V

210 33 1
                                    

—“Parecemos adolescentes tontos enamorados...”

···

Me mire una última vez en el espejo antes de salir de mi habitación y bajar las escaleras. Vestía un vestido azul oscuro y unos botines cafés, no era la gran cosa pero para mí esto era andar demasiado arreglada.

Alonso hoy cumplía 18 años y daría una gran fiesta, así que como somos amigos acepte la invitación.

—¿Donde vas tan arreglada?— preguntó Jos. Me observaba con atención.

—A una fiesta, un amigo está de cumpleaños—respondí, nerviosa por su vista en mí.

—¿Solo un amigo?—cuestionó poniéndose de pie.

—Si, de Alonso— me encogí de hombros.

—¡¿Alonso?! Oh no, ni hablar, no pienso dejar que vayas a esa fiesta— se cruzó de brazos y tapó la salida de una forma sobreprotectora.

Me reí levemente y trate de apartarlo—: Déjame salir, Jos— dije divertida por su reacción.

—No, no irás a esa fiesta, sobre mi cadáver...

—Entoces tendré que matarte— interrumpí.

—¿Qué está pasando aquí, chicos?— pregunto con autoridad una voz grave a mi espalda, era papá sin duda.

—¡Maxine va a una fiesta!— acusó Jos.

—¡Con permiso de mamá!— me excusé. El cejudo bufó y se apartó de la puerta para ir a decirle algo en el oído a papá.

—Maxine, espera aquí a que vuelva— sentenció mi padre y luego se alejó un poco con Jos.

Hablaban, ambos escuchaban atentamente lo que el otro decía y supe que había perdido el juego cuando Jos sonrió triunfante.

—Solo irás a esa fiesta, si Jos va contigo, no quiero reclamos.

Y así comenzó nuestra aventura de unas horas con Jos Canela de acompañante.

—Quizás deberíamos decir que somos novios— comentó de camino a casa de los Villalpando. Dejé de poner atención al volante para mirarle completamente atónita— Digo, solo para que ese tal Alonso no se te acerque.

Estaba celoso y supe de inmediato, no podía desaprovechar la oportunidad de molestarlo. Aparque a un lado de la carretera y mire a Jos unos instantes.

—Creo que no es necesario, después de todo Alonso es el cumpleañero y... creo que es muy lindo— sonreí al ver su reacción.

—¿Di-dijiste q-qué es m-muy... lindo?—término de preguntar tembloroso.

—Si, ya sabes, es muy atento y...

—¿Y qué?— dijo, asustado.

—Oye estás pálido...— volvió a interrumpir.

—¡¿Te gusta Alonso?!— concluyó mientras me miraba con los ojos en par en par.

Me pareció tierno de su parte ponerse celoso, porque lo estaba. Le sonreí de la forma más sincera que pude y lo dije lentamente «me gusta un cejudo con las pestañas más hermosas del mundo». Su rostro cambio de inmediato porque sabía que me refería a él. No dijo nada y miro adelante con una sonrisa en sus labios.

Imite su acción y puse a andar el auto nuevamente para conducir hasta la casa de mi buen amigo Alonso.

Al llegar ya era de noche, la música resonaba fuertemente por toda la cuadra pero a los vecinos parecía no molestarle. Entramos en la casa— la cual estaba llena por cierto— y mientras esquivaba los cuerpos frenéticos de los adolescentes de secundaria, trataba de no perder de vista a Jos. Mire a mi alrededor por si habían rastros de Alon, pero al no encontrarlo me volví hacia Jos para decirle que fuéramos al patio trasero, pero no estaba allí.

Me asusté de inmediato y comencé a mirar como loca a todos lados en su búsqueda. Pero me di cuenta de lo tonta que soy porque estaba a mi lado. Lo miré, me miró, nos miramos y el resto fue historia por unos instantes, reaccioné cuando paso su mano por la mía entrelazando nuestros dedos. Me sonroje.

Lo conduje al patio trasero donde efectivamente estaba Alonso, lo felicité por su cumpleaños y lo felíz que estaba de que ya tuviera 17 años.

—Por cierto el es Jos...

—Su novio, un gusto Alonso— ambos estrecharon manos y mi amigo pelirrojo me miró con su típica cara de «vamos a hablar» en ocasiones me recuerda a Olive.

No dije nada para negar aquello lo cual dejo satisfecho a Jos, quien por cierto, me jaló hasta quedar apartados de la fiesta.

—¿Estás molesta?—pregunto inocentemente.

—¿Debería?— pregunté de vuelta mientras lo miraba jugar con sus manos.

—Por lo que le dije a Alonso— murmuró bajando la vista.

Me comenzaba a gustar Jos, y de alguna manera creo que yo a él también.

Ahora miro a los chicos de está fiesta y noto que siempre seré como ellos: unos locos adolescentes enamorados.

\\Maratón, parte 1 de 3\\

Un beso ➳ Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora