Capítulo 15

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Habían pasado diez o quizás veinte minutos abrazados, compartiendose calor sin el mínimo interés en dejar hacerlo.

—Marinette. —llamó por lo bajo con voz suave y ella abrió sus ojos sin soltarlo. —yo debo irme ahora.

—Entiendo...

—Te prometo que vendré lo antes posible. —se alejó un poco de ella para verla y contemplar sus facciones un poco más recompuestas. Tomó su rostro y acarició infinitamente sus pómulos con sus pulgares. —No quiero dejarte sola, pero si no me ven en mi habitación es posible que se haga un problema enorme.

—Lo sé... sé lo que es eso. —le sonrió débilmente y bajó la vista a su cascabel.

—Mírame. —alzó su rostro y juntó su frente con la de ella cerrando sus ojos un momento. Contuvieron la respiración por unos segundos, hasta que él habló nuevamente.

—Estaré contigo. Siempre estoy contigo, aunque no lo parezca. No dejaré que nada malo te pase... no otra vez. —Marinette sintió un nudo en su garganta que le impedía poder pronunciar una palabra sin soltarse a llorar.

—Gracias. —él besó su frente antes de salir por la puertilla hacia el balcón.

—No salgas de aquí, hasta que yo llegue a verte. —ordenó.

Le dolía dejarla en ese estado, pero era consciente de que si su padre no lo encontraba en su habitación... pasarían muchas cosas malas.

Con la sensación de vacío en su pecho, Chat Noir se dirigió a la mansión, saltando por sobre los tejados sin el mayor cuidado, y cuando por fin aterrizó entrando por la ventana, dejó su transformación en una postura cohibida. Sus ojos fijos en el suelo con la oscuridad sobre su espalda en aquella fría, monótona y desolada habitación.

Plagg guardó silencio por unos segundos viendo la rubia cabeza de su portador casi meterse entre sus hombros.

—Adrien...

—Soy un estúpido... —cubrió su rostro con ambas manos y sin siquiera darse cuenta las lágrimas comenzaron a derramarse de sus ojos por sus mejillas. —un estúpido. —repitió con la voz casi inaudible y quebrada.

Sus rodillas calleron al suelo y los sollozos se hicieorn cada vez más fuertes e incontenibles. Le dolía el pecho, estaba lleno de culpa y desesperación.

Había aceptado sus sentimientos hacia Marinette e incluso dejando de lado su enamoramiento por Ladybug, pero, como si todo fuera un mal chiste, resultaban ser la misma y ahora alguien la había lastimado cruelmente.

Verla llorar en sus brazos y ese miedo en sus ojos... Ese miedo que jamás pudo percibir en ninguna de sus dos identidades antes, lo hacía sentir inseguro.

Marinette había perdido el brillo en su mirada. Una parte de ella había muerto tras ese día y no había nada que alguien pudiese hacer.

—No lo eres. —Plagg voló frente a él. —no tenías como saber lo que pasaría.

—Todo es mi culpa... ella... Plagg, no sé que hacer. —negó con la cabeza repetidas veces.

—Estar con ella. —respondió el kwami, quitando a su vez una de sus manos para que lo mirara.

Adrien tragó con dificultad y miró al felino con sus esmeraldas llenas de lágrimas. El apoyo de Plagg era algo que necesitaba con necesidad.

—No puedo ni verla a la cara.

—Tendrás que hacerlo. Eres Chat Noir y ella tu compañera. —aquella actitud sensata lo sorprendió. Miró un momento un punto muerto en la habitación y pasó su mano por su mejilla, limpiando sus lágrimas.

Following The HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora