VI

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Ambos se separaron por falta de aire, pero aquel beso les hizo confirmar su amor y deseo mutuo.

-No me estas perdiendo- Le sonrió calidamente el mayor al chico.

-¿No estás molesto?- Preguntó el peliazul con la voz entrecortada y nervioso.

-¿Por qué lo estaría?- Lo miró dudoso.

-Pues, porque te engañe- Tomo un respiro y tiro levemente de sus cabellos -Porque no soy aquella chica linda que tienes metida en la cabeza y no- Fue interrumpido por otro cálido beso.

-A mí no me importa que no seas una chica- Sonrió -Yo me enamoré de aquella luz que irradias, de tú aspecto- Tomó las manos del chico y las acarició.

Hideo sonrió ante la acción, nadie lo había tratado así.

-Bueno, entonces supongo que tú  nombre no es Hiriko- Río y el otro lo hizo con él -¿Cómo te llamas en realidad?- Preguntó sonriendole.

-Mi nombre es Hideo, bueno mi nombre japonés- Rasco su nuca y miro a su acompañante -Mi verdadero nombre es Stuart- Le sonrió.

-Stuart- Se acercó al oído del menor y susurró -Es hermoso- Esta acción hizo que el joven se quedara completamente inmóvil y su cara se tornará de un color carmesí -Y si me permites decirlo, va perfecto con tú aspecto y tú voz- Lo miro y algo en Nicalls hizo un click -Eres una jodido ángel caído del cielo- Sonrió y beso la mejilla del chico.

Stuart ahí comprendió que Murdoc no simplemente le atraía por su look y por como lo había tratado, había caído completamente en sus redes, se había enamorado perdidamente del hombre. Y para su fortuna, aquél hombre le correspondía. Pero se percató de algo...

-Espera- Se apartó del hombre -Somos dos hombres en una relación, no está bien- Dijo decaído y bajando la mirada.

-Hey, Stu- Tomó la muñeca del chico y lo acerco a él dándole un cálido abrazo -¿Te importa el qué dirán de tí?- Con su mano derecha levantó el mentón del joven y con su otra mano acarició la mejilla de este.

-No me importa lo que digan de mi, me importa lo que digan de tí- Lo miro con cierta tristeza y decepción.

-A mí no me importa lo que dirán, si estoy contigo se que puedo superar lo que sea- Le sonrió y beso su mejilla.

Stu no sabía cómo reaccionar, nunca había recibido tanto amor y comprensión. Así que, sin darse cuenta, lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y recorrer sus mejillas.

-¿Qué ocurre?- Preguntó el hombre con cierta preocupación mientras intentaba limpiar las lágrimas del chico.

-¿Por qué?- Dijo en un susurro.

-¿Por qué qué?- Le dijo confundido.

-¿Por qué me amas?- Preguntó mirándolo, lleno de lágrimas y la voz quebrantada. Algo no estába bien en el menor.

-Te lo diré- Suspiro -Desde que entre en aquel lugar y te mire a lo lejos, me percaté de algo, que eras una jodida belleza para mí. Y se que pude sonar una locura, pero con sólo unas horas de conocerte lograste realizar algo que nadie había podido hacer- Acarició los cabellos del chico.

-¿Qué?- Preguntó inocentemente mientras se limpiaba el rostro y tranquilizaba su estado.

-Lograste avivar mi corazón- Le sonrió.

Stuart no lo comprendió del todo, pero aún así abrazo al hombre y ambos se miraron; sus pupilas se encontraron dando un espectáculo silencioso de deseo y amor entre ambos, se amaban tanto que con simples miradas se lo podrían demostrar. Juntaron sus labios nuevamente en un cálido y tierno beso acogedor. Después de unos minutos se separaron y tomaron sus manos.

-Creo que ya es hora de que regrese- Dijo el peliazul un poco decaído.

Murdoc miró su reloj y observó la hora, el chico tenía razón, ya su tiempo juntos había pasado -Si, eso creo- Dijo mientras caminaban juntos de regreso a la casa en la que vivía Stu.

En el trayecto Stuart se percató de algo y se detuvo en seco.

-¿Qué ocurre?- Preguntó Murdoc mirando al chico con preocupación.

-Murdoc tú te tendrás que ir en algunos días ¿verdad?- Preguntó con cierto temor y tristeza.

Ahí el azabache salió de su burbuja de amor y vio la perspectiva del asunto, se había enamorado de un extranjero que probablemente nunca volvería a ver -Si, así es- Le respondió en tono triste.

-¿Y qué haremos?- Lo miró con cierto aire de tristeza y tomó ambas manos de su amante.

-Podrías mudarte conmigo a Inglaterra- Dijo alegré el hombre, con eso creía que podría resolver sus problemas.

El chico negó con una sonrisa en su rostro -No puedo hacer eso, tengo una vida aquí en Japón y además nuestras culturas son muy diferentes- Respondió con cierta calma y tristeza.

-Entonces ¿qué propones?- Cuestionó el hombre.

-Disfrutar estos momentos juntos, porque serán los últimos- Sonrió acariciando el rostro del hombre.

-No podrían ser los últimos, tal vez yo regrese. Si hago Buenos negocios podría volver- Dijo un poco exaltado, no quería perder aquello que apenas había logrado conseguir.

-Murdoc ¿y cada cuánto vendrías?- Tomó la mano del hombre y siguió avanzando.

-No lo sé, pero intentaría venir todas la veces que pueda o incluso mudarme aquí- Respondía intentando no sonar desesperado, no quería dejar al chico.

-No puedo dejar que abandones tú vida en Inglaterra por mí. Ya tienes todo hecho haya, el comenzar de nuevo por mí es un capricho infantil- Miró al hombre y le brindó una cálida sonrisa.

-Pero Stuart, ahora eres todo lo que quiero y necesito en mi vida- Dijo abrazando al chico.

-¿Cómo puedes asegurar eso? Tal vez no sea tú pareja indicada y esto solo es una amor fugaz- Stuart no me día la situación y las palabras, no sabía cuanto estaba hiriendo a Murdoc.

-¿Solo soy un amor fugaz para tí?- Preguntó un poco molesto y con la voz quebrantada, parecía que iba a llorar.

-No, yo creo todo lo contrario. Pero tengo miedo, nunca he salido con alguien y mucho menos con una persona que no es de la misma cuidad que la mía- Soltó el menor -Te amo Murdoc, pero no se como llevaremos ésto- Lo miro con temor.

-Tienes razón, tal vez solo deberíamos disfrutar la compañía mutua hasta que tenga que irme. Pero si regreso ¿Podré volver a verte?- Preguntó con cierta tristeza en la voz.

Asintió felizmente el chico -Yo siempre te amaré Murdoc y siempre me alegrará encontrarme contigo- Lo abrazó y sus labios se Juntaron nuevamente.

Caminaron en un cómodo silencio por las penumbras y el anochecer de Kyoto. Se notaba el amor entre ambos, un amor que no podría perdurar...

Llegaron al lugar de residencia del chico y se despidieron con un cálido y reconfortante abrazo. Y así el joven entro a que lugar.

♡♡♡

Tranquilos no se me preocupen, este no es el final. Aún faltan algunos capítulos más.

Agradezco mucho el apoyo que le dan a la historia, en verdad. Los amo por todo, sus comentarios siempre me alegran :"3

Espero lo hayan disfrutado, se despide

Die~

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