2. El Restaurador

776 99 44
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habían pasado once años desde aquel y milagroso momento en las montañas.

El pueblo de Santa Piedad no había cambiado mucho puesto que los mismos habitantes se habían mantenido a lo largo de esa década, salvo que habían envejecido y otros tuvieron hijos.

Tal vez el mayor cambio en el lugar era su bella iglesia que se veía descuidada en el terreno de la plaza central. Su torre, la más alta del lugar, le permitía una vista privilegiada de caminos y la pérdida de los límites del pueblo.

En uno de sus ventanales rotos, se reflejó el camino de tierra que conducía a las montañas dejando ver una figura equina recorrer aquellas curvas mal dibujadas a paso firme.

Sobre el pelaje castaño y algo sudoroso del animal se podía divisar una figura con poncho negro que llevaba dos bolsos a cada lado de las ancas del animal.

Los primeros en darle atención al caballo eran los pastores de ganado que paseaban a las vacas en aquel momento.

Su sorpresa era obvia al ver al caballo que no reconocían y la figura alta y delgada sobre ella, un total desconocido de su pequeño mundo, en donde Santa Piedad era el centro de él.

— ¡Buenos días!— habló el extranjero con voz vivaz y tan amena que alejó cualquier pensamiento negativo que los pastores podrían tener del extraño.

— Buenos días— respondieron en coro los pastores.

— ¿Puedo saber si por aquí llego hasta el convento de Santa Piedad?— preguntó el hombre del caballo.

— Si señor— habló uno de los pastores— este camino conecta con todo el pueblo y el convento se encuentra por el mismo camino, lo reconocerá en cuanto lo vea.

— Muy amables caballeros — agradeció el extraño haciendo un gesto de cortesía con su sombrero.

El extraño de negro se despidió de los pastores e hizo un gesto con los pies para que el equino comenzara a moverse, los pastores se quedaron viendo la figura montada hasta que se perdió de su vista.

El extraño de negro se despidió de los pastores e hizo un gesto con los pies para que el equino comenzara a moverse, los pastores se quedaron viendo la figura montada hasta que se perdió de su vista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Abrazo de Alas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora