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Lo primero que hago al despertarme, es girarme a mirar a mi sueco. Dormido boca abajo, una pierna flexionada y otra recta, una mano bajo la almohada y la otra delante de su cara, y su cabeza girada en mi dirección. Es adorable. Su pelo rubio oscuro y largo que ya le llega por los hombros, cae por el lado izquierdo de su cabeza, su barba perfectamente recortada que lo hace ver jodidamente sexy, ese lunar bajo su ojo izquierdo que lo hace ver perfecto y esos labios rosados que me tientan a besarlo hasta saciarme. Pero no lo hago. Es raro que lo bese mientras duerme.

Me levanto de la cama y me pongo unas braguitas. Me pongo una camiseta de tirantes y mis zapatillas de andar por casa y salgo al salón. Recojo la ropa de Erik que anoche tiramos por todas partes y mi toalla igual. Lo dejo todo bien colocado en una silla, excepto su bóxer que lo llevo a la habitación y se lo dejo encima del escritorio para que lo vea cuando se despierte.

Hago el desayuno para los dos y miro la hora en mi reloj. Las ocho y media. En quince minutos sonará el despertador de la habitación para irnos a la editorial. Mientras hago el desayuno en la cocina, siento como me dan un apretón en el trasero. Me sobresalto asustada, pero me relajo al ver a mi novio mirándome con una sonrisa, vestido con tan sólo el bóxer que le dejé en el escritorio.

Me abraza por los hombros y besa mi cuello suavemente.

-Buenos días, min kärlek. -me susurra en el oído. Una pequeña corriente eléctrica y un pequeño zoo en mi estómago hacen presencia al escuchar que me ha llamado "mi amor".

-Buenos días, Erik. -murmuro echando mi cabeza hacia atrás.

-Du lämnade mig ensam i sängen. -protesta. 
*Me dejaste solo en la cama*

-Estabas muy tierno durmiendo, no quise despertarte. -digo echando zumo en los dos vasos.

-Te lo perdono.

Yo suelto una carcajada, dejo el brick de zumo de melocotón y me giro a verlo. Su fuerte cuerpo sin un gramo de grasa me recibe gustosamente cuando lo abrazo. Me estrecha en sus brazos y yo suspiro. Amo como huele este hombre.

Desayunamos los dos juntos mientras vemos las noticias en la tele. Cuando terminamos, yo recojo lo de la mesa y mi hombre va a ducharse de mientras. Al terminar de recoger, Erik ya ha salido de la ducha así que me ducho yo. Una vez lista, seco mi pelo liso con el secador y le doy un repaso con las planchas. Me maquillo un poco, como siempre, y salgo para vestirme.

Erik ya está vestido, se está colocando el reloj delante del espejo, como si necesitara verse para ponérselo. Me deshago de la toalla que tenía envuelta en mi cuerpo y me pongo la ropa interior. Me visto con unos pantalones negros de vestir de tiro alto y algo estrechos pero muy cómodos, una blusa de botones de color azul marino que no abrocho hasta arriba, dejo los dos botones superiores desabrochados, y la parte de abajo de la camisa la meto por dentro del pantalón. En los pies, unos zapatos de tacón negros. Me pongo una chaqueta gris estilo gabardina que llega hasta la parte de detrás de las rodillas, que nunca supe como se llama, cojo mi bolso con todas mis cosas y me giro para avisar a mi sueco que estoy lista.

Él me mira fijamente, apoyado contra la puerta. Va vestido con los vaqueros negros con los que vino ayer, camiseta de manga corta granate, una chaqueta vaquera y en los pies unas deportivas negras. Amo cuando se viste tan casual, se ve... sexy.

-¿Qué miras tanto, guapo? -pregunto sonriendo, poniéndome mis anillos que están en el escritorio.

-Estaba pensando.

-¿En qué? -murmuro poniéndome ahora mis pendientes. Decido ponerme unos aros pequeños plateados como mis anillos.

-En lo afortunado que soy al tenerte.

LLÁMAME DEDE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora