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La cena fue incómoda y me sentía como si fuera un simple objeto que estaban regalando al mejor postor. Mi madre no paraba de hablar con mi prometido, le contaba cosas vergonzosas sobre mi niñez y yo me ponía toda nerviosa y sonrrojada, en cambio mi padre me miraba de reojo sin decir nada, tratando de descifrar todo lo que pensaba sobre esta absurda cena. Mis primas fueron otro gran problema, Nero se parecía mucho a mí y le sonreía como estúpida y enamorada al pobre pelinegro, que solo se intentaba alejar de ella cada vez que se le acercaba. Mordred y Jeanne le hacían cada pregunta tonta e incómoda que se les pasaba por la mente, por ejemplo; ¿En verdad la quieres? ¿Eres huérfano? ¿Quieres tener hijos? ¿Qué paso con tu familia?
Solo quería que todo esto terminara, aunque debo admirar que él nunca perdió la compostura, por donde lo miraba era todo un caballero, buenos modales, buena postura... Y sí, tengo que admitirlo, buen cuerpo.

La cena había terminado y no habíamos cruzado casi palabra, mis familiares se levantaron de la mesa, levantando las cosas para dejar el comedor limpio, él se quedó sentado al igual que yo, al final mi madre nos trajo un té de limon y todos salieron del pequeño comedor, pero los conocía muy bien y sabía que estaban detrás de la puerta escuchando todo. Un silencio incómodo surgió entre nosotros, no tenía ni idea de que preguntar o que decirle.

-¿Trabajas en el Palacio? -se ánimo a preguntar.

-Sí, así es -subí mis manos temblorosas hacia la taza de té -soy una sirvienta del Rey Gilgamesh, ¿y tú en qué trabajas?

-Estoy en el ejército, soy el jefe del escuadrón de Lanceros -su tono fue orgulloso y es que yo misma había escuchado hablar a mi padre sobre el honor que era servir en el ejército. -Aunque como sabes, pronto...

-Sí, lo sé -lo interrumpí porque lo que menos quería en estos momentos era escuchar eso, así que cambie de tema -¿No eres muy joven para ser un Comandante? -conocía a los jefes de cada escuadrón, aveces Gilgamesh ofrecía cenas en el Palacio y todos asistían -jamás te eh visto en alguna cena.

-Me promovieron hacé un mes, mi padre era jefe de ese escuadrón, pero murió en batalla, por lo tanto yo herede el puesto -tomó un pequeño sorbo del té -mi padre me enseño todas sus técnicas y era el mejor para el cargo, si fuera un mediocre creo que no hubiera merecido ese puesto.

-Concuerdo contigo -tome la taza entre mis manos -uno mismo debe ganarse el puesto con sacrificio y honor, tu padre debió entrenarte muy bien y estaría orgulloso de ti -bebí un sorbo de la bebida para intentar calmar mis nervios.

-Eres muy sabía Arturia -después de eso se volvió a formar un silencio, me di ánimos para hablarle y preguntarle algo, al fin y al cabo terminaríamos siendo esposos.

-¿Qué edad tienes? -estúpida, pero era lo único que se me ocurrió.

-Tengo 20 años -una sonrisa muy linda se formó en sus labios -¿por qué trabajas en el Palacio?

-Mi madre era la que trabajaba antes, estaba bajo el mando del Rey Lugalbanda pero era muy despiadado y ella no sólo tenía que trabajar en el Palacio si no también aquí en la casa, así que por ser su hija mayor la sustituí -hable muy rápido, espero y me haya entendido un poco.

-Se que el Rey Lugalbanda era despiadado, pero creo que ningún Rey es tan malo como Gilgamesh -un vuelco se formó en mi corazón al escuchar eso -no sólo es muy exigente, se cree superior y es déspota con todos.

-Él no es tan malo -quería que mi voz saliera fuerte, pero se escucharon tan ligeras mis palabras -sé que gobierna con mucha fuerza, pero...

-No puedes defendedlo -declaró antes de que yo pudiera decir otra cosa, sabía que Gilgamesh cometía errores, demasiados, pero aún así lo quería -es mejor dejar de hablar de este tema, mejor cuéntame más sobre ti -y volvió a tomar de su té.

Di Que, 'Me Perteneces' (Saber/Arturia&Gilgamesh +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora