CAPÍTULO VII: JULES ALASTOR

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La batalla había concluido, llevándose la victoria Lizz. Todos habían sido transportados a una habitación al momento de que eran eliminados, Lizz por su parte fue la ultima en aparecer debido a que ella ganó. En dicha habitación solo se encontraban sus siervos, pues al lado estaban los de Jules Alastor. Ya los siervos de Gremory habían tratado a los de Lizz y a los de su oponente.

—Chicos –dice Lizz al ver a sus siervos—. Buen trabajo.

—Ganamos señorita –dice Thomen sentado en una de las camas.

—Aun luchando en desventaja numérica –añade Emilly.

—La próxima batalla será más dura que esta –dice Elliot—. Que molesto –el chico bosteza.

Al terminar con la revisión de Lizz, tanto ella como sus siervos salen de la habitación para regresar al Purgatorio, pero al salir se encuentran con una escena muy desagradable, se trataba de Jules Alastor, estaba descontrolado por su derrota y ardiendo en ira contra sus siervas, en especial contra aquella niña.

—¡Maldita sea! –grita mientras golpea a la niña con su cinturón—. Me dijeron que serías útil y resultó todo lo contrario –la niña interponía sus manos para evitar los golpes de Jules. Los funcionarios a su alrededor no podían hacer nada, principalmente por ser el hijo de Alastor, líder de los Siete Pecados Capitales. Las siervas de él se limitaban a observar horrorizadas—. ¡No sirves para nada, eres una basura! –dice al darle patadas a la niña que se encuentra en el suelo.

—Detente –dice Elliot al poner su mano en el hombro de Jules.

—¡Quítame tus sucias manos, segador! –grita y voltea a golpear a Elliot.

—Tratar así a tu sierva –el chico detiene el golpe de Jules, era la primera vez que Lizz veía enojado a Elliot, él pocas veces se enojaba o les daba importancia a las cosas—. Eres una basura, digno del Pecado de la Ira.

—¡Esto es entre mi sierva y yo! ¡Nadie se puede meter! –dice al incrementar su Poder Demoniaco.

—No sé cómo harán las cosas en tus tierras, pero en este momento estás en las tierras de Seire Lucifer y hay reglas estrictas en el trato de los siervos –dice Lizz al interponerse—. No puedes usar tu nombre para hacer lo que se venga en gana.

—¡No te importa Phenex! ¡No sabes lo que pagué por esa asquerosa youkai! –Jules cometió un error, sus palabras lo habían delatado. En el Infierno estaba prohibido el trafico de siervos o esclavos, según un acuerdo firmado por los Cuatro Reyes Demonios. Sin importar que fuera el hijo de un Pecado Capital no podía incumplir un acuerdo de tal magnitud.

—¿He escuchado bien? –dice Lizz y Jules no puede aguantar la presión.

—Yo Jules Alastor te libero sucia youkai –dice el chico al cortar su pacto con la niña y desaparecer junto a sus otras siervas, dejando a la niña.

—Emilly haz un informe de esto y llévaselo a tu padre, envía una copia a los Caballeros del Orbe y a la reina de los youkai –dice Lizz de manera firme y la chica responde—. Ustedes que presenciaron esto y no hicieron nada para evitarlo –se dirige a los presentes—. Hablaré con Seire Lucifer y Gremory, entiendo que teman a Alastor, pero debieron proceder como debían en un caso como este sin importar el demonio que lo lleve a cabo –eso asustó a los funcionarios. Lizz miró a la niña—. ¿Cuál es tu nombre?

—Neige Snow –responde tímidamente la niña.

—Neige, ese tipo no te hará más daño –a Lizz la actitud de Jules le recordó a aquel monstruo, su padre y quería evitar que personas sufrieran a como ella.

—Gracias –la niña comienza a llorar—. Pero ahora no tengo donde ir, lo más seguro es que corra peligro –ella se cubría el rostro con sus manos.

—Señorita debería llevarla a los Caballeros del Orbe, ellos se harán cargo de su protección –dice Thomen—. Sé que Valerie la protegerá.

—Será lo mejor –responde Lizz—. Emilly iremos primeramente al cuartel, luego le pasarás el informe a tu padre, que los caballeros se encarguen de contactar con la reina de los youkai.

—Comprendo señorita.

Lizz junto a sus siervos fueron al cuartel de los caballeros, llevando consigo a la niña e interpusieron la denuncia correspondiente, así como brindaron los videos grabados por sus BEI's, tenían todo para hacer que detuvieran a Jules Alastor e investigaran a su padre. Mordred dejó a la niña en custodia para interrogarla y mantenerla protegida, sería enviada a una casa de seguridad. Sería investigado el trato que recibían las siervas de Jules, pues lo más posible es que sufran maltratos y hasta violaciones constantes por el joven demonio.

Luego de todo el papeleo, la Princesa del Purgatorio regresó a casa de su abuelo, estaba agotada a más no poder, su batalla contra Jules y luego el papeleo por Neige, así mismo los siervos de la chica fueron a sus respectivos cuartos para descansar. Se había anunciado que su próxima batalla sería en quince días, esa sería posiblemente la batalla más dura que la chica enfrentaría, y se logra derrotar a Zereth, la batalla contra Alice será peor.

***

Aquel lugar se encontraba en llamas, mientras una chica trataba de poner a funcionar una máquina, pero no podía, aun le faltaba mucho. En aquel lugar el día y la noche eran uno, solo era oscuridad y olor a muerte, solo quedaban pocas personas ya. Estaban perdiendo contra lo que se enfrenatan, sin la capacidad de luchar con sus poderes, pues carecían de ellos por aquel inhóspito lugar. La chica grita enojada mientras tira una pieza de la máquina al suelo.

—¡No funciona! –ella se toma el rostro y pasa sus manos hasta atrás de su cabeza.

—Cálmate por favor, yo sé que tú puedes.

—Reira, no, no puedo –dice la chica lamentándose—. Si nuestra tía estuviera acá, ella era un genio para crear cosas.

—Pero está muerta –responde la otra chica—. Y todos lo estarán si no terminas la máquina.

—Debo terminarla –dice al ponerse a trabajar de nuevo en aquella extraña máquina con toda la presión del mundo sobre sus hombros.

***

Pasaron unos días desde el evento con Jules y al parecer se ha librado, Mordred explicaba que al parecer el caso va más allá y el padre de Jules usó sus influencias para que saliera bien librado. No podían hacer nada, esto enojó mucho a Lizz, pues ¿cómo es posible que la Facción Lucifer se deje intimidar? O puede que incluso Pilares de Seire conspiren contra él y se hayan aliado con Alastor, algo así podía pasar. Cada vez se hacía más grave el asunto.

Ese día era la batalla de Alice contra Hazel, y como era de esperarse la chica Lucifer derrotó a su oponente muy fácilmente, clasificándose para la final, lo más destacable de la batalla fue un Caballero Bestia, un joven demonio reencarnado que provenía de Kenta, el cual se enfrentó a una de las siervas de Alice, dando una buena batalla y llegando a ser considerado el "Siervo de la Batalla" por Luvart, debido a la determinación del chico. Aunque Hazel no pudo ganar, puso en el mapa nuevamente a su Casa. El día siguiente sería la batalla de Lizz contra Zereth a quien se encontró.

—Phenex, mañana morderás en suelo de la peor manera –sonríe de forma arrogante el chico.

Continuará...

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