CAPÍTULO 7.

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-¿Entonces?- Luke frunció el ceño y Michael estaba sin decir nada aún, sin asimilar lo que estaba sucediendo-. No quisiera decir que los niños se están asustando, pero no es normal que alguien se ponga a llorar así de la nada.

Michael viendo borroso y sintiendo el sin fin de lágrimas aún caer, miró a los lados, notando a aquellos niños que habían dejado de jugar. Limpió con la manga de su chaqueta el líquido salado que se acumulaba justo en el espacio entre su nariz y labio superior.

-¿Por qué? - fue lo primero que se le ocurrió preguntar, un tanto estúpido, se reprendió mentalmente.

-No sé de qué hablas, amigo, pero sería genial que me explicarás, ¿buscabas a alguien?

-Si, a ti, te he buscado por dos años, joder Luke, dos malditos años y te encuentro jugando con niños a la mitad de la nada. - Habló finalmente Michael desesperado de que Luke reaccionara y le dijera la verdad, pero lo único que recibió fue una sonrisa; comprensiva y amable.

Desconcertando y frustrado llevó ambas manos a su cabello, jalando un poco, sentía la locura emanar de su cuerpo, no despegaba su mirada del hombre que tenía frente a él, era Luke, sin duda alguna, los mismos ojos azules, esa nariz respingada, pómulos bonitos y aunque su cabello estaba largo, se acomodaba perfectamente a su rostro. Michael no podría estar alucinando porque hasta parecía que ese mismo olor le llegaba a sus fosas nasales.

-Eres real, no estoy alucinando..., ¿por qué no me hablas, Luke?- y una vez más las lágrimas cayeron.

-Porque yo no recuerdo nada, sé que es doloroso, pero no recuerdo nada de mi vida. Es..., es extraño que después de tanto tiempo y de haberme acostumbrado a ese sentimiento venga alguien y me diga que me conoce... Creí que sentiría algo, que llegaría algún recuerdo- Luke decía con un nudo en la garganta y sin dejar que las lágrimas cayeran, se inclinó para tomar el balón y se lo regresó a los niños-. ¡Sigan jugando ustedes, todo en orden!

Michael observó aquello, no procesaba las palabras increíbles de Luke. Su Luke que no lo conocía.

-¿Estás..., estás seguro de eso?- sollozó-. Todo el tiempo has vivido aquí, sin saber quién eres, ¡pero sabes tú nombre! Alguien debió haberte dicho que eras famoso, que habían quiénes te buscaban.

Michael trataba de calmar su respiración, las emociones que experimentaba eran más de las que imaginó. Su cabeza le daba vueltas, contando que no había comido absolutamente nada y que realmente necesitaba un lugar para sentarse, rerorcedio dos pasos y para su mala suerte tropezó cayendo de espaldas, golpeando su cabeza con la esquina del auto. Lo último que escuchó fue la voz de Luke diciéndole que no cerrará los ojos, después de eso quedó sumido en una especie de lugar donde no había nada, sin pensamientos o emociones, un lugar oscuro.

Despertó gracias al fuerte olor a medicina combinado con detergente, la camilla donde estaba era un tanto incómoda, dando a conocer que era vieja. Al abrir los ojos el color blanco aturdió su vista, mareandolo aún más, trató de incorporarse, pero el dolor en su cabeza era fuerte. Llevó la mano izquierda al punto de dolor y descubrió que había una venda en cubriendo gran parte de su cabeza. Gruñó por el malestar de estar lidiando con algo así.

Trató de recordar lo último que había hecho y afortunadamente ese golpe no había afectado ningin hecho. Ni su salida de la casa de Jason, ni a Luke negando que lo conocía. Y para ese punto su corazón se comprimia de dolor.

La puerta fue abierta por un hombre que no se veía para nada viejo, Michael cálculo unos veinticuatro o veinticinco, su cabello corto de los lados hacía que el más largo se viera terriblemente revuelto. Su bata blanca alcanzaba a cubrir hasta sus caderas.

- Michael Clifford, ¿cierto?- dijo revisando unas hojas.

-Uuh... Si, ¿en donde estoy?- y una vez más al terminar de hacer la pregunta se sintió un poco estúpido.

- Clínica de salud de Omaha. Tu lesión fue leve, aún así causó que quedarás inconsciente muchas horas, estabas muy débil- explicó el médico mientras dejaba las hojas sobre un pequeño mueble. Sacó una pequeña lámpara y revisó los ojos de Michael sin decir nada más, cuando terminó frunció el ceño.

