CAPÍTULO XXIX: REIGEL

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—Veo que fuimos detectados –dice una vos masculina. Aquellas personas tenían alas blancas, eran ángeles—. Por fin nos conocemos, Ryu Akasha.

—¿Y tú quién se supone que eres? –Ryu pregunta al ángel.

Aquel ángel tenía cabello plateado con un mechón castaño, sus ojos eran azules, aparenta una edad de veintisiete. Lleva una camisa manga larga blanca, pantalón blanco, sobre la camisa lleva una gabardina blanca con plateado, botas blancas altas. No podía negarse que era un hombre atractivo y más con sus cuatro alas en la espalda.

Al lado de aquel joven había dos chicas, la primera de cabello castaño largo, sus ojos color marrón, lleva un sujetador de cabello color azul con unas flores blancas, lleva una gargantilla color azul ceñido al cuello, su vestimenta consta de en vestido azul strapless, el cual llega un poco arriba de la rodilla, aquel vestido tiene volantes de color blanco, ella lleva unas zapatillas de tacón color azul, unas medias blancas hasta los muslos y nos guantes azules hasta el codo, además de unas mangas azules que no están unidas al vestido, en la parte trasera del vestido se encuentra un enorme lazo, el cual tiene bordes dorados.

La otra por su parte es de cabello castaño atado con un moño, ojos color esmeralda. Lleva una camisa manga larga blanca sobre la cual lleva un chaleco negro con la forma similar a un corset, lleva una falda corta color rojo, pero de donde termina su camisa sale una cola de tela, similar a la falda la cual llega un poco más abajo de la rodilla, la cual es decorada en los bordes con un color dorado y blanco, pero dicha cola de tela no cubre la parte delantera. Además ella lleva unas botas café hasta los muslos.

—Ten cuidado Ryu, las dos tipas a su lado son Angeloid –los Angeloid eran ángeles creados para cumplir la función de un arma, las gemelas también eran Angeloid. Pero a pesar de que son armas no quita su derecho al libre albedrío y a su voluntad.

—Creo que repetiré mi pregunta, ¿quién eres? –Ryu mira al joven que se encuentra más arriba de él. Pero no recibe respuesta, parece que aquel ángel trataba de analizar a Ryu.

—Te pareces a él –dice sin importar la pregunta de Ryu.

Lilim no espero una orden de Ryu y tampoco la iba a obedecer en caso de que la hubiera, la chica crea varias esferas de fuego y son lanzadas como balas contra las tres personas. La segunda chica se interpone frente a las esferas de fuego de Lilim y crea un escudo color dorado, en forma de lágrima y justo en el centro tiene una gema azul con forma de rombo. El fuego de Lilim su absorbido por aquel escudo. La chica continúa lanzando esferas de fuego, pero todas y cada una de ellas son absorbidas.

—¿En serio? –Lilim se muestra dudosa, y analiza la situación. Sus ataques no eran como las bolas de fuego de alías Jefe, sino con un poder colosal capaz de incinerar a cualquiera que entre en contacto con estas—. No cabe duda... El Escudo de Oro de Salomón. Eos –Lilim sonríe ante el reto—. El escudo más poderoso e impenetrable que supera por mucho a los de los Segadores de Almas, los cuales están hechos de Adamantium. Capaz de consumir cualquier tipo de fuego, no, no solo eso, cualquier tipo de ataque mágico.

—Así que son fuertes –dice Ryu al escuchar las palabras de Lilim—. ¡Zap Cannon! –Ryu hace aparecer una combinación mágica frente a él con forma de círculo, del cual surge una enorme cantidad de relámpagos que son enviados contra los ángeles, pero es bloqueado por completo por el escudo.

—Es inútil –dice el joven—. Si estamos frente a ti significa que somos lo suficientemente fuertes como para hacerte frente, sin importar que uses el Cross Over y tus Gods Mode.

—Pareces muy confiado con tu poder, ¿qué es lo que buscan? –pregunta Ryu comenzando a irritarse.

—En pocas palabras, a tí. Mis órdenes son vigilarte, pues representas una gran amenaza para el orden. Pero pareces ser bastante agresivo, en ningún momento atacamos y ustedes de pronto nos atacan de la nada, ¿para medir su poder? –él parecía estar muy tranquilo a pesar de la situación. No era como si tuviera temor a Ryu—. Kassia deberíamos mostrar el porqué no le tememos –él se dirige a la chica de vestido azul—. Tessia demostró que tenemos una gran defensa, mostremos nuestro ataque.

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