Ella lo conocía desde la infancia.
El era tan perfecto, tan único.
Ella era tan imperfecta en todo lo que hacia y simplemente terminaba en un desastre.
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El chico era difícil, rudo y mezquino. O eso quería pensar.
La ironía saltaba por mi cabeza, invadiendo mentes ajenas y viendo disfraces con sabor agridulce. Un poco de celos y ternura eran validos cuando los veía juntos. Era tan agobiante no poder tenerlo entre mis brazos, pero era una chica más del montón. Dirás... "Ey, pero si tú llevas más tiempo conociéndolo" Para el amor, eso se le resbalaría fácilmente por las manos..
Yo pensaba ciegamente que tenia más esperanza yo que ella; pero la belleza y la perfección en persona te pisotean cruel y vilmente.
Si, yo misma me hiero de la peor forma; pero ya llevo acostumbrándome desde que entramos a sexto grado... O tal vez en preescolar.
¿Por qué? Simple. Todo me ha salido mal desde que tengo conocimientos. No hay día, hora o segundo, que algo estalle por mi culpa, que algo colapse, que un pasillo solitario se convierta en un centro de evacuación cuando entro en escena.
Dicen que no hay persona perfecta en el mundo, pero eso es la mentira más grande que mis padres en momento de apoyo emocional me han dicho. La hermosa Perfección existe desde tiempos inmemorables, y como muchos lo han dicho, la moneda siempre trae su doble cara y ahí es donde entro yo; la viva imagen del gran Imperfecto.
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