Capitulo 7

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William

Desde que habíamos regresado de Berlín el trato que tenía con Ashley era estrictamente profesional y desde eso hace dos semanas. Los primeros días intentaba incomodarla acercándome demasiado a ella, tocándola por los hombros como si fuera hacerle un masaje y otras veces la obligaba a trabajar horas extras saliendo así a altas horas de la noche. Ya parecía un jodido acosador y me estaba enfureciendo la estúpida actitud de mi asistente.

— ¿Preparado para los treinta aniversario? — pregunto mi amiga Lorena sentándose frente a mi escritorio mientras se recogía su larga melena castaña.

—Lore yo siempre estoy preparado además mi madre es la que siempre se encarga de organizar los aniversarios de la empresa. Yo solo tengo que dar la cara y ofrecer mi discurso — dije de muy mal humor mirando los mensajes de mi móvil.

—Todavía no has logrado meterla en tu cama, ¿verdad? — pregunto mi amiga riéndose y yo solté el móvil al momento que la fulminaba con la mirada.

—No estoy para tus estúpidas bromas, Lorena — respondí echando mi cabeza hacia atrás en mi asiento a lo que ella hizo una seña de que se callaría.

Eso era otra cosa desde que la había besado en el ascensor no he podido dejar de pensar en sus labios, en ésa manera en la que besa y en la firmeza de su trasero. Estoy con unas ganas tremendas de besarla hasta que sus labios no resistan a mis besos que a veces me veo sentado en la sala de mi casa pensando en ella. Pensando en cómo sería si ella se me aventara encima sin ponerse tan difícil como lo ha hecho todo esté tiempo. ¿Cómo una mujer que no tiene novio se resiste a una noche conmigo?

—Yo la he visto hablando mucho con Henry. Tal vez está interesada en él — comentó nuevamente mi amiga enarcando una ceja y yo puse los ojos en blanco molesto.

Henry era otro imbécil que se estaba buscando un buen golpe y podría jurar que lo despediré si sigue rodándola. Todos los días se la pasa por su área de trabajo y la invita almorzar con ésa sonrisa de estúpido. Ése infeliz lo que tiene es más cara de homosexual que de hombre y después tiene el descaro de estar detrás de ella. ¿Acaso la rubia no entendió que no se permiten las relaciones en la oficina? Al parecer no porque lo sigue frecuentando mientras que a mí, me da una patada en el trasero cada vez que puede.

— ¿Interesada? Eso si yo lo permito, Lorena. Primero la tengo en mi cama antes de que Henry le dé un beso — dije seguro de mi mismo y a la misma vez mirando a la rubia que se agachaba a tomar algo del suelo dándome una exclusiva vista de sus pechos.

—Eres tan creído, me decepcionas — dijo levantándose con brusquedad del asiento y cerrando la puerta de un portazo. Lorena se puede enojar todo lo que quiera, pero no me cambiara mi manera de pensar. Soy un hombre y tengo necesidades que espero saciar con Ashley.



Ashley

William era un atrevido en toda la regla, prácticamente me acosaba. Cada vez que se me acercaba sentía como mi cuerpo se paralizaba y mi respiración se entrecortaba. Ése hombre tenía un gran poder sobre las mujeres y me perturbaba cuando se acercaba a mí para susurrarme algo al oído. Sentía como mi estómago daba un vuelco y miles de sensaciones atravesaban mi cuerpo. William era tan guapo, pero el temperamento que se gastaba era del infierno.

Además estaba el echó de que ése beso me había dejado descolocada y sentía un enorme deseo de que me volviera a besar. No recordaba la última vez que había sentido tantas ganas de que me besaran como si fuera la última vez y me arrancaran la ropa de un tirón. Porque William debe ser un hombre bastante bueno en la cama con semejante cuerpo, manos y sin olvidar lo rico que besa.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora