Imperfecta || Todochako

III

—¿A que te refieres?

La cara de todoroki no tenía palabras; parecía como si quisiera decir algo, pero se aferraba a la idea de seguir mintiéndome vil y cruelmente.

"De alguien lo aprendió," dijo mi consciencia.

—¿No crees que todo este tiempo has estado evitándome? —Por cada palabra que mi boca emitía, mas ganas quería que la tierra me tragara. —Digo. No creo que alguna travesura mía te haya hecho enojar. —Trataba de defender mi papel como mejor amiga desde tiempos inmemorables.

El rió tras escuchar lo ultimo, me volvió a mirar y suspiro.

—Nuestros caminos son completamente diferentes, Uraraka. —Dijo. —Me encanta convivir contigo, pero... —Susurró. —¿No sientes que cada vez ese lazo que nos viene sosteniendo por muchos años, se vuelve cada vez mas débil?

¡Tenía razón!
Estaba consternada. No por el simple hecho de que literalmente me dijo que era completamente inferior a el, si no que por que desde un principio el sabia que algo así pasaría entre nosotros.
Me sentía completamente halagada.
Tal vez sea por que el había entendido que alguien completamente perfecto, le es Incapaz de salir con alguien como yo. Y lo Triste no era eso.

Lo triste es que yo misma lo aceptaba.

Yo me quede callada, a lo que el pudo darse cuenta al instante de la situación en la que nos había metido a los dos.

—No quieres... —Dijo, pero aun así lo veía un poco inseguro. —¿No quieres ir por algo de comer? Yo invito.

Todoroki trataba de remediar lo que mismo había cometido con comida rápida y unas cuantas platicas.
Yo encantada diría que si, pero recordé la pequeña cosa que tenia manchada mi ropa, a lo que apenada, agache la mirada y toque te la parte afectada.

—No creo... —Le dije. —No he arreglado el "accidente" —Terminé por recalcar la palabra accidente.

El entendió al instante, a lo que no pudo evitar dar unas cuantas carcajadas. Parecía tan divertido, que no podía evitar contagiarme de su risa.

—Yo te llevo hasta tu casa, y de ahí te cambias. —Dijo lo mas natural posible.

Yo tenia mis dudas. No por el hecho de estar a solas con el; he estado tantas veces sola con el que se ha vuelto una costumbre que algo fuera de lo normal, si no que el podría ser reconocido y por mi culpa, se metería en problemas por andar acompañado con alguien como yo.

No hubo momento en el que dejase de taparme la cara con mis manos.

Tan lamentable y fuerte la situación era, que no me dejaba opción.
No quería mancharlo para nada del mundo.

Tras unos cuantos minutos, llegamos al viejo edificio que resultaba ser mi casa; entre lo mas rápido posible y fue directamente hacia mi habitación, donde me quité el short blanco y me puse un pantalón ondulado de mezclilla, unos zapatos negros y mi playera de rallas naranjas y moradas.

Si, para nada femenina. Lo contrario a las mujeres que salen en miss universo.

Habíamos llegado a un lugar del cual nunca había escuchado mencionar. Era colorido, muy ambiental y la atmósfera era agradable; tenia mucha clientela y el olor simplemente hacia querer babear de lo rico que olía.

—¿Así que este es el lugar donde los populares van...? —Dije para. mi misma, mientras caminábamos rumbo a la entrada.

Al entrar, lo primero que vi fue a mujeres con un traje llamativo, hermoso y patines sobre sus pies. Ellas eran meseras,cosa que no tiene nada que ver con el patinaje, pero eso lo hacia único. Apenas dabas tus primeros pasos, no podías ser invadida por la cantante Alice Cooper quien entraba por medio de tus oídos y hacia moverte a un ritmo esencial.

Todos, todos, se divertían  estando ahí. Venía  mas por la anécdota, que por otra cosa.

Yo seguí el paso de Todoroki, hasta sentarnos en una mesa cerca de las ventanas del lugar. El agarro la hoja de menú y al instante pidió una gaseosa y una hamburguesa. Yo quería parecer mas superficial, a lo que pedí un agua y verdura.

—Pff... —Emitió Todoroki apenas escucho mi pedido. —No puedes creértelo de esa forma, Uraraka. —Terminó riendo.

Me sentía avergonzada; el otra vez había sabido que había vuelto a cometer otra tontería. ¿Tan fácil podía leerme?

—Tráigame dos gaseosas y dos hamburguesas, por favor.

Me sentía de nuevo incomoda, nefasta. Me sentía vulnerable ante el y de nuevo, había caído completamente en su juego.
Sentía su mirada siendo clavada sobre mi, la forma en la que lo hacia era única. Sentía que si seguía así, terminaría desmayadome.

—y dime... —Decidió romper el hielo. —¿Qué tal te esta yendo en la vida?

Era inevitable no reírme.

—¿Acaso no lo has notado? —Dije con sarcasmