Por favor no me dejes, tu no.

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POV LEICY
-No seas tonto -recrimine- yo no lo hubiera echo de esa forma señor Daniel.

-Pues yo si, por eso todas se derriten a mis pies.- comentó Daniel.

-Si claro, pobres niñitas. -respondí yo

-Pero tampoco te quedas atrás, todos mis amigos desean estar en mi lugar, solo que con ellos no tropezaste. - dijo Daniel.

-Siento decepcionarlo señor Daniel pero en diez minutos tengo una cita con otro chico más atractivo que usted.- bromeé

-Claro, una lastima.- respondió Daniel siguiéndome la broma.

Nos trajeron la comida y nos dispusimos a comer, yo había pedido una hamburguesa y papas, mientras Daniel dos hamburguesas. La verdad eran hamburguesas muy pequeñas pero yo con una tenía suficiente. Daniel se veía muy atractivo, utilizaba unos vaqueros café oscuro, con una camisa gris en cuello V y un abrigo café y sus muy conocidas tenis grises. Su sonrisa es perfecta, totalmente blanca y sin ninguna imperfección sus ojos claros y su piel clara. Daniel era el típico chico lindo de la secundaria.

Al terminar salimos a ver un jardín de por aquí cerca, me encantan las flores y creo que sería una muy buena opción.

Tenía un extraño sentimiento de que algo no estaba correcto y ese presentimiento estaba siempre, cuando está con los chicos, Daniel, Ian y Elsa.

Al llegar al automóvil, me fije en la hora, faltaban veinte minutos para las nueve y media. Desearía que todo esté día hubiera durado más. Cuando nos dirigíamos a mi casa, veíamos muchos autos estacionados y también muchos autos de tránsito. Nos bajamos para asegurarnos de que todo estaba bien. Al llegar vimos unas ambulancias y unos oficiales.

No podía detenerme, no podía parar de caminar, había algo en mi que me decía que tenía que seguir. Ni siquiera me detuve cuando un amable oficial me dijo que no podía pasar la franja amarilla. Seguí y seguí hasta llegar a un cuerpo donde soltaba gemidos de dolor. Al llegar se me salieron las lagrima y corrí hasta donde se encontraba. Le tome su sangriento rostro en mis manos.

-Leicy, ayúdame me duele todo...- dijo muy agitado, perdiendo la forma natural de respirar.

-Shh tranquilo, todo estará bien. Enserio voy a estar aquí hasta que todo esté bien. -respondí tratando de calmarlo.

-Señorita usted es algún familiar o lo reconoce. -pregunto el oficial anterior.

En cuanto le iba a responder su cuerpo me atrajo a él. Y me respondió- por favor no me dejes, tu no- y le respondí al oficial -claro es mi amigo.

El oficial llamó a un médico y mientras les daba espacio para que pudieran mover el cuerpo, y ayudarle a levantarse para llevarlo al hospital. En cuanto me moví localicé un papel que decía la familia LKN te lo devuelve con mucho amor, señor... en la parte del nombre estaba un tachón grande y estaba corrido como si hubieran estado llorando al verla. No tenía claro si el la había notado pero estaba muy sucia y sus lágrimas estaban por todas partes, al igual que su sangre.

El oficial me llamo y me dijo que si podía acompañarlos en la ambulancia, ya que solo yo estaba ahí. Los acompañe y en cuanto entre el me tomo las manos y cada vez que me miraba lloraba, no lo entendía, no sabía que hacer solo le acariciaba la cabeza con cariño y le decía que todo iba a estar bien que yo estaba para el. Que no importaba yo iba a estar aquí para el.

Al llegar me dejaron en la sala de espera. Y ellos entraron con el, a una hora más tarde llego Daniel y me pregunto que cómo estaba, que si quería ir a cambiarme ya que todo mi top, abdomen y enagua estaba lleno de sangre y lágrimas tanto de él como mías. No dejaba de pensar en esa nota. Daniel dijo que irá por unos cafés y yo le avise a mi madre que llegaría más tarde, solo respondió un "Ok".

Quien con la cabeza tan sucia y impura haría este tipo de venganza, no era más que una masacre, pudo haber muerto. Quien diablos era la familia LKN, que tenía que ver el en esto. Porque nadie de su familia estaba aquí. Porque no dejaba de pensar en esto. Y me dormí, al sentir que me movieron era Daniel, que me quería cargar para llevarme al auto, me baje de sus brazos de un salto.

-Que pasa? Vamos a tu casa.-dijo Daniel muy enojado

-No, Daniel, lo siento pero dije que me quería quedar y eso haré, ¿estás cansado? Vete tú yo me sé cuidar sola. - dije intentando no perder los nervios.

-Vamos el no es nada de ti.-dijo Daniel igual de enojado.

- Y tú tampoco , se que quieres estar conmigo y hacerte pasar por el mas caballero, pero lo siento no me iré así que ahora te vas a ir y no espero que me escribas que en este momento estoy muy enojada- dije muy muy enojada-

-Lo siento per...- dijo Daniel con confusión en su rostro.

-Adios Daniel, adiós.- respondí cerrando la puerta del salón de espera.

Me encamine a la sala donde me encontraban estaba el médico afuera buscando a una persona donde me localizo se acercó de prisa y me dijo no han venido más parientes, -No doctor no hay nadie más- el se adentró de nuevo y después volvió a salir -lo siento, pero tienes que quedarte hasta Mañana- me dijo el médico muy preocupado. -Claro, no hay problema. - respondí tratando de pensar con claridad.

Cuando me subieron a la habitación de el, entre y parecía estar dormido, me quite mis zapatos y me encamine al sillón que están en el fondo al frente de su camilla, los ventanales tenían una vista perfecta, se veía casi todo la ciudad desde aquí. Cuando lo escuché y al girarme me estaba mirando.

-Es increíble que de todas las personas seas tú la que está aquí -me dijo un poco impresionado.

-Soy tu nueva tortura- dije intentando alegrarlo un poco.

-Si Claro, ven acá- me dijo tendiéndome la mano.

-Claro, pero deberíamos avisarle a... - dije preocupada.

-No! Solo tú y Yo ahora y ya.- dijo agitado

-Bueno, no te alteres- Me a recosté a la silla que estaba cerca de su camilla- No quiero que te saltes un punto o se te abran las heridas.

-No seas tonta duerme aquí conmigo, no vas a dormir en un sillón utilizado por todos los pacientes.- añadió sonriendo

-No quiero molestarte.- dije preocupada

-Eso ya lo haces ahora ven acá y no hables más que tengo que descansar.- dijo cerrando sus ojos.

-Claro, claro.- le respondí sonriendo.

Y así fue, me recosté en la camilla y me acerqué a él, me abrazo y pude sentir su olor a hospital y a pocos segundos le acaricié el cabello dulcemente, y él añadió -Es la segunda vez que lo haces y eso me tranquiliza tanto que me da mucho miedo, pero me gusta- sonreí en respuesta y lo seguí asiendo, sentí que algo murmuró, cuando a pocos segundos se quedó dormido, lo supe por su ligera respiración y la libertad de sus músculos, me permití moverme y acomodarme mejor, el me abrazo y dormí tan placenteramente que hubiera deseado no despertar.

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