[07]

1.1K 85 45
                                    

[Advertencia, este capítulo contiene lenguaje vulgar y escenas explícitas de sexo]

La comida había terminado al fin, las tres sirvientas, excluyendo a Arturia, habían acompañado a los Reyes a sus aposentos, donde ya los esperaban tres prostitutas, una en cada habitación, para complacer a los estúpidos hombres. Rápidamente dí media vuelta para encarar a la pequeña mujer rubia, pero esta ya iba saliendo del comedor, Enkidu me sujeto del hombro para impedirme ir tras ella.

—Espera un poco más Gil, ella aún no está lista para verte de frente —sus palabras me detuvieron al momento, creo que tenía razón —¿necesitas algo más? —me soltó y yo voltee a verlo.

—No Enkidu, quiero estar solo un momento —él solo asintió ante mis palabras, empece a caminar fuera del comedor rumbo a mis aposentos.

Iba a empujar las enormes puertas de la habitación, pero me detuve en el último momento ¿ella estaría ahí? Era la única, que después de un día agotador, siempre estaba para mí. Platicabamos durante largos ratos, cenábamos entre risas y regaños de su parte, y al final me cantaba una dulce melodía. Era por esos motivos, que ella se quedaba a dormir en el Palacio, tan solo para complacerme. Quería que ella estuviera ahí, quería que sonriera solo para mí, en esos momentos era feliz, realmente feliz.

Mis manos empujaron las pesadas puertas, pero no había nadie esperando por mí. En el interior de la habitación solo reinaba la soledad, justo como era antes de que ella llegará a mi vida, tan fría y sola. Ingrese a esta y cerré las puertas detrás de mí, me tire sobre la cama y mi mente me trajo los buenos momentos que había pasado a su lado, tan lindos, tan efímeros y hermosos. Estaba realmente cansado de ser un rey, quería casarme con quien verdad me quería, no sólo con una mujer que lo único que le importaba eran las joyas. Quería que las cargas que llevaba en mis hombros desaparecieran y poder estar con ella, sin miedo a que el pueblo la odiara. Quería y deseaba tantas cosas, pero muy pocas las conseguía.

Cerré los ojos por inercia, recreando su figura en mi cabeza, delineando cada facción y rasgo que la rubia poseía y sin tener intención, me fui quedando dormido.

|•|•|•|•|

—Los Reyes son realmente asquerosos —exclamó Medusa, quien lavaba los finos utensilio del comedor —el rey Tohsaka se me insinuó mientras íbamos hacia sus aposentos.

—¿Era el rey alto y pelinegro? —pregunte y ella asintió ante mis palabras —a mí también se me insinuó cuando anuncie el banquete.

—Es un asqueroso —volvió a vociferar —por suerte la prostituta ya estaba esperando fuera de la habitación y se distrajo con ella, me escabullí mientras tuve oportunidad.

—El rey Vlad no es así —la pequeña Atalanta habló —él iba muy serio y callado, la verdad no sé si se quedó con la prostituta o la corrió de sus aposentos.

—¿Qué hay del otro rey? —pregunte con curiosidad.

—El rey Frankenstein —contestó Jeanne, mientras secaba los platos de oro —no creo que sea un buen hombre, esta intentando deshacerse de su hija, eso no es algo bueno.

—Creo que todos los Reyes están intentando asegurarse, el no tener que pelar contra el ejército de nuestro Rey —exclamó Sakura, quien traía otra bandeja con más trastos sucios —y la manera más pacífica y segura de hacerla es mediante un compromiso.

—¿Solo para eso sirven las princesas? —pregunte enojada.

—Claro que no Arturia —volvió hablar Medusa —también sirven para vestir carísimos vestidos y pasearse por todos lados —empezó a caminar exageradamente, “imitando” como era que lo hacían. Todas empezamos a reírnos de su caminar, hasta que una voz nos calló.

Di Que, 'Me Perteneces' (Saber/Arturia&Gilgamesh +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora