Hace un tiempo un suscriptor me sugirió que contara un poco más sobre Braiden, este capítulo especial trata de eso.
Busqué el comentario del suscriptor pero no lo encontré, este capitulo es dedicado a él.
***
En aquel tiempo no existía nada, sola una basta y densa oscuridad. Pero el milagro de la creación comenzó con un pequeño huevo, pasaron varios siglos hasta que aquel huevo, que vagaba por el vacío y la oscuridad, eclosionara. Mas el día que lo hizo todo cambió. Del huevo salió una pequeña criatura, similar a una serpiente, era blanco con algunas franjas azules, sus ojos eran de color esmeralda, su nombre Draidgeon.
Pero el pequeño dragón se encontraba solo en medio de aquella oscuridad, con sus mayores deseos anheló que alguien le hiciera compañía, fue ahí cuando a apreció. Su apariencia era la de un majestuoso dragón rojo, con un calor intenso, aquel dragón iluminó la oscuridad y dio compañía a pequeño Draidgeon, el pequeño dragón dio de nombre al dragón de fuego, Drelizart. El cual había sido creado por los sentimientos de Draidgeon.
Luego de unas horas la oscuridad regresó nuevamente, mientras Drelizart se convertía en una esfera. La soledad regresó al pequeño dragón blanco, sus anhelos dieron nacimiento a una dragona, su piel era blanca y brillante, sus ojos mostraban pureza y bondad, ella acompañó a Draidgeon mientras Drelizart dormía. El pequeño le dio el nombre de Draefine.
El pequeño dragón notó que cada cierta hora Drelizart dormía y Draefine estaba despierta, y pasaba lo contrario, que Draefine dormía y Drelizart estaba despierto. Parecía como si se turnaran para hacerle compañía al pequeño dragón.
Pasó algún tiempo mientras Draidgeon aprendía de sus poderes, él notó que podía crear cosas si lo anhelaba lo suficiente, en ese momento fue cuando comenzó a crear su propio mundo, un lugar donde él podría jugar y compartir con sus dos amigos.
Tardó varios siglos en conseguirlo, pero lo hizo. Draidgeon ya no era un niño, él había logrado construir un mundo de la nada, montañas, valles, mares extensos, playas, un hermoso cielo, un glorioso mundo inmaculado. Durante este tiempo, el dragón blanco logró que Drelizart y Draefine se pudieran conocer, pues lo anhelaba con todo su corazón.
La bondad y belleza de Draefine cautivó a Drelizart, y la fortaleza de este hizo que se ganara el corazón de Draefine, su amor fue consumado y nació una pequeña dragona, la cual fue nombrada por el dragón blanco, su nombre era Stelaria, la primer ser viviente que nacía a partir de otros.
Draidgeon lloró de alegría al ver su mundo terminado, mientras la pequeña Stelaria disfrutaba de la creación del que sería llamado el Dios Dragón. Pero en aquel mundo solo estaban ellos cuatro, así que el dragón blanco creó criaturas similares a él, reptiles de todo tipo se esparcieron por la tierra, los mares y el cielo.
«El mundo necesita habitantes de mi propia sangre y carne», dijo el dragón. Arrancó cuatro de sus escamas y las plantó en la tierra de aquel mundo, como si sus escamas se tratasen de semillas, cuatro dragones nacieron. Bahamut el Dragón del Poder, Greydreigon la Dragona del Aura Sagrada, Salamandre la Dragona de las Gemas y Dregon el Dragón Elemental, fueron los nombres de los hijos de Draidgeon, dos parejas, para que procrearan y poblaran el mundo que él había diseñado. Los cuales sería conocidos como Dragones Ancestrales.
Draidgeon ascendió al cielo, donde sería su morada y observaría como crecían sus hijos, junto a él se marcharon Drelizart, Draefine y Stelaria, los cuales son el astro del día, él era la Dragón Deidad del Sol; el astro de la noche, la Dragona Deidad de la Luna, por último, la Dragona Deidad de las Estrellas. Los tres Dragones Deidades habitan el cielo junto a Draidgeon, dando origen al sol, la luna y las estrellas.
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Tártaros
FantasyHan pasado siete años desde la batalla con Samael, luego de que este planeara destruir la creación. Asimismo han pasado años desde la Rebelión de los Dioses, donde tanto los griegos como los nórdicos perdieron a sus principales representantes. Era...