-¿Quién me trajo aquí...?

-Mi nombre es Ashton, quien te trajo dijo que no te conocía, pero que no podía dejarte en el piso inconsciente mientras sabgrabas - Ashton retrocedió dos pasos, analizando algo.

-¿Sigue aquí?- bajó su mirada demasiado tímido y adolorido.

-Lo haré pasar.

Michael se quedó cinco minutos solo mientras esperaba a Ashton y a Luke, quería y no quería verlo, necesitaba el diagnóstico de algún médico para saber que tipo de amnesia tenía Luke, porque no podía creer las palabras del rubio, no del todo.

-Despertaste, no creí que lo harías- fueron las primeras palabras de Luke acompañadas de una risa.

-Yo... Eeh, si, desperté- sonrió también, un poco aturdido por haber visto una vez más esa sonrisa iluminadora-. ¿Luke? Yo quisiera preguntarte y hablar de algo, no sé..., quizá sea un poco...

-Necesitas comprobar mi falta de memoria, lo sé, Michael.

-¿Cómo..., cómo sabes mi nombre? No te lo dije- y ese brillo de esperanza creció en el pecho de Michael, pero una vez más fue opacada por esa sonrisa comprensiva por parte de Luke.

-Lo vi en tu lincencia para conducir- bajó su mirada-, Ashton fue uno de los médicos que estaban cuando perdí la memoría, estos son mis papeles.- Le dio una carpeta azul con el nombre de Luke grabado, y contenía radiografías y documentos oficiales de algún hospital de Nebraska.

-¿Por qué no intentaste recuperar tu vida? ¿Acaso no crees que tienes una madre o hermanos, más familia?- Michael sintió la punzada de dolor en su cabeza por el esfuerzo, aunque poco le importó, tan solo necesitaba respuestas. Mientras que el rubio mantenía su mirada en el piso, jugando con sus manos, abriendo sus pies como si fuera un niño pequeño, algunos hábitos jamás cambiaban, pensó Michael.

-No... No quise hacerlo porque sé que no los reconocería, porque serían unas personas más, sin ningún valor sentimental real, aún no sé cómo es que tu y yo nos conocemos, y no creo que platicandome toda una vida pasada mi memoria regresará... Sé que puedes creer que si me llevas a lugares simbólicos, ciudades donde estuvimos o al lugar donde nací y crecí, algo en mi mente hará click y se conectará, pero no es así como funciona, ¿okay?, jamás recordaré esa vida y prefiero que pienses que estoy muerto a que sigas insistiendo. - Cuando Luke terminó de hablar una pequeña vena junto a su ojo saltaba, lágrimas caían sin detenerse y su respiración era agitada, Michael también lloraba, porque veía en los ojos azules de Luke ese vacío que estaba temiendo.

De pronto, su garganta se encontraba reseca, trató de tragar saliva y el nudo se lo impidió.

Ashton que se encontraba de pie al fondo de la habitación se acercó a Luke, lo tomó de los hombros y le susurró que era mejor dejar a Michael descansar.
Michael no sabía si agradecerlo o gritarle que no fuera un maldito entrometido, pero no dijo absolutamente nada, tan solo mirando los papeles que tenia en sus manos, repitiéndose una y otra vez las últimas palabras de Luke, porque eso es justo lo que hizo, pensó que Luke estaba muerto y ahora que comprobaba lo contrario necesitaba regresarlo.

Quiza fue un error de Luke decirle que no insistiera, porque era justo lo que Michael haría.

-¿Cuando podré salir de aquí?- preguntó Michael una vez que Luke salió de ahí y Ashton le quitaba los papeles de las manos.

-Mañana mismo.

-Muy bien.- Y aunque aquella camilla era terriblemente incómoda, Michael se recostó y trató de dormir con el dolor físico y emocional que tenía.

Había pasado dos años aferrado a una esperanza y ahora demostraría que no sería para nada inútil, seguiría aferrado y daría todo por recuperar a su Luke.








N/a: Cuando estoy triste me inspiro para escribir mucho, aunque me siento un poco oxidada para escribir Muke. En fin, mañana publicaré otros, o quizá hoy mismo, no sé.

Pd: Si han perdido algún amigo o amiga y se culpan por ello, entonces me entienden a la perfección.

¡Gracias por leer! ♥

Youngblood «Muke»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora