Capítulo 9

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Von Fermonsel

Qué puto asco, qué decepción...

¿Para qué coño me tienden una mano si me saldrán con una patada en el culo? De todas las malditas cosas que podría imaginarme como un problema resultó ser lo más estúpido y ridículo. Soportaba la desconfianza, hasta cierto punto, ¡pero sobrepasa todo que la real causa de sus ataques se haya tratado de un intento de cobrar venganza y no por defensa del territorio tal y como me lo pintaron!

¡Me mintieron en la cara y aun así esperan que me quede callado! Y no importa lo que diga, mi palabra no vale y se encuentra por debajo de su verdad. De todos modos, tal y como se lo dije a Zeldock, no pretendo pasar por encima de la palabra de Ludwick porque se trata de sus recuerdos y de su experiencia; yo no soy quién para cambiarla. ¡Él no me molesta, me molesta todo lo demás y la forma en la que se dieron las cosas! ¡Pudo ser cualquier lobo!

¿Ahora qué? ¿Por qué estoy bajo el techo de una manada que me ve como una maldita escoria? ¿Qué quieren conmigo? ¿Engañarme, pretender amistad y solidaridad para después apuñalarme por la espalda y saciar su resentimiento? ¿Toda la amabilidad que he recibido ha sido una farsa?

Otra vez me encuentro entre la espada y la pared; no es como si pudiera irme y tampoco estaba en mis planes.

Vendí un par de fotos a una revista local con la intención de inscribirme y pagar la primera mensualidad de la academia de danza. Aun si mi intención hubiera sido guardar un poco de dinero, no sería suficiente para un alquiler o para un hospedaje en el peor lugar de la ciudad durante el tiempo que necesitaría. No tendré dinero hasta fines de octubre; recién me contrataron en una clínica como asistente.

¿Debería pedir un préstamo?

Suelto a un lado de mi cabeza la bolsa de hielo, ya derretida, que compré para rebajarme el moretón y el golpe que tengo en la mejilla. Suspiro pasándome las manos por el rostro y las dejo ahí tiradas.

Maldita sea...

He estado demasiado sentimental desde ayer y lo estoy odiando; ellos no se lo merecen, pero me encariñé demasiado rápido y esta es la consecuencia. Al final si estoy solo; fui demasiado ingenuo, ¿quién quiere a un desterrado?

Suspiro y me siento sobre el césped observando el cielo; estiro el brazo alcanzando la cámara y colocándola frente a mis ojos, pero vuelvo a suspirar al ver como se apaga al presionar el botón. Eso... lo tomaré como señal para regresar a la residencia; he estado aquí casi todo el día, ya anocheció y Zara debería estar llegando del trabajo.

Hago mi camino a paso lento, realmente con toda la intención de tardarme lo más posible para apaciguar la rabia atorada en mi pecho. Al llegar, solo tiro sobre la cama el par de cosas que traía conmigo y me dirijo al único lugar donde puede estar Zara en este momento. Su oficina...

Espero su aviso para poder entrar. Ahí está, acomodando algunos papeles para dejar el escritorio libre durante el tiempo que me toma tomar asiento frente a ella.

—Creo que ya sabe lo que quiero hablar con usted, ¿no? —indago al no ver indicio en su rostro de querer hablar primero.

Asiente con un suave movimiento de su cabeza clavando su mirada sobre mí.

—Adelante, te escucho —dice suavemente.

—Creo que deberíamos sincerarnos a este punto. ¿Por qué estoy aquí realmente?

—Estabas herido y necesitabas alojamiento; Zelna y Zeldock no te iban a dejar a tu suerte al encontrarte en las condiciones en las que te recibimos. —Coloca las manos sobre la mesa y entrelaza sus dedos— En un principio, pensé que lo mejor sería echarte al día siguiente...

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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