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Primer paso

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Primer paso.

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―A mí no me engañas.

Recargué mi antebrazo del marco de la puerta principal, junto a una expresión que dejaba en claro que sabía lo que había hecho.

―¿Eh? ¿De qué hablas? ―cuestionó con la voz temblorosa, frunciendo el ceño y abriéndose paso para escapar de mí.

Comencé a pisarle los talones. A ella no le valía hacerse la loca. No conmigo.

―Sé lo que hiciste anoche ―me puse en frente y ubiqué mis manos en mis caderas―. Ya no te hagas ―la perseguí hasta la entrada de su dormitorio―. Maya. ―advertí. Pensaba cerrarme la puerta de su habitación en la cara, no obstante, la obstruí con mi mano ―. ¿Por qué demonios te lo guardas? Yo también pasé por eso. Dime, ¿cómo fue? ¿Eh? ―le guiñé un ojo. No me aguanté la risita.

―¿Cómo fue el qué?

Revolé los ojos y dejé caer mis hombros.

Esta niña.

Me metí a su habitación, ella dio un paso en reversa y yo cerré la puerta detrás de mí.

―Maya, puedes confiar en mí, no diré nada. ―Posé mi mano en su antebrazo como muestra de comprensión y apoyo―. Puedo aconsejarte. Además, no le debes explicaciones a nadie.

Movió sus labios de un lado a otro y expulsó, pesado, el aire por la nariz.

―Está bien.

Sonreí porque eso significaba que me tenía la suficiente confianza como para decir algo tan privado e importante en su vida. Nos sentamos en la cama, mi hermana mirando hacia el suelo.

―No te mentiré. Creí que sería otro nivel como me habían dicho y también... co-cosas que he visto por ahí... en cambio, fue horrible ―contorsionó su rostro como si aquello fuese un terrible recuerdo y yo intenté no echarme a reír porque era consciente de que la primera vez siempre solía ser un desastre ―. Eché todo a perder con mis... gritos y m―

―¿Ese idiota te lastimó? ―intercedí, alerta, dispuesta buscar a ese bastarlo y meterle la paliza de su vida.

―No. Él no. ¡Ahg!― pasó una mano por su frente―. Yo era el problema. Me... me sentí avergonzada ―descansó su cabeza en mi hombro ―. No podía siquiera... ―iba a continuar―. No podía estar cómoda. Eso es todo ―concluyó.

―Maya...

Sabía que ella no diría nada más porque nunca ha sido de la clase habladora y lo cierto era que sentía que lo apropiado era callar y disfrutar del silencio, en cambio, aún tenía una lombriz removiéndose en mi conciencia.

―Pero, ¿lo sentiste especial? Ya sabes, ¿sentiste que él era la persona correcta?

―¿Cómo no? Cuando, a pesar de lo desastrosa que fui, él nunca abandonó mis ojos y de decirme que todo iba a estar bien, que confiase en él. Fue tierno ―una risa estúpida se le escapó de los labios e intentó cubrirla.

Corromper a un nerd (novato). [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora