025.

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Esa noche sentía algo diferente, estaba un poco nervioso respecto a lo que sentía por Tyler, no lograba distraerme con nada, siquiera con el maratón de The Closer que pasaban por TNT, o con el maldito perro sin nombre corriendo por toda la casa, era más que obvio que aquel chico de cabello castaño y bonita nariz estaba rodeando mi mente, sentí miedo en ese entonces, me daba pánico mis propios sentimientos, que patético.

Si Brendon estuviera conmigo me hubiera dicho que estaba exagerando, pero luego hubiera llegado Halsey a decir que era normal sentir miedo a veces de uno mismo. Entonces Ryan diría algo como que era culpa de la ciencia, y Dallon soltaría una carcajada, para luego darle la razón a Brendon. Mierda, como extrañaba a esos idiotas, prometí disculparme con cada no de ellos al día siguiente.

― ¡¿Quien se cagó en la alfombra?! ―gritó Chris entrando a la cocina con uno de sus zapatos en la mano.

― Dudo mucho que alguno de nosotros haya cagado en la alfombra, Chris. ―dije sarcástico sin despegar la vista de la ventana, había empezado a llover.

― Vaya, parece que alguien está chistoso hoy. ―por primera vez, mamá habló en un tono algo seco. Admito que me dolió un poco, pero yo siempre fui así con ella, lo tenía merecido.

― No hay que ser inteligente para saber quien cagó en la maldita alfombra.

― Joshua, si no lo captaste, era más bien una pregunta retórica. ―se defendió Chris, si claro, buena forma de disimular la estupidez de hace rato señor Joseph.

― Si, como sea. Me da igual.

― No te amargues por ello, cariño. Deja tu zapato en el lavadero, te lo limpiaré más tarde. ―dijo mamá, acercándose a Chris para darle un beso en la mejilla, él negó rotundamente.

― ¿Que? Claro que no, cielo. Lo haré yo mismo, termina la cena. ―él le dio un beso en los labios y abandonó la cocina con el zapato lleno de mierda, finalmente, creí que jamás se iría. Mamá le sonrió con ternura.

Sentía algo de celos porque ella podía expresar bien sus sentimientos con Chris. ¿Por que yo no podía expresar los míos con el Joseph menor? Ah claro, porque ella no tenía miedo de sentir aquel amor por él, y también porque Chris no era el hermanastro de mi madre. Suspiré cansado y quise abandonar la cocina, pero la voz de mamá me detuvo, volví a sentarme en el taburete de la cocina, esperando a que dijera algo, porque yo no me animaba a hablar.

― Tyler y tú deben hacerse cargo del perro. Para evitar que esto pase. ―musitó de espaldas, mientras revolvía no se que cosa en la olla.

― Te recuerdo que Tyler ni yo, pedimos un perro.

― No me importa, ya hablé acerca de esto.

― Ajá, porque tú no te harás cargo, no te jode.

― Lo hice por su bien. ―volteó a mirarme, se quitó el delantal que llevaba puesto y lo dejó sobre la barra.

― Déjalo ahí, mamá.

Me bajé del taburete, no iba a quedarme a escuchar sus excusas, y tampoco quería cagar aún más las cosas entre nosotros. Es que no me lo creía, ¿un perro? un maldito perro, una vida más, otra boca que alimentar, un perro no era un juego, era una responsabilidad y yo apestaba con las mías, pero si estaba con Tyler en esto, al menos el perro no iba a acabar muerto.

― Discúlpame si me preocupo tanto por ti. ―susurró.

Me detuve en seco. Ya, estaba siendo demasiado duro con ella, exageró pero lo hizo por mi bien, por el bien de los dos, pensó en nosotros todo el tiempo, y yo menospreciaba aquel amor que me brindaba. Mierda tenía a la mejor madre del mundo y no era capaz de apreciar aquello, ¿Tan mierda era? Volteé avergonzado, tragué saliva, no pude decirle nada en ese momento, con un maldito nudo en la garganta la abrace con todas mis fuerzas.

― Siento haberte hablado de esa forma. Soy una gran mierda, pero no tan grande como la mierda de la alfombra. ¿Me perdonas, mamá?

― No tenías porque ser tan gráfico. ―ella río―. Esta bien, Josh, ya pasó lo feo, está todo más que bien.

― ¿Segura?

― Si, tonto. ―besó mi coronilla y luego miró al frente sonriendo. Tyler estaba mirándonos desde la entrada a la cocina. ― Oh, ya que estas aquí, Tyler... ¿Por que no me ayudan a poner la mesa?

― Claro ―aceptó con esa sonrisa característica de él.

En un silencio agradable, pusimos la mesa para cuatro, Tyler era bastante ordenado a comparación mía, la diferencia era muy clara, ya que la mitad de la mesa, el mantel estaba todo arrugado y el vaso que coloque encima era como la torre inclinada de pisa. Intenté acomodarlo pero una mano más pequeña que la mía se me adelanto.

― Listo, al parecer no tienes paciencia ―murmuró seguido de una pequeña risa nerviosa.

― No, créeme que no. ―sonreí de lado dándole un doble sentido a mi respuesta. Tyler pareció no notarlo, era un maldito pervertido. Me daba pena tener que corromper a semejante pan de Dios.

No jodas, ¿en que estaba pensando? La cena ya estaba lista, así que fui rápidamente a lavarme las manos, para evitar tener pensamientos impuros, mojé mi rostro que estaba levemente sonrojado.

Ya todos en la mesa, mientras cenábamos tranquilamente, la televisión encendida de fondo hacia lo suyo en darnos algo de sonido a la casa, y la lluvia sonaba cada vez más fuerte. Chris hablaba del viaje de mamá, eran dos semanas donde iba a tener que evaluar a aprendices en la capital, fue difícil escoger a los doctores que irían y mamá estaba feliz de ser una de ellos.

― Entonces... ¿quedare a cargo de la casa verdad?

― Estuvimos discutiendo esto por mucho tiempo. Recuerda que ya no eres tú solo, Josh. ―dijo Chris―. Así que tomamos la decisión de que ambos estarán a cargo de la casa. ¿Oíste Tyler?

― ¿Ah? es d-decir si. ―respondió nervioso dejando de comer.

― ¿Estas bien con ello, Josh? ―preguntó mamá.

― Si, no te preocupes. Cuidaremos muy bien la casa. ―le dediqué una mirada cómplice a Tyler, quien trataba de ocultar una sonrisa mordiéndose el labio inferior.

• i hate you • [joshler] pt. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora