VII

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Stuart estaba completamente destrozado. Sabía que amaba a ese hombre pero que no podrían durar juntos mucho tiempo y que tomó acciones y dijo cosas impulsivamente, pero no podía contenerse, debía aclarar las cosas y decir la verdad. Con lágrimas recorriendo su rostro subió a su habitación, evitando las miradas ajenas e intentando tranquilizarse.

Llegó a su habitación, se encerró en ella y comenzó de desvestirse y desmaquillarse; sollozaba mientras lo hacía, pero ¿quién lo podía culpar? Se encontraba completamente enamorado de un extranjero que probablemente solo lo vería unos días más y de ahí viviría en la espera de su reencuentro. ¿Tan estúpido era de creer en un reencuentro? En sus palabras, no era estúpido, si no que estaba completamente enamorado. Escuchó como tocaban a su puerta.

-Stu ¿puedo pasar?- Preguntó con cierta preocupación su amiga.

Intento tranquilizarse y le dio pasó a la habitación.

La chica entró a la habitación observando a su amigo con el rostro completamente mojado con lágrimas.

-Cuéntame lo que ocurrió- Se sentó al lado del chico y lo abrazo fuertemente, acariciando su cabellera.

■■■

Nicalls vagaba por las calles de Kyoto, no tenía rumbo alguno, como sus sentimientos en ese momento. Simplemente quería afrontar la situación en la que se había metido y quería pensar en un plan para no dejar a su amante, o simplemente rendirse ante la vida y aceptar pasar esos últimos días con Stuart y disfrutarlos como si su vida dependiese de ello, pero lo único que dependía era su felicidad.

Pero tenia que hacer algo, Murdoc Nicalls no se rinde tan fácilmente ante las adversidades de la vida, él lucha por lo que quiere y lo obtiene. Ya había obtenido el amor del peliazul, ahora solo tenia que luchar por mantener la relación.

Él haría hasta lo imposible por Stuart...

Tomó una decisión, iría a donde se hospedaba y le consultaría las cosas a Russel, era su mejor amigo y confidente del alma, siempre sabía que decirle y en esos momentos era lo que más necesitaba, un consejo.

◇◇◇

Después de unas horas de caminata encontró aquella pequeña residencia en dónde se hospedaba, entro y ahí se encontró con su compañero.

-Russ, necesito tú ayuda- Fue a su lado y se sentó enfrente de aquella mesa, posicionada en el suelo.

-¿Qué ocurre amigo?- Dejo de mirar la pantalla del televisor y le puso atención a su compañero.

-Tiene que ver con la personas que te dije- Miró fijamente un punto en la pared, quería evitar la  mirada de su amigo.

-Hermano, te dije que aquella chica no sería nada bueno- Rasco su nuca y apago el televisor -Pasó algo con ella ¿cierto?- Se levantó y se acomodo al lado del contrarío.

Murdoc dío un largo suspiro y asintió la cabeza -No es una chica, es un joven llamado Stuart- Volteó su mirada y la centro en el moreno. Pudo ver como este se ponía pálido y aquellas cuencas oculares que parecía estar sin alma, ahora eran aún más blanquecinas.

-De todas las posibilidades que pensaba, esa ni siquiera la imaginé- Río a lo bajo -¿Y hay un problema con ello?- Cuestionó dándole unas palmadas en la espalda a su compañero.

-No, el problema es que correspondió mis sentimientos y olvide completamente que ni siquiera vivo en este lugar- Bajo su mirada con desconcierto.

𝕲𝖊𝖎𝖘𝖍𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora