desaparecido y ya no estoy tan inflamado... ¿Tú cómo sigues?

Huellas de AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora