Editado 04/09/2018
No podía decir que ya había tenido suficiente aventura por el día, la felicidad y libertad que se sentía con ella jamás era suficiente; pero entendía que no podía tentar tanto a su buena suerte. Mientras recorría el Bosque esa mañana pensó en todas las cosas que podría hacer si contara con más tiempo, había mucho por recorrer, sin embargo no quería pecar de tonta descuidada porque recién se estaba recuperándose y además, ni en un millón de años sus amigos la dejarían salir de nuevo, los conocía demasiado. Tal vez podría despistar a uno, pero a los tres juntos jamás.
Las miradas reprobatorias de ellos cuando llegó al comedor y luego los suaves regaños por parte de Lord Stark habían sido suficientes para amarrar un poco sus alas, solo un poco.
Así fue como pasó su tarde libre de aventura y gracias a los Dioses libre también de aburridos deberes de señoritas. Eso había sido una salvación para su bien humor y vida, porque si tenía que si quiera tomar un palillo o aguja se apuñalaría tantas veces como fueran necesarias para terminar muerta. Así de drástica y dramática.
Sin aventura y sin tener que suicidarse con un palillo, la Leona Tormenta se entretuvo toda la tarde jugando con los más pequeños del castillo. Ellos eran muy enérgicos y divertidos, nunca se cansaban y siempre querían recorrer todo el lugar, tal como ella. Estando con los niños Stark recordó a sus propios hermanos y a su familia, no conocía al pequeño Tommen y eso la ponía triste.
Suspiró con un poco de melancolía mientras se apoyaba en el tronco de un gran árbol a descansar. Cada cierto tiempo recibía cartas de su madre las que nunca habían parado de llegar desde su partida, pero nada se comparaba con tenerla cerca, a su lado. La extrañaba, pero su amor jamás la había abandonado y lo llevaba en el corazón junto a aquella medalla de oro con el león rugiendo en su cuello. Ese colgante era su sello personal, era su familia y su conexión con el amor materno incondicional.
¿Sería una buena madre alguna vez?, se preguntó. Aunque la pregunta real era otra, ¿quería serlo?
Miró a los tres niños largamente. Le gustaba el espíritu indomable de Arya porque se sentía identificada con ella; adoraba al pequeño Rickon con su vida, él era solo ternura e inocencia; y Bran era único en su especie, inteligente, audaz e intrépido. Sonrió, probablemente sí le gustaría tener hijos en un futuro, pero para tener hijos debía casarse y no, ella no caería en ese juego asqueroso.
Tal vez tendría un hijo y sería bastardo, Seren no tenía prejuicios hacia los nacidos fuera del matrimonio convencional; uno de sus mejores amigos lo era y sin duda alguna era la mejor persona que había conocido en toda su vida. Sería gracioso ver como todo el mundo ardería si ella traía al mundo un bastardo, por lo menos lo era en su cabeza.
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Queen and the Lionheart |GoT|
Hayran KurguElla era su vida, jamás pensó que podría volver a amar con esa intensidad y con esa fuerza, no cuando se lo habían arrebatado todo antes. Pero Robert y Seren se pertenecía, era sangre de su sangre, su todo. Alejarla lo desgarraría, sin embargo su pr...