Capítulo 7: Felices 19.

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Jade aparece en mi puerta veinte minutos antes de las nueve. Casi me desmayo - no porque se ve muy sexy en su blusa descubierta de los hombros, mini falda negra muy ceñida, y botas de cuero hasta la rodilla, aunque es una razón tan buena como cualquier otra - sino porque esta es la primera vez en toda su vida que ha llegado temprano por algo.

-Siento llegar temprano. Quería asegurarme de que estabas vestida apropiadamente. -Reviso mi reflejo en el espejo del pasillo.

Estoy usando jeans ligeros que me abrazan firmemente en las caderas, un camisa sin mangas verde claro hecha a medida que se adhiere a mis curvas en los lugares correctos y muestra la cantidad perfecta de piel en mi vientre, y unos botines con un poco de tacón. Poco, porque ya mido más de uno setenta y dos y Jade un metro sesenta y tres centímetros; así que le dejo los tacones altos para ella.. Incluso me he tomado el tiempo para arreglar mi pelo y ponerme un poco de delineador de ojos. Creo que me veo bien. Jade me examina por un momento y luego toma mi mano.

-Girate -dice. Le lanzo una mirada interrogante-. Sin preguntas, solo haz lo que digo. -Me giro lentamente.

-¿Es de tu agrado?

-Sí. -Coge mi pelo y enrolla algunas puntas alrededor de su dedo índice. Yo tiemblo-. Deberías usar el pelo suelto más a menudo.

-Tal vez empiece a hacerlo. -Si sigue jugando con él de esa manera, con mucho gusto renunciaré a mi coleta por el resto de mi vida.

-Bueno, has pasado la inspección. Podemos continuar. ¿Estás lista? (Mientras estés parada junto a mí, estoy lista para casi cualquier cosa).

-Creo que si.

-Maravilloso. -Ella me conduce por la puerta. Espero ver un BMW alquilado o el Mercedes de su papá estacionado en el camino de entrada, por costumbre. Pero me conduce hacia una larga y brillante limusina, con ventanas traseras polarizadas y un chofer trajeado listo para abrirnos la puerta. Estoy perpleja-. Tu coche aguarda -se vuelve hacia mí.

-¿Estás segura de que estoy bien vestida? -Ella se ríe.

-Estoy segura. Estás perfecta. Quería que tuvieras el tratamiento de estrella esta noche, eso es todo. - ¿En serio? Estoy terriblemente consciente de que ella no siente lo mismo por mí que yo por ella, pero a veces las cosas increíbles que hace por mí me hacen preguntarme qué haría por alguien de quién esté realmente enamorada.

-No me merezco ... -Trato de hacer una frase completa, pero me tapa la boca con la mano.

-No me digas eso. -Deja caer la mano a su lado-. Eres la mejor amiga que pueda tener. Te mereces más de lo que te puedo dar. -Oh, hombre. Voy a llorar. No hay escapatoria-. ¡No! - Ella me señala-. No llores en tu cumpleaños. Ni siquiera lágrimas de felicidad. -Me limpio los ojos y asiento-. Bien. Entonces no más cursiladas. Entra. -Entramos en la limusina. Jade saca una tela delgada, oscura y la dobla a lo largo. La sostiene estirada y alcanza mi cabeza. Me congelo al reconocerlo. Es una venda de ojos. La agarro de su muñeca.

-Eso no va a pasar.

-Sí, pasará -contesta-. Es parte del plan. No puedes ver hacia dónde vamos. El misterio es parte de la diversión! -Niego con la cabeza, más que reacia de hacerlo.

-No.

-Vamos. ¿No confías en mí?

- Por supuesto que confío en ti. Con mi vida confío en ti.

-Muy bien entonces. Hazme caso, maldita sea -me ablando. Envuelve la tela alrededor de mi cabeza y la ata-. ¿Puedes ver algo? -Sacudo la cabeza adelante y atrás, arriba y abajo.

La Gravedad Entre Nosotras (Jerrie Thirlwards)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora