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''¿Quién era ese chico?''

¿Otra vez ese mensaje?

Desde que me desperté no he tenido tranquilidad. Primero mi hermana jodiéndome el sueño. Después el estrés porque iba tarde. Luego de que me vestí y en cuanto la señal de internet tocó mi celular, este no había dejado de vibrar. Puros mensajes de gente que no conocía, tanto en Facebook como en WhatsApp, mensajes como este. Miré mi celular, ceñuda.

¿Qué diablos?

En cuanto puse un pie en el instituto, en realidad no me pareció extraño ver a la gente con la cabeza metida en el celular, pero algo que sí me incomodó fue que en cuanto me hice presente una ola de ojos cayó sobre mí, me tensé y me enojé; por supuesto que actué como estúpida y llamé a Lau que me contó un poco, a su manera, lo que ocurría. Quedamos de hablar en clase de química.

Me metí al baño y allí pasó la cosa más loca de todas. Nunca me esperé que un grupo de chicas me rodearan en el baño y me exigieran que revelara la identidad del chico, por supuesto que yo estaba aérea, pero de igual manera no les dije nada, ellas estaban locas, en cambio yo estaba lista para la pelea y más con las ganas que me traía de romper narices. Por mala suerte, ellas se apartaron y yo me fui.

Una vez abandoné el baño, corrí hacia mi clase de química. Odiaba tanto esa asignatura y a quien la impartía como nadie se imaginaba.

Ya la profesora estaba dentro y la mayor parte del curso, froté una mano contra mi frente en modo de frustración ¡Diablos! Ahora esta mujer no me iba a dejar respirar por haber llegado tarde. Sentí sus ojos de mosquitos pegados a mi espalda cuando me dirigí a mi asiento junto a Lau.

―Rollins.

Maldita sea.

Doblé los ojos y dejé caer mis hombros, me volteé lentamente a su dirección. Ni siquiera me esforcé en ocultar mi fastidio.

―Cinco minutos tarde ―señaló el reloj pegado a la pared―. ¿Tiene alguna excusa? ―cruzó sus brazos sobre su pecho y arqueó una ceja.

―¿Por cinco minutos? ―Mason tenía que relajarse.

―Sí, cinco minutos. ¿Usted cree que es muy poco tiempo?

Me estaba jodiendo. Mejor que me mande a la sala del trono de una puta vez y se ahorre saliva.

―Lo es ¿no es así?

Ay no, ya va a empezar con sus cosas. Que me envíe a la oficina de su majestad, ojalá me envíe, ojalá me envíe...

―Ajá―respondí.

―Señorita Rollins, solo bastan 5 miserables minutos para dañar su vida, arreglarla, o tal vez cinco sea demasiado. Esos cinco minutos que usted estuvo fuera de clases hablamos sobre los temas del examen para la próxima clase.

Mi barbilla casi cayó al suelo ¡EXAMEN! Y de ¡¡QUÍMICA!! Definitivamente esos 5 minutos dañaron mi vida.

―Puede sentarse ―seguí mi camino hacia mi habitual silla―. Por cierto ―agregó―. Desde ahora su lugar será junto a Blackwell.

Solo imaginé mi puño enterrado en su cara. No dije nada para no cantarle los insultos más creativos que nunca hubo escuchado en su miserable vida.

Lancé mi  bulto y luego me tiré en el asiento y este hizo un ruido chillón. Tay se exaltó y agarró sus lápices. Acomodó sus lentes e intentó mantenerse recto.

Exhalé.

―¿Qué hay? ―saludé a mi compa.

―¿Cómo e-estás?

Corromper a un nerd (novato). [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora