Michael pasó noches en vela a la espera de nuevas noticias, días sin dejar de preocuparse, momentos esperanzadores y también llenos de desilusiones, pero jamás perdió la esperanza.
O al menos no lo hizo en los primeros seis meses, cuando esa parte estaba intacta, cuando aún creía que Luke estaba vivo o podría estarlo en alguna parte. Quería aferrarse a eso y no a la realidad.
Porque Luke no fue hallado en ninguna parte, así como no se encontraron los cuerpos de muchas personas. Michael se negaba a dar entrevistas, a verse en las calles, se refugió en una casa de Florida, una casa que estaba vacía, se suponía que ahí olvidaría el sentimiento de abandono por parte de Luke, pero sólo lo atraía más.
Era como si lo quisiera llevar a esa casa también, como si deseara que Luke disfrutará de esa vista. Probablemente Michael no se daba cuenta de que realmente se dañaba más de lo que creía, porque los momentos en los que parecía estar estable, eran porque imaginaba a Luke nadar en la piscina o proponerle cosas alocadas, sí, justo como lo hacían al inicio de su carrera.
Michael se mantenía encerrado en esa casa con el fantasma de alguien que no volvería.
Y no lloraba por las noches, no bebía para olvidar, no, nada de eso, porque quisiera o no, ese fantasma es el que le brindaba vida, lo hacía mantener los pies en la tierra..., por más estúpido que se viera aquello, Michael lo sentía así.
Era un año ya de que Michael siguiera buscando, un año de sentir culpa, de imaginar a alguien como Luke pasearse por su casa, un año de no tener inspiración para ninguna canción.
Michael le había prometido a Liz que encontraría a Luke, y ella era la única que lo entendía y ayudaba, sin embargo, Liz se mantenía en Australia y Michael en aquella casa en Florida. Aún así, ninguno de los dos se rendían. Apoyados mutuamente por el amor que le tuvieron a ese chico.
—Michael, tienes que cenar algo— la voz de Jason siempre interrumpía sus pensamientos.
—No lo haré.
—No comiste nada hoy, Mike, por favor— suplicó. Michael lo miró, y aunque le dolió ver esa mirada en su amigo lo volvió a rechazar.
— Él no ha comido en quizá un año, ¿por qué yo si debo?— era su justificación, Jason estaba cansándose, pero tampoco podía dejar a Michael en ese estado, pensaba que quizá se mataría en cualquier momento.
—Bien... Entonces nadie lo hará, así de simple— Jason se llevó la comida al basurero, Michael lo siguió con la mirada. Él nunca habia hecho eso, siempre terminaba comiendo solo mientras Michael miraba a otro lugar.
—No... Jason, tú...
—Nada de eso, me he quedado aquí por varias noches viendo como te destruyes, haré lo mismo entonces— se cruzó de brazos y dejó de mirar a Michael.
—No puedo arrastrarte a esto..., no, tú no— Michael soltó pequeños sollozos, pensando en todo el daño que estaba haciendo, en el daño que se estaba haciendo.
Jason caminó hacia Michael y éste aún sentado abrazó el torso de Jason, manchando su playera de lagrimas, pero eso no importaba, porque era necesario que Michel lo hiciera.
—Vamos, Michael, llora, libera lo que tiene tu corazón— murmuraba Jason, masajeando la espalda de Michael.
Tanto dolor que había soportado por un año lo estaba tratando de liberar en un momento, quizá no sería todo, pero comenzaba a sentirse un poco más liviano.
Jason estaba con Michael no porque tuviera lastima, no porque lo viera débil y se aprovechara de ello, lo hacía porque entendía el dolor del alma, él mismo lo había vivido cuando era un niño y su hermano había muerto, sabía qué era llorar solo en una habitación sin encontrar consuelo. Él quería darle ese ánimo a Michael. Sin otras intenciones se quedó aquella noche, prometiendo que pasara lo que pasara, se quedaría ahí hasta encontrar la razón del porqué Luke no aparecía.
♨♨♨
Omaha, Nebraska.
Luke despertó en una habitación con paredes blancas, cortinas blancas, muebles blancos y sus prendas eran del mismo color, tan abrumador que le dieron náuseas. La cabeza le daba vueltas y necesitaba respuestas.
Sabía que por alguna razón estaba ahí, quizá alguien lo llevó, quizá tuvo un accidente. Pero nada coherente podía formular.
Preguntándose varias veces que es lo que lo había llevado hasta ahí, temiendo lo peor, ya que no podía sentir parte de su cuerpo, trató de bajar la mirada y la idea más alocada y aterradora llegó a su mente, quizá estaba invalido, pero entonces pudo mover su pierna izquierda. No era eso, entonces, ¿por qué sentía todo el cuerpo adormilado?
El último lugar donde estuvo, trató de recordarlo, alguna imagen, algún recuerdo, pero nada. Literalmente no recordaba nada.
Trató de hablar, aunque sólo logró formular gruñidos desesperados, su boca estaba completamente seca. Entonces la puerta se abrió, revelando a un hombre mayor, con mechones blancos visibles en su cabello peinado hacia atrás, llevaba anteojos grandes y una loción a madera húmeda. Luke tuvo que hacer un esfuerzo enorme por no arrugar la nariz.
—Oh, ha despertado— dijo el hombre de bata blanca, Luke ni siquiera podía acordarse el como se les decía a esas personas que ayudaban a los enfermos—. Afuera lo espera alguien, tome, beba un poco de agua y alivie la resequedad.
Luke tomó agradecido el vaso con agua, terminándose en muy poco tiempo el contenido.
—Se acostumbrará a la sensación, pero después de un tiempo se mejorará, por ahora permanecerá aquí unos días y después saldrá— explicó, tomó un cuaderno del estante de metal frente a la camilla y revisó algunos papeles, Luke lo miraba con el ceño fruncido.
—¿Quién...— aclaró un poco más su garganta—, quién me espera?
—Un joven. Lo haré pasar.
Luke vio salir al hombre y se quedó recargado sobre la camilla viendo el techo, tenía algunas preguntas que hacer, aquel sujeto que lo esperaba afuera le daría repuestas... O al menos eso esperaba.
N/a: Es obvio que no está muerto. Y también es obvio que la temática dará un giro inesperado en los siguientes capítulos. Estoy yendo un poco rápido en cuanto a los años y hechos, pero es porque solo son 20 capítulos. Y hay cosas predecibles y otras no tanto, así que los invito a descubrir lo que tengo preparado.
¡Muchas gracias por leer! ❤
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Youngblood «Muke»
FanficLas decisiones que Luke toma precipitadamente son para que Michael sea feliz, felicidad que le arrebató en sus años de estar juntos. Después de su separación como dueto, Luke decide alejarse de todo y Michael pierde la esperanza... Estaban llegando...