Eran casi las doce de la noche en la exuberante ciudad de París.
El joven superheroe había decidido dar un paseo nocturno y así también aprovechar de ver que todo estuviera en orden.
Se detuvo un momento en la Torre Eiffel, contemplando la inmensidad del paisaje parisino y, luego de un grato momento consigo mismo, comenzó a andar por los tejados, hasta que llegó a la famosa panadería de su compañera de clases en su identidad civil, Marinette Dupain Cheng.
Se extrañó de oír unos gritos desde el interior de la casa, no estaba seguro si era por su sentido superdesarrollado que le otorgaba el traje o porque realmente eran tan escandalosos, que se podían oír incluso desde afuera. Se acercó un poco más para ver que todo estuviera en orden y oyó un fuerte portazo desde el interior. Con algo de sorpresa tomó su barra para entrar, en caso de que fuese un ladrón, pero se detuvo cuando vio a la joven de coletas salir a su balcón con lágrimas en los ojos.
Jamás la había visto en ese estado. Su compañera siempre tenía una sonrisa en el rostro y una energía que contagiaba a todos a su alrededor, pero ahora era todo lo contrario. La congoja de la joven se hacía más notable mientras pasaban los minutos, minutos donde nuestro gatuno héroe la observaba desde lejos sin estar seguro que hacer.
¿Debía ir y averiguar que le sucedía?
Marinette apoyó sus brazos en la baranda de su balcón y siguió soltando lágrimas sin parar. Era un llanto silencioso, casi resignado.
Chat Noir se acercó al ver que su llanto no cesaba, se posó sigilosamente por detrás, tal cual felino sobre el fierro del balcón y, habló.
—Marinette... ¿Estás bien? — preguntó suavemente, aunque de todas formas hizo saltar a la joven en su sitio por el susto.
Marinette al ver a su compañero de batallas, rápidamente secó sus lágrimas con ambas manos respirando hondo. No le gustaba verse débil ante nadie y mucho menos ante Chat Noir.
—S-si .— respondió girandose por completo y tomando un poco de aire nuevamente para calmar su pena, mientras agradecía internamente que su pequeña kwami le hubiera dejado un momento a solas.
El enmascarado no le creyó en lo más mínimo, si lloras de la forma en la que ella lo hacía... definitivamente era por una razón.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella en un hilo de voz.— d-digo, no quiero ser descortés, claramente estabas vigilando París de villanos y esas cosas.— intentó sonreír, poniéndose nerviosa por primera vez frente a aquel chico de ojos felinos.
El rubio puso los pies en el suelo y se acercó un poco más. Quería ayudarla si algo malo le pasaba, no sólo porque él era un superhéroe sino porque ella era su amiga y compañera de clases. Marinette ocupaba un pequeño espacio en su corazón al igual que Nino, Alya y sus demás amigos, solo que ese espacio era un poco mas grande, debido a que fue su primera amiga y la primera persona que no lo trató diferente al ser un modelo e hijo de un diseñador millonario.
—¿Por qué llorabas? — él solía ser prudente con este tipo de cosas, pero ahora tenía ese impulso de ser de ayuda a un amigo y no sentirse un inútil al sólo dejarlo pasar.
Marinette no había visto a su compañero con un semblante así de preocupado, y mucho menos con un tono de voz así de serio. Él siempre estaba jugueteando y bromeando sobre pequeñas cosas, en cambio ahora era un completo extraño... Y esa faceta de su personalidad le intrigaba a la azabache en lo mas profundo, y ante sólo ese cambio de mirada que tuvo el gatuno héroe, supo que Chat Noir sólo usaba una parte de su personalidad en batallas y por alguna razón quiso averiguar más de él, después de todo eran compañeros.
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Following The Heartbeat
Fiksi PenggemarChat Noir y Marinette forjan una fuerte amistad luego de que él la encontrara llorando en su balcón. El héroe la visita a diario, provocando que se sienta en completa comodidad con las charlas, juegos y consejos de su compañera de clases, cosa que c...