xii. Cumpleaños

600 47 12
                                    

La música sonaba por toda la casa, los invitados  se encontraban charlando, algunos en el living sentados en los sillones, otros estaban en la cocina sirviéndose algo para tomar. No eran tantos, pero igualmente el cumpleañero se alegró de que hubieran podido venir. Blas había dicho que no quería celebrar su cumpleaños pero acá estaban, parece que no le podía decir que no a Junior. Después de la confesión que el mayor le había hecho a su amigo, no habían vuelto a hablar del tema y Blas no sabía si eso era para bien o para mal, aunque él ya se daba por rechazado. Sentía que había arruinado absolutamente todo y se odiaba por eso, tal vez si se hubiera quedado callado se hubiera ahorrado el sentirse así, pero no pudo. Por suerte, confirmó que su amigo no estaba enojado, ya que a la mañana lo había sorprendido con un desayuno en la cama acompañado de su ahijada, y en ese momento pensó que por más que el menor no lo viera como alguien más que un amigo, estaba feliz de poder tenerlo en su vida, como compañero, persona con la que está criando un bebé, lo que sea. Lo importante era que no lo había perdido del todo.

Junior se encontraba recibiendo a un par más de invitados que acababan de llegar, eran Renata con Mia, las dos trabajaban en el bar y se habían hecho muy grandes amigas de Blas. 

"-Eh feliz cumpleaños, ya oficialmente sos un viejo de mierda"-Dijo Mia mientras lo abrazaba.

"-Bueno gracias, que lindo que me lo recuerden"-Contestó separándose de ella para abrazar a Renata, mientras ésta también le decía feliz cumpleaños.

"-Vinimos casi corriendo, parece que se está por largar a llover mal"-Comentaron las amigas mientras iban al living a saludar a todos los demás. 

Y así pasaron las horas, riendo, comiendo, tomando un poco, hasta que a eso de la 1 de la mañana, la gente se empezó a ir debido a que se había largado a llover con bastante intensidad. Cuando se quedaron solos, y Luna ya estaba en su cuna, comenzaron a levantar y limpiar todo. 

"-¿La pasaste bien?"-Le preguntó Junior a su amigo, levantando los vasos que se encontraban en la mesa.

"-Mucho, gracias por todo"

"-No me tenes que agradecer, es tu cumpleaños y quiero que la pases bien"-Los dos chicos se sonrieron mutuamente, y Blas pensó que era el pibe más afortunado del mundo por el solo hecho de poder presenciar esa sonrisa.-"Sabes, cuando yo era chico en uno de mis cumpleaños, me sentía bastante mal. Mi viejo en ese tiempo estaba en cana y yo lo único que quería era poder pasar aunque sea un cumpleaños al lado de él. Así que mis hermanos me hicieron una de esas "casas" hechas de sábanas. Esas que juntas sillas y todo ese quilombo, y dijeron que en ese lugar nada ni nadie me podía hacer daño, que ese iba a ser "nuestro lugar".-El rizado lo miró atentamente, no sabía por qué le estaba contando todo eso, pero no dijo nada.-"¿Querés que hagamos una?"

No entendía por qué el menor quería hacer aquello, o por qué justamente se acordó de eso en ese momento, y le pareció una idea infantil, pero era Junior, y lo estaba mirando con una sonrisa divertida en la cara, por lo que le fue imposible decirle que no. Así que se limitó a asentir mientras empezaba a correr todo lo posible del living que estaban limpiando tratando de hacer el menor ruido posible. Después de que las cosas estuvieran medianamente organizadas, Blas subió las escaleras y se puso a sacar tantas sábanas como pudiera encontrar, bajó y entre los dos empezaron a armar esa "casa" lo suficientemente grande como para que los dos entraran. Pusieron las sillas una al lado de la otra, y pasaron las sábanas por arriba de éstas. Metieron bastantes almohadas y otras cuantas sábanas en el piso para poder estar más cómodos, finalmente cuando ya vieron todo acomodado, entraron riéndose. Se sentían dos pendejos de 10 años haciendo una travesura y rogando para no ser atrapados. 

Después de estar ahí por un rato, compartiendo charlas, risas y miradas, sintieron un ruido familiar proveniente de afuera.

"-Mi papá siempre me decía que la lluvia trae bendiciones"-Comentó Blas, mirando fijamente al chico que se encontraba al lado de él, y sintió el familiar cosquilleo en el estómago que sentía cada vez que estaba tan cerca de su amigo. Éste solo se limitó a sonreír. 

"-¿Podemos hablar de lo que me dijiste la otra vez?"

"-No hace falta que digas nada, sé que seguramente no te pasa nada conmigo y está bien" 

"-No Blas, dejame hablar a mí ahora"-Junior tomó aire, no estaba seguro de lo que iba a decir, y los nervios lo consumían de una manera espectacular, pero sin embargo siguió hablando.-"Tengo miedo, tengo miedo de esto que siento por vos, porque nunca sentí algo tan fuerte por alguien. Traté de no pensar en vos, de verte solamente como el amigo de mi hermano, traté de que no me gustaras, pero no lo conseguí. Cuando te fuiste a Canadá sentí que se me caía el mundo a pedazos porque creí que te había perdido, esta vez de verdad, y empecé a salir con otra gente. En cierto punto para ver si me podía olvidar de vos y poder empezar de nuevo con alguien pero mientras más me trataba de convencer de que ya no me importabas, menos te podía dejar ir"-Suspiró sintiendo como el corazón se le aceleraba cada vez más.-"Y sé que es difícil especialmente con todo lo que nos está pasando, con todas las nuevas responsabilidades que estamos teniendo, pero te miro y sé que va a estar todo bien, que las cosas van a funcionar"-Dejó de hablar, acercándose inconscientemente a Blas, esperando que éste reaccionara, y lo hizo. Lo tomó del cuello cuidadosamente y juntó sus labios con los de su amigo. 

Y en ese momento Blas supo que su padre tenía razón. La lluvia si trae bendiciones.

≡HOME≡ |blasnior|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora