capitulo 4

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Todos sabían que ardería el mismo infierno en esa cafetería... 

–¡César! –Gritaron todos al ver que se abalanzó sobre el mesero. 

Pará suerte o desgracia dé todos, Jesús Claudia y Érika venían llegando al lugar con bolsas en las manos.

–¡Schaefer! –Gritaron todos menos Camila, la cuál se acercaba poco a poco a Sofía. 

Todos la veían y le mentalmente le suplicaban qué no lo hiciera pero Camila tenía un propósito, defender a su mejor amigo. 

–Así que...  ¿Mientras le decías a César te amó te metias con éste don testosterona?  –Alzó la voz Camila.

–¿Y me vas a negar que no te has metido con el ?  –Contratacó. 

Jesús se pasó a la defensiva pues nadie le gritaba a su "esclava sexual" —apodó qué él mismo le había puesto tiempo antes—todos sabían que si Sofía decía algo más todo terminaría mal. 

–És mi mejor amigo, y si me acostara con el AL MENOS NO ME DEJARÍA TOCAR POR UN TIPO FALSO Y MAMADO.

Lo único que se dió por respuesta fue la mano de Sofía en la cara de Camila,  Jesús reaccionó al instante y se pasó enfrenté dé ella pará defenderla y enfrentar a Sofía. Aunque daba miedo todos sabían que jamás le pegaría a una mujer —omitiendo si es en la cama— podría llegar a lastimarlas con palabras pero no sería capaz dé ponerle mano ensima a una. El mesero se pasó adelanté de Sofía imitando la acción de Jesus. Kamill, Shamantha, Claudia, Erika,  Julio y César apartaron a Camila y revisaron su mejilla. 

–Jesús, no vale la pena, dejá qué se revuelque más con su gata.  –Grito Camila.  Jesús obedeció la orden y se dió media vuelta.

–¿Te faltan huevos?  –Retó el mesero a Jesús, y fué aquí dónde el primer puñetazo estampó en la cara del mesero.

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