Capítulo 24: Nada Vale la pena

949 58 0
                                    


Jade

Mi avión está a veinte minutos de LAX. Después de obligarme a sonreír durante tres semanas mientras doy respuestas falsas a preguntas íntimas acerca de mi relación con Jed, la perspectiva de estar en casa es edificante. Hasta que recuerdo que Perrie no estará allí cuando llegue, entonces echo mis lentes de sol sobre mis ojos y lloro lo más silenciosamente posible. Me he vuelto tan buena en ocultar mi lloriqueo que nadie parece darse cuenta. Lawrence está en el asiento junto al mío. Él sabe que estoy llorando, pero no dice nada para consolarme. En cambio, me entrega una servilleta de cóctel.

-Arreglé que Jed te recoja en la reclamación de equipaje. Sécate los ojos antes de salir de este avión y por el amor de Dios, actúa como si estuvieras feliz de verlo.

Lloriqueo un manso 'bien' y hago lo que me dice. Dudo que tenga que actuar feliz de ver a Jed. Probablemente estaré realmente feliz de verlo. Será bueno estar en presencia de alguien que no es o bien un entrevistador presionándome para obtener información, o compañeros del reparto que me compadezcan por ser una tan notable herramienta. El avión toca tierra. Estoy en mis pies al instante que llega a una parada completa. Lawrence me agarra por el brazo antes de que pueda dar un paso adelante.

-¿Hay algo más que deba hacer? -Pregunto con toda seriedad- . Haré lo que quieras. Sólo tengo que salir de este gigantesco pájaro de acero. -Él sacude la cabeza.

-No tenía por qué ser así. Te lo dije desde el principio. Odio verte tan infeliz.

-Oh, ¿no tenía que ser así? ¡No jodas! No recuerdo haber tenido muchas opciones. ¡Mi mamá seguro pensó que era una gran idea sin embargo!

Ese fue el segundo indicio de que había tomado la decisión equivocada, superado sólo por el primer indicio, el cuál, naturalmente, era Perrie dejándome.

-Lawrence, lo has dicho — soy universalmente adorada y admirada. ¿No necesito ser exactamente eso con el fin de ser un actriz exitosa? La gente me admira tanto que quieren ser yo. Soy la novia de Estados Unidos ... no porque tenga que serlo, sino porque elijo serlo. Obviamente, he tomado una decisión, ahora tengo que vivir con las consecuencias.

Me alejo de él y corro por el pasillo hacia la salida. Según lo prometido, Jed me está esperando en la reclamación de equipaje. Me sonríe mientras me acerco desde el pasillo. Estoy tan sinceramente feliz de verlo que corro a toda velocidad en sus brazos. Él me levanta en el aire, nos gira alrededor, y luego me pone nuevamente en mis pies.

-Bienvenida a casa -dice. Se inclina cerca de mi oído-. Alerta de los medios. Lo siento. ¡Me siguieron hasta aquí desde mi maldita casa!

Veo los destellos brillantes, acromáticos a través de mis párpados cerrados. Escucho los obturadores chasquear en rápida sucesión. Entonces se acabó. Él me mantiene erguida y me libera. Sonrío y pregunto, "Cariño, ¿puedes agarrar mis maletas?" El asiente.

-Salgamos de aquí.

Desde que llegué a casa de la gira de prensa hace una semana, deliberadamente he estado asegurándome de que mi agenda está llena de apariciones públicas de modo que no tenga que pasar una cantidad significativa de mis horas de vigilia en casa. Este apartamento está embrujado por su esencia. Ayer, me di cuenta de que las sábanas aún tenían su olor; su aroma vigilantemente invadió mis sueños, perturbando mis intentos de sueño apacible. Las arranqué de la cama, las mandé a lavar.

Con cada día que pasa se hace más y más evidente que este lugar nunca será lo mismo sin ella alrededor. Es demasiado callado, demasiado vacío, y demasiado muerto. Es increíble cómo sólo después de unos meses de vivir con ella, se las arregló para hacer de esta casa un hogar. ¡Cristo! Hay siete mil millones de personas en este mundo; ¿cuántas tienen la suerte de encontrar el amor con su mejor amigo? ¡Y pensar que tal vez podría haber sido uno de ellos! Creo que podría haber construido una vida muy feliz con Perrie — tener hijos con ella, envejecer con ella. Pero he estropeado todo eso.

La Gravedad Entre Nosotras (Jerrie Thirlwards)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora