Capitulo 21

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William

No podía parar de pensar en la manera en que le hable a Ashley, en que no la tendría más en mis brazos y en que ya no hablaríamos como me había acostumbrado. Estaba pensando que era momento de buscar una conquista para así dejar de pensar solamente en la rubia. Cuando iba entrando al edificio la vi venir con unas grandes gafas negras algo extraño en ella porque nunca la había visto con gafas. Su cabello lo llevaba suelto algo alborotado, unos jeans negros con una camisa violeta de botones y una chaqueta larga color negra hasta las rodillas. Entre en el ascensor y lo sostuve hasta que ella entro algo pálida y sin sonreír.

— Buenos días — dije esperando escuchar su voz angelical, pero solo asintió con la cabeza y ni siquiera me miro—. Necesito que me localice unos contratos de los que tengo en esté listado — añadí pasándole un papel con el listado y ella lo tomó con manos temblorosas.

— No se preocupe cuando subamos se los daré enseguida — su voz fue tan ronca que no pude evitar mirarla.

— Hazme el favor y quítate las gafas, ahora — ordene apretando el botón para detener el ascensor y ella giro su cabeza para observarme.

— No, no lo haré — dijo apretando sus lindos labios y me acerque para tratar de quitárselo, pero me dio un manotazo para rápidamente apretar el botón. ¿Por qué no quería que la viera a los ojos?

Tan pronto las puertas se abrieron ella huyo de mí lo más rápido que pudo y se sentó en su escritorio comenzando a buscar lo que le pedí, supongo.

— Aquí tiene lo que me pidió — entro y coloco los papeles en el escritorio, pero agarre su mano a tiempo para poder mirarla ahora sin las gafas. Cuando la miré directo a los ojos me sorprendí de lo hinchados y rojos que estaban. Por un momento sentí ganas de abrazarla y no dejarla escapar nunca de mis brazos, pero ella estaba a la defensiva.

— Tú y yo hablaremos más tarde — me levanté tomando los papeles y salí de la oficina ofuscado, pero más preocupado por ella.

Todo el día me la pase de reunión en reunión, pero con mi cabeza en otra parte. Todos mis pensamientos recaían en Ashley y en lo hinchados que estaban sus ojos. ¿Habrá salido bien cuando fue al médico? Tenía la necesidad de estar con ella, pero ya la había tratado muy mal ayer y no podía escaparme de esta última reunión.

Cuando por fin logre salir de todas las reuniones ya eran las dos de la tarde así que aligeré el paso para llegar mucho más rápido a la oficina para así hablar con ella. Necesitaba saber que le pasaba y si podía ayudarla en algo. Ella no podía ser tan orgullosa y negarse a aceptar mi ayuda. Al entrar a mi planta estaban todas las demás trabajadoras excepto mi rubia.

— Señor Johnson, Ashley dejó esto para usted — Rita me extendió dos sobres que tomé extrañado.

— ¿Dónde está Ashley? — pregunté serio y ella solo dijo que se había ido a las diez de la mañana. ¡Desde las diez! ¡¿Por qué demonios se fue?! Entre a zancadas a mi oficina y abrí uno de los sobres. Me quedé de piedra sin poder creérmelo. Ashley renuncio, pero ¿Por qué? El solo pensar que no la volvería se me revolvía el estómago. Fue por mi culpa por eso renuncio, pensé mientras abría el otro sobre.

William, sé que te estarás preguntando ¿Por qué he renunciado sin ningún tipo de explicaciones? Hemos compartido tanto tiempo juntos que ya había olvidado cuales fueron tus intenciones desde un principio y créeme que ya no me importa. Porque tuve el privilegió de conocer al hombre maravilloso que se esconde detrás de ésa máscara de rudeza y orgullo. No me arrepiento de haber estado contigo y sé que eres un gran hombre a pesar de tus crueles palabras de ayer. Yo tengo claro que solo fui una más en tu lista, pero no pude evitar que sentimientos involuntarios crecieran por ti en gran manera causando que me enamorara de ti. ¿Me alejó de ti por qué me enamore de ti? No, ésa no es la razón porque yo podría seguir trabajando contigo sin importarme que estés con nuevas conquista porque para eso soy tu empleada, aunque me doliera en el alma. ¿Recuerdas la primera vez que visitaste a mi padre y que él te pregunto si me había hecho los controles anuales? Sí, escuché cuando te lo pregunto y no estaba espiando, Will. Bueno pues esos controles son debidos porque a los dieciséis años fui diagnosticada con cáncer. Tuve un largo proceso de tratamientos y sufrimiento. Mi novio me dejó en ése transcurso porque no quería que la gente le tuviera lastima de tener una novia moribunda y mis amigas nunca fueron mis amigas porque llegó el momento que me miraban con pena o simplemente ni querían tocarme como si las fuera a contagiar. Solo una se preocupó por mí, pero sus padres se mudaron y aún así me llamaba todos los días para saber cómo estaba.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora