William
Una semana había pasado desde que Ashley estaba viviendo conmigo. Ella no ha vuelto a decir que me quiere en absoluto y a decir verdad me gustaría volver a escuchar nuevamente esas palabras salir de sus lindos labios. En ésta semana había descubierto más sobre ella; especialmente que le gusta dormir de lado, que mientras duerme arruga la nariz, que cuando esta fregando o lavándose los dientes mueve uno de sus pies frenéticamente. Al principio pensé que tenía que ir al baño, pero luego se lo pregunté y me dijo que era una costumbre.
Por otro lado, fuimos a Manhattan para hablar con su padre para así contarle sobre el embarazo y la decisión que ella había tomado. En la sala no pude quedarme porque se me hizo un nudo en la garganta cuando su padre comenzó a llorar como un loco.
— No, no, no. Mi princesita, no. ¿Por qué otra vez? — decía llorando abrazando a Ashley de manera protectora.
— Papá, pero... míralo de el lado bueno. Vas a tener un nieto o una nieta...me verás a mí en sus ojos — Ashley trataba de reconfortarlo, pero no estaba cumpliendo con su cometido.
— Princesita, ¿Cómo me vas a decir eso? — la soltó de su agarre y acaricio su rostro—.Si no vas a estar tú, mi niña — le besó la frente y sollozaron juntos mucho más fuerte. En ése instante salí para el balcón apretando la baranda con fuerza. Quería no romperme y menos para que Ashley se sintiera peor, pero era sumamente difícil y yo no soy de piedra para no sentir el mismo dolor que ellos estaban sintiendo.
También habíamos ido al ginecólogo para que nos dijera como iba el embarazó y no sé que sentí cuando escuché sus fuertes latidos del corazón y cuando vi a esa cosita pequeña en la pantalla. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo y por instinto había besado a Ashley intensamente sin importar al ginecólogo que nos miraba sonriendo. Aunque también sentía una mezcla de enojo porque por la criatura Ashley iba a morir inevitablemente.
— ¿Emocionada? — pregunté a Ashley que estaba sentada al lado de la ventana del avión. Ella me miró con una amplia sonrisa y yo acaricie su mejilla.
— Emocionada es poco. Estoy ansiosa por ver la ciudad — respondió tomando mi mano entre las suyas. La azafata nos ofreció unos aperitivos y me sorprendí a mi mismo que ni siquiera traté de seducirla.
— Me alegra que haya logrado mi cometido — dije inclinando su cabeza para que descansara en mi hombro.
Luego de horas de vuelo llegamos y ya estábamos instalados en uno de los más lujosos hoteles. Le pedí a Ashley que descansara unas horas y luego iríamos a dar una pequeña vuelta por la ciudad. Ya tendríamos tiempo de sobra para conocer todo y recorrer otros países como ya lo tenía planeado.
— Te dije que descansaras — me cruce de brazos observándola con el ceño fruncido. Ella solo había estado recostada casi una hora y ya estaba buscando ropa para ducharse.
— William estoy embarazada no inválida. No me hagas enojar porque no querrás imaginar lo que puedo hacerte — tomó una toalla de mala gana y pasó por mi lado para entrar al baño. ¿Ahora qué hice?
Me senté en la cama con la toalla envuelta en mi cintura pensando en lo que tal vez abre echó. No me les insinué a otras mujeres ¿O sí?, la trato bien, la ayudo con todo, pensaba enumerando cada cosa que he hecho en mi cabeza. Tal vez son cambios hormonales y me toca aguantarme. Me dirigí a paso firme hacia el baño y entré con sigilo para ver el reflejo de su desnudes por la cortina.
— Ash.
— ¿Qué? — respondió cortante y rodé los ojos.
— ¿Me puedes decir que te hice? — pregunté abriendo la cortina y desee no haberla abierto. ¡Contrólate, William! Ashley estaba completamente llena de jabón y pude apreciar sus deliciosos pechos con sus pezones rosados erectos como tanto me gustaban. Además de su monte de Venus bien depilada invitándome a acariciarla y entrar en ella como varías veces he echó.
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La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)
Lãng mạnWilliam un hombre acostumbrado a tener lo que quiere se encuentra con una mujer que sera la excepción, con una mujer que no se deja amedrentar por su voz profunda y mucho menos por su atractivo aunque no se niega que esta como quiere. De alguna man...