Capitulo 10

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Ashley

No pude pegar el ojo en toda la noche dando vuelta por toda la estancia de mi hogar por una simple razón. Hoy me volvería encontrar con William en la oficina y eso me tenía el estómago revuelto de los nervios. Nunca había pensado lo que sería pararme frente a él cuando ya él disfruto de todo mi cuerpo al igual yo del suyo. Me había duchado, vestido y desayunado en un santiamén que ni yo misma me lo creía.

— ¡Deja de joderme viejo decrepito! — grite cuando escuché que había encendido el radio a todo volumen. ¿Por qué los demás nunca se quejaban? ¿Por qué únicamente molestarme a mí? Yo soy buena persona, no robo, no mato y ayudo a los necesitados. ¿Qué más puedo hacer?

Salí de mi departamento a toda prisa para tomar el tren. Tanto dar vuelta y para salir tarde. ¡Qué fastidio! Comencé a correr por todas las calles como loca y no sé cuantos codazos en el estómago había recibido especialmente de hombres. ¡¿Dónde están los caballeros?!

— ¡Deténganse! ¡Deténganse! — exclame haciendo señas con las manos a una mujer para que apretara el freno de emergencia que muchas veces estaba en la puerta, pero me dio la espalda y la puerta se cerró en mis narices. ¡Maldita amargada hija de su madre! ¿Qué le costaba detener la puerta? Solo espero que a ella le hagan lo mismo o peor por mal intencionada.

Yo que quería tomar el tren para no tener que tomar un taxi porque últimamente todo está carísimo y hasta ellos han subido la tarifa del viaje. Subí las escaleras para salir de la estación del tren e ir en busca de mi amigo amarrillo. Tarde como quince minutos en conseguir uno y ahora estaba que reventaba del enojó. William ahora tendría una perfecta excusa para reprenderme y echarme en cara que lo lance en paños menores de mi departamento, pensaba cada vez que estábamos más cerca de la empresa.

—Gracias — susurre cuando el taxista me devolvió el cambio y salí como un resorte a tomar el ascensor. El que me viera pensaría que soy una loca, pero no me importa ya llevó treinta minutos tarde y no puedo darme el lujo de ir a paso de tortuga. Cuando al fin logre entrar al ascensor puse una mano en la pared para respirar más tranquila porque estaba tan agitada que sentí un leve mareó.

Las puertas se abrieron haciéndome soltar un suspiro, pero lo que no me esperaba es que el moreno iba a estar frente al ascensor para entrar. Mis ojos se abrieron del susto y él entro para luego cerrar el botón que nos dirigía a los aparcamientos.

—A ti iba a buscar. Ya había pensado que no vendrías — dijo recostando su espalda en la pared del otro extremo, pero en ningún momento había dejado de mirarme como un pedazo de carne.

— No tendría porque ausentarme. Yo sé separar muy bien mis asuntos personales de los laborales — respondí desafiante y él soltó una leve risita algo ¿tenso?

— ¿Yo soy tu asunto personal? — pregunto con picardía y se acerco a mí quedando a unos solos centímetros de rozar nuestros labios—. No, tú ni siquiera eres algo personal. Solo fuiste un error — respondí mirando sus labios comenzando a sentir mi respiración pesada por su cercanía para luego mirarlo a los ojos.

— Yo no vi que me sintieras como un error cuando te estaba haciendo mía — susurro a mí oído y al mismo instante mordió el lóbulo de la oreja haciéndome cerrar los ojos. ¡Dios que no me haga esto!

— Solo me dejé llevar por el momento — lo aparte de mí con fuerza y él asintió—. No quiero que te vuelvas a acercar a mí con ésas intenciones — le apunte con el dedo con determinación y él me miró molesto.

— Camina — ordeno tan pronto el ascensor se detuvo en el oscuro aparcamiento y yo me negué a salir—. No pienso ir a ningún lado contigo.

— No te pregunté si querías ir. Tú solo camina y no molestes — me tomó del brazo de manera posesiva mientras caminábamos en busca de su auto. Cuando llegamos al auto él me abrió la puerta y me obligó a entrar bajándome la cabeza para que no me golpeara. ¿Quién se creé que es? Le dio la vuelta a su auto y se monto sin mediar una sola palabra.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora