Capítulo 20

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Chat Noir sonrió, y en completo silencio, con su corazón latiendo fuertemente contra su pecho, se acercó y besó la frente de Marinette, respirando su aroma profundamente.

—Está bien. —susurró.

Entraron a la habitación, Marinette quitó su abrigo y lo colgó en su armario sin decir media palabra. Chat pudo ver con mayor claridad el vestido que ella traía debajo, le parecía hermoso y no podía evitar sentir un sofocante calor en su pecho al ver como la tela se ceñía a su silueta, el como su color se mezclaba a la perfección con el tono de su piel, y como desprendía una ternura desbordando la sensualidad.

—Te ves hermosa. —agregó a sus espaldas. Marinette se estremeció al oírlo, girando lentamente para verlo a la cara.

—Gracias.

El héroe detuvo su mirar en el brazo de Marinette y luego en su cuello. Podía notar claramente como el maquillaje había desaparecido, dejando a la vista marcas y moretones. Tragó grueso, sintiendo nuevamente la pena inundarlo junto a la culpa, frunció el ceño, desviando así la mirada con enojo. Esa acción no pasó desapercibida para ella, quien al instante se abrazó a sí misma, intentando ocultar el dolor que le había provocado esa reacción por parte de Chat Noir.

—Quizás sea mejor que te vayas... —musitó viendo el suelo. —no debí pedirte que te quedaras.

Chat abrió sus ojos al oírla y volvió a verla, dando esta vez un paso adelante. Marinette alzó la cabeza prestando completa atención a como ponía su mano frente a ella y retiraba su anillo, destransformandolo al instante.

—¿Qué haces? —preguntó sin fuerza y él tomó su mano con delicadeza, depositando el prodigio.

—Por esta noche renuncio a ser el héroe de París. —respondió, y ante la mirada anonadada de ella, tomó su rostro con ambas manos. —cierra los ojos... —Marinette sin pensarlo mucho le hizo caso.

Adrien quitó las gafas oscuras de sus ojos, dejándolas caer el suelo, acarició sus mejillas con sus dedos y delineó con sus ojos cada facción de su rostro.

—Eres hermosa.

Marinette cerró sus ojos con más fuerza, conteniendo las lágrimas por las palabras de su compañero, sujetó sus brazos, aún sosteniendo el anillo del gato negro en una de sus manos y con la voz más rota del mundo se atrevió a preguntar.

—¿Por qué me dices eso?

—Porque es la verdad... y porque... —deslizó una de sus manos hacia su cuello lentamente, tocando con la yema de sus dedos la zona amoratada, evitando el más mínimo dolor que pudiera causarle. —porque como dije antes... ahora no quiero que seas la única que no piense esta noche. —su caricia la hizo temblar e incluso provocó que sus piernas flaquearan.

—Chat, yo... no podría... 

—Y yo no podría obligarte jamás. —volvió a acariciar su mejilla con tanta culpa, que estaba seguro si ella pudiera ver sus ojos en ese momento lo notaría al instante. —¿Cómo podría? Sé que es una locura, sé que estoy siendo un completo estúpido ahora. No es lo más adecuado y agradable que podría decirte. —la frustración consigo mismo volvió en un instante. —Ni siquiera sabes quién soy y no te culpo.

—Lo sé, pero... —a pesar de que no estaba del todo segura con esa propuesta, no quería que pensara que su identidad influía en sus sentimientos. —haces que todo sea más llevadero para mí y mentiría si dijera que no lo he pensado. —respondió con las mejillas ruborizadas. —pero yo...

Adrien la soltó, conteniendose lo más que podía. Ella al sentir el frío abrió sus ojos lentamente, encontrándo al rubio de espaldas, tomando distancia, así que con rapidez tomó su brazo y jaló de él haciendo que se volteara, volvió a cerrar sus ojos fuertemente y, tomando su rostro, atrajo sus labios a los suyos con desesperación.

Following The HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora