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Contiene errores ortográficos.

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Lila

Al fin ha terminado este aburrido recorrido, no puedo esperar a llegar a la habitación, quitarme los zapatos, comer y dormir. Eso es lo mejor del universo.

Lo único malo de llegar a la habitación es que Jacob también duerme ahí, y de verdad no quiero hablar con él y mucho menos dormir.

No puedo decir que no lo quiero ver, pues ya en este recorrido hemos intercambiado una que otra mirada.

—Mia, Skay—las dos se giran quedando al frente de mi—creo que es hora de ir a mi habitación, tengo demasiada hambre y unas ganas inmensas de dormir.

—Está bien, chica— Mia me da un suave golpe en el hombro—, ve por tu hombre. —me guiña un ojo. Su comentario causó un leve sonrojo en mis mejillas.

—¡Mia!— grité avergonzada.

Aveces, esta chica puede hacer que me den ganas de morir por sus ratos comentarios. Es en serio.

—Vamos Mia, sabes que no se siente bien por lo de esta mañana, no deberías ser tan... déjame pensar...— pone su mano en su barbilla, dándonos a entender que está pensando. Luego abre la boca para hablar—: insensible.

—Tienes razón, lo lamento Lila.— dice

—No te preocupes. En fin... hasta mañana chicas—me despido con un beso en la mejilla de cada una.

Me doy la vuelta y voy camino a mi habitación. A mitad del camino alguien se acerca y me toca el hombro por detrás de mi. Mi "instinto asesino" se activó haciendo que golpeé su cara, pues es de noche y estoy caminando sola por el campo, es el camino rápido para llegar.

Rápidamente saco un gas pimienta que tengo en mi bolsillo y apunto hacia el.

—Tregua, tregua—dice el levantando las manos en señal de rendimiento.

—¿Quien eres y qué quieres?— pregunté. Aún teniendo mi pequeña arma en mis manos y apuntando hacia él.

—Soy Tom, estudio contigo desde que llegaste al colegio...— dijo cubriendo su cara, todavía estaba noqueado por el golpe. Seguía mirando al piso, por lo que no le había visto el rostro aún.

—¿Russell?— pregunté. De alguna manera u otra me sonaba conocido.

—Si, Russell. — afirmó. Luego levantó su rostro. Me quedé congelada al ver su nariz de la cual salía sangre sin parar.

—O-okey, ahora... ahora responde mi otra mitad pregunta...—hago una pausa—¿Qu-que quieres?

—De ti, nada. — habló.

—¿Entonces? — pregunté, cruzándome de brazos.

Este chico me da mala espina, pero creo poder sacarle información. Activaré mi modo FBI.

—Solo te vi sola y...

Su diálogo fue interrumpido por el mío—: Y aprovechaste para intentar atacarme ¿me equivoco?

¿Yo embarazada? Imposible. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora