¿Venganza O Amor?

Capitulo 30

La mañana llegaba y con ella, el llanto de dos hermosos bebes que clamaban la atención de su padre felino, Ciel al escucharlos abrió sus ojos azules enfocándolos en los pequeños bultos a su lado, su mirada relajada con una cálida sonrisa, lograban que los pequeños se calmaran; rápidamente agarro al niño, observando cada uno de sus rasgos, tan similares a su amado para luego hacer lo mismo con la niña, quien lo veía animada, Hannah ingreso a la habitación con una maleta.

Hannah: veo que ya estas despierto - Ciel la observo con un triste semblante, debido a la razón por la que ella había aparecido y el contenido de la maleta - debes cambiar esa cara, después de todo, esto es lo que decidiste desde antes y sabes que es lo mejor para ellos.

Ciel: sé que tienes razón, pero al ver que se van no puedo evitar sentirme vació, los tuve en mi vientre durante mucho tiempo y no es fácil dejarlos - Hannah lo observo enternecida - sabes Hannah... ya pensé en un nombre para cada uno, mi pequeño será Adrien que significa tranquilidad y mi pequeña princesa será Scarlett por ser tan alegre, seguramente sea una niña muy extrovertida a comparación de su pequeño hermano menor - sonreía a la morena, quien no pudo evitar sonreír también.

Hannah: son hermosos y congenian con ellos - sonreía contento de que a su amiga le gustaran - Ciel... ¡Ya es hora! - Ciel borro su sonrisa y la remplazo por una mueca de tristeza, pero sabía que tenía razón y era lo mejor en este caso.

Ciel: Hannah trajiste ropa para cambiarlos - la morena asintió - podrías pasármela, quiero vestir a mis pequeños - Hannah le paso un hermoso mameluco azul, para su pequeño y otro rosa para su niña, el azulino les vistió y los arropo con dos mantas térmicas, de color blanco para el niño y verde para la niña, los dejo en un pequeño coche doble para llevarlos a su nuevo hogar y decidió escribir una carta para enviarla junto a sus hijos, con el fin de explicar los motivos que tiene para enviarlos.

Hannah: entonces Ciel le entregare esto, tienes algún mensaje a parte de esta carta - el menor negó - entonces ya sabes que hacer - tras las palabras de la morena, el azulino se acercó a la puerta de aquella habitación, corto su brazo derecho dejando salir un poco de su sangre, marco la puerta con el símbolo que reflejaba su unión con su amado azabache y se concentró, recitando la frase en alemán "Bring mich zu dem Ort, wo mein Herz ist" ( llévame al lugar donde mi corazón está) , logrando que aquella marca se iluminara en un color purpura.

Ciel: listo Hannah, cuando atravieses esa puerta estarás en tu destino, por favor cuida a mis pequeños y no te tardes - la morena asintió y agarro fuerte la carriola, donde dormían los pequeños para acercarse a la puerta, ingresando de inmediato a una hermosa casa de aspecto victoriano; cerró la puerta para que nadie sospechara la forma en que había llegado a ese lugar, busco con la mirada a la persona que necesitaba pero no la veía por ningún lado, volvió a agarrar la carriola hacia la pequeña sala para ir a la cocina a preparar la leche enviada por Ciel, debido a que los niños aún no habían desayunado.

Mientras se encontraba en la cocina, pudo observar que la casa se encontraba en perfecto estado y no había ninguna anomalía, pero aun no bajaba la guardia de lo que fuera a encontrar; esperaba que él hubiera acatado la única regla que había, para poder entregar a los pequeños sin ningún problema; de repente escucho la puerta de la entrada así que se acercó sin ser vista para saber quién había llegado, le molesto ver a una joven entrando tranquilamente como si no fuera la primera vez en ese lugar, fue directo donde se encontraban los niños y los oculto en otra habitación para así seguir a la extraña.

La chica recorrió la casa buscando algo en particular, entro a la oficina y abrió varios cajones revolcando el contenido que había dentro, sin percatarse que era observada por unos hermosos ojos azules que no perdían rastro de sus movimientos; de repente la puerta principal fue abierta de nuevo y por ella entro un hombre mayor, que a pesar de todo se veía atractivo, caminando tranquilamente a donde se encontraba la mujer sin pensar que había alguien más en la casa.