Capítulo 25

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La calidez de sus labios era única, sus respiraciones mezcladas en cada anhelo de estar más cerca el uno del otro, se volvía una necesidad casi imposible de contener.

Tomaron aire cuando se separaron, viéndose a los ojos fijamente con sus pupilas dilatadas entre las penumbras de la habitación.

¿Es posible decir te amo, te quiero, y, quiero vivir mi vida junto a ti, sin siquiera hablar?

¿Es posible amar a alguien de una manera tan profunda?

¿Es posible sentirse flotando en la inmensidad del cielo con sólo una sonrisa?

Adrien la observó en silencio acariciando con su pulgar su mejilla suavemente, limpiando de paso traicioneras lágrimas que caían de sus ojos.

Marinette subió sus manos con lentitud, tocando casi en un roce el pecho desnudo de su compañero sin perderle detalle, hasta llegar a sus hombros y cuello. Sus manos temblaban en cada caricia, y él rogaba internamente para que fuesen infinitas.

No pudo evitarlo, así que tomó su rostro con ambas manos para besarla otra vez, con ternura y cariño, apareciendo una sonrisa sincera entre ambos.

Ella se alejó un momento de sus labios, y decidida, con el corazón latiendo fuertemente contra su pecho, levantó su camiseta dejándola a un lado, no sabía cómo reaccionaría Chat Noir, así que lo único que atinó a hacer fue mirar sus manos avergonzada.

Después de unos segundos de silencio, el rubio alzó su mentón, deslizando sus dedos por su cuello hasta su pecho, el cual subía y bajaba con rapidez, erizando su piel ante el mínimo contacto de sus yemas.

No sabían que hacer, no sabían que era lo correcto y mucho menos sabían hasta dónde podían llegar sin llegar a incomodarse.

Marinette tragó con dificultad, se acercó aún más, irguiendose para abrazar su cuello con fuerza, quería que sintiera el poco calor que había recuperado luego de la lluvia. Adrien correspondió envolviendo su cintura, ascendiendo las manos por su espalda, delineando con la yema de sus dedos su columna, dejando por instinto castos besos desde su blanquecino cuello a su hombro, respirando en profundidad su piel desnuda.

Ella no se quedó atrás para demostrarle que sus caricias las disfrutaba a pesar de los nervios que podía sentir. Las manos de Marinette viajaron hasta su nuca acariciando su cabello, enredandolo con sus dedos, jalandolo suavemente.

—Si quieres que me detenga sólo dímelo. — susurró en su oído, enfocando sus dedos en el broche de su brasier con clara intención de quitarlo.

—No quiero que pares... pero me da miedo que lo que veas no te guste. —respondió por lo bajo, sintiendo otro beso en su hombro, al mismo tiempo que su brasier se soltaba, seguidas las cálidas manos de él acariciando su espalda plenamente, sin obstáculos de por medio.

—Me encanta todo de ti sin verlo. —mordió su hombro levemente y los giró a ambos para recostarla de espaldas en la cama, quedando sobre ella.

Sus frentes no terminaban por unirse cuando Adrien subió una mano para quitar por completo aquella prenda de color rosa, pero ella lo detuvo desde su muñeca.

—Te mostró lo que me hizo... —comenzó a llorar silenciosamente. —me siento tan sucia, Chat.

—Marinette, yo te amo a ti y sólo a ti. No importa lo demás, porque nada hará que deje de sentir esto cada vez que te veo y cada vez que te pienso.

—Pero...

—Sé que tienes miedo, y créeme cuando te digo que yo también lo tengo. —la interrumpió. —No quiero herirte de ninguna forma, pero esto en mi pecho no hace más buscarte desesperadamente, no hace más que querer descubrir cada parte de ti y que sea sólo para mí.

Following The HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora