[09]

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[Advertencia, este capítulo contiene lemon muy fuerte, espero y les guste, las que no, pues se pueden brincar esa parte jeje]

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—El banquete a sido servido sus Majestades —la que había anunciado el banquete no había sido Arturia, era una chica de cabello morado y piel morena. Creo que era una cocinera.

—Vayamos a festejar Señores —declaró Enkidu.

—Esperemos que esta noche sea inmemorial, mañana partiremos a nuestros reinos en busca de nuestras hijas, tiene que darnos una buena despedida, Rey Gilgamesh —declaró el más fastidioso de mis invitados, el Rey Tohsaka.

—¿Acaso estas dudando de mi grandeza? Esta noche nunca será olvidada —me levante de mi trono y los hombres lo hicieron de sus cómodos sofás y Enkidu, como siempre, estaba sentado a mi lado.

El llegar al Salón principal de banquetes, muchas mujeres, con trozos pequeños de tela que apenas cubrían sus más íntimas partes, ya hacían acostadas en mullidos cojines, la comida como siempre se veía apetitosa, no podía esperar menos de la cocinera principal Medea. Músicos empezaron a tocar suaves melodías apenas y entramos al salón y otra fila de bellas mujeres salieron detrás de una cortina roja para danzar al compás de la música. Cada quien se sentó en su lugar correspondiente y otra fila de sirvientas entró con jarras repletas de la deliciosa bebida rojiza.

Y fue en ese instante, en el que pude apreciar a Arturia. En su mano derecha sostenía la jarra y con la izquierda la tomaba de la base, había cambiado de vestido, pero seguía trayendo mi túnica roja sujeta a su cintura. Se veía realmente hermosa, su cabello dorado había sido trenzado y tenía una postura estoica y noble. Ella si sería una digna Reina.

Se acercó a mi lugar y lleno mi copa con vino, me miro por unos segundos y me regalo una pequeña sonrisa, pero no pasó desapercibido que algo no estaba del todo bien, porque en vez de la sonrisa me hubiera mandado una mirada de reproche por tanta mujer casi desnuda que se encontraba ahí. Dio media vuelta y se dirigió con Enkidu, para también rebosar su copa con el licor, ambos solo se miraron un instante y su mirada era llena de enojo, ¿cómo le haría para que se llevarán bien por un momento? Ella se retiró hacia una esquina y las otras tres sirvientas que habían llegado con ella hicieron lo mismo.

Todos empezamos a devorar los manjares que se habían servido, creo que le subiría el sueldo a Medea, porque realmente se lo merecía. La música se fue haciendo mucho más rápida y las mujeres movían su cuerpo con un toque perverso, invitando a todos los hombres presentes a tener pensamientos lujuriosos. Alce mi copa y Arturia se volvió a acercar para rellenarla.

—Deja de beber tanto, estaras ebrio para antes de que termine la cena —me dijo en un susurro, cuando empezó a servir mi copa.

—Mi pequeña Arturia esta preocupada por mí —me recargue en mi mano izquierda y con la derecha sujetaba la copa, vi como sus mejillas se ponían rosadas y salía de nuevo hacia la esquina sin decirme algo más.

Amaba verla así, tan nerviosa y sin saber que hacer en situaciones en las que era halagada. La cena siguió y cuando ya estábamos terminando el postre, las mujeres que estaban recostadas en los cojines se fueron acercando a los Reyes, ellos se despidieron y se fueron acompañados de una mujer a sus aposentos, Enkidu de igual manera se levantó a mi mano derecha y se tambaleo unos cuantos pasos, lance una carcajada al aire, adoraba ver a Enkidu ebrio, porque era realmente torpe, dos bailarinas se acercaron a él y él las recibió una en cada brazo, mientras iba tambaleándose a su habitación. Sería una noche muy larga para mi amigo.

Me levante de mi asiento y los músicos se callaron al instante, las bailarinas que quedaban se detuvieron y todos se inclinaron en respeto. Arturia fue la única que no lo hizo, en vez de eso se dirigió a la gran puerta de oro, la abrió y ambos salimos por esta. Ella caminaba por delante de mi unos cuantos pasos, mi vista se nublaba un poco y aveces sentía el piso moverse. Podía ver contonearse su pequeña cadera, su espalda alta estaba al descubierto, sus bellos hombros se movían con delicadeza. Tenia ganas de brincarle encima y devorarla en ese pasillo.

Di Que, 'Me Perteneces' (Saber/Arturia&Gilgamesh +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora