CAPÍTULO 1.

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Los Ángeles, California.

Luke Hemmings encendió el televisor, su mánager le había mandado un mensaje especificando el canal, así que él sin perder el tiempo lo hizo, sabía que noticia estarían transmitiendo.

«Es oficial, después de ocho años de carrera musical juntos, Michael Clifford y Luke Hemmings decidieron dar fin a su colaboración, ambos tomando rumbos diferentes en la música. Según en la entrevista que el cantaautor Luke Hemmings dio para nuestro programa, fue una decisión colaborativa, sin ningún problema de por medio para tomar dicha decisión. Muchos de sus fans quedaron decepcionados y otros más les ofrecían su apoyo, algunas teorías vagan por las cuentas de Twitter diciendo que fue algo más que los llevó a eso...»

Luke apagó el televisor, era oficial, seguiría su vida lejos de Michael y también su carrera musical. Suspiró, recordó las veces cuando platicaba con su amigo sobre la fama y el éxito, ahora lo tenían y se separarían. Estaba nostálgico, sí, pero no se arrepentía ya de nada, ni de lo que vivió ni de cómo lo vivió.

Luke se tomaría un año para relajarse, componer nueva música y quizá hacer otras cosas, regresaría una temporada a Australia con su madre y hermanos, buscaría éxito con otra disquera, ampliaría los lugares de presentación entre otras cosas. Todo eso él solo, porque así se había decidido.

Se marcharía al día siguiente, ya había tenido su despedida con Michael; un abrazo duradero. Se había despedido de su antiguo equipo de trabajo y de los chicos de la disquera, y también de muchos de sus amigos que seguirían en Los Ángeles.

Así que ese era su último día en aquel departamento, ahora estaba solo, cuando anteriormente lo compartía con Michael, pero él se habia ido dos noches antes, justo después de anunciar por medio de su representante la separación. Aún podía ver los ojos y la sonrisa de Michael tomando sus cosas dispuesto a irse, sí, aún le dolía.

Pero se aseguraría que aquella decisión no fuera la incorrecta, la prioridad fue siempre la felicidad, y se la daría a Michael, le otorgaría eso... Después de todo, se lo debía.

Marcó el número de su madre un par de veces, pero parecía que no tenía su celular disponible o simplemente lo quería ignorar, pues Liz siempre fue de la fiel idea de que su hijo debería tomar decisiones correctas y no infantiles como esa.

Sí, Liz era quien sabía lo que pasó entre Michael y Luke, aunque jamás se entrometió, les hacía comentarios de responsabilidad y de ser unos adultos, claro que ambos no supieron como serlo y terminaron haciéndose tanto daño.

El timbre de su casa sonó y frunció el ceño, no esperaba a nadie en ese momento, se levantó y perezosamente abrió la puerta, quedándose un poco sorprendido por ver a la persona que estaba del otro lado de la puerta.

—La separación te sienta bien, Luke— dijo Colin sonriendo, Luke rodó los ojos, pero lo dejó pasar. Colin Singleton su amigo más cercano además de Michael por más de tres años.

— Creí que mi último día aquí sería perfecto.

—Y lo está siendo, acabo de llegar, Luke— Colin rió, pero Luke tan sólo lo miró serio, se dejó caer en su sofá de forma perezosa y miró la enorme pantalla de plasma frente a sus ojos que estaba apagada.

Colin dejó de reír y se reunió con Luke, sentándose a su lado, viendo el mismo punto fijo que él.

—Veo que no quieres bromas— afirmó sin recibir respuesta por parte del rubio—, te está afectando más de lo que creí, Luke, ¿que harás después?

— Seguir con mi vida, Col, así como él lo hará, así como todos lo harán. — Soltó un suspiro melancólico. Aún podía sentir el nudo en su garganta—. Iré a Australia, voy a convivir con mi familia y con suerte, encontraré inspiración en algún momento.

—Uff... Suena... Emocionante, Luke, ¿te tomaras por fin ese tiempo que tanto querías, eh? — Colin colocó su mano en el hombro de Luke, provocando que éste volteara dando a conocer sus ojos rojizos de tanto retener lágrimas—. Oh no, Luke, no llores... Bueno, mejor si llora, hazlo y desahoga tu dolor aquí para que puedas estar fresco por la mañana— Colin abrazó a Luke, justo como un padre abrazaría a su hijo.

Porque así se sentía Luke en ese momento, un niño pequeño y débil, que lloraba al saber que una parte de él se había desprendido, Colin era ese hombro que necesitaba en el momento, ese amigo que lo dejaría llorar y que después lo animaría con sus chistes estúpidos, Luke se alegraba de tenerlo en su vida. Pero lloró aún más al pensar que hubiera sido el momento perfecto si tan solo Michael fuera quien lo estuviera abrazando.

—Quiero desaparecer, Colin, quiero... Quiero irme lejos de todos— lloriqueó apretando sus puños, desgarrandose la garganta por cada sollozo—. Quiero que él esté aquí, pero también quiero que sea feliz y no lo será conmigo.

—Estas asegurando algo que no sabes, Luke, no te hagas ese daño— Colin murmuró.

—Lo aseguro porque así se veía en sus ojos— Luke se separó un poco de su amigo para limpiar sus lágrimas—, no hay nada más cierto que ver a una persona fijamente y descubrir sus emociones por una mirada.

Colin soltó una pequeña risa.

—¿De qué te ríes?— exigió Luke soltándole un golpe en el pecho.

—¿Donde leíste eso?

—Bueno... Quizá en Instagram... ¡Pero ese no es el punto! Se decidió aquello porque ya no éramos felices, ni cómo amigos ni como otra cosa. — Finalizó, se puso de pie para tomar algunas toallitas de papel y limpiar su nariz y rostro. Colin lo siguió con la mirada.

—Lo que sea, Luke, si realmente fue la mejor decisión entonces, ¿por qué has llorado de esa forma?

—Porque... Porque... No sé, y no me gustaría saberlo, no hay vuelta atrás, mañana me iré y todo regresará a la normalidad después de un tiempo. — Luke fue a su pequeña cocina por un vaso de agua y está vez Colin sí que lo siguió.

—¿Liz seguirá enojada?

—¿Enojada? Furiosa, me ha ignorado desde ayer, sólo espero que al llegar allá no me lance algún jarrón— Luke bebió un sorbo y alzó ambas cejas.

—Ojala pudiera ir para grabar si eso sucede— Luke rodó los ojos—. Bueno, ahora que no estás llorando cómo una margarita, ¿que te parece si hacemos algo? Después de todo te irás a Australia y me abandonarás aquí.

—Que llorón eres, puedes ir también... Pero no lo haces porque Marcus no te deja, si ya lo sé — agregó antes de que Colin replicará. Luke le tenía cierto odio a Marcus, era mucho más exigente que su mánager y eso ya era mucho.

Asi que aceptó la propuesta de Colín, ordenaron pizza, algunas bebidas y encendieron el televisor en algún programa para después decidirse por ver un maratón de películas.

Luke logró distraerse del dolor que había sentido, sin duda Colin había llegado en un buen momento.

—Mañana iré a dejarte al aeropuerto, Luke, no quisiera que te arrepintieras y te fueras a otro lugar— advirtió Colin, Luke rió irónicamente, pues sabía a lo que se refería. Ya que dos años atrás había hecho algo parecido, pero junto a Michael.

—No, porque si mi mamá descubre que me escapé, seguramente me asesina.

—Y yo también lo haría.

Luke negó y sonrió, continúo viendo la película y disfrutó el momento, se preocuparía de su futuro a la mañana siguiente.

Youngblood «Muke»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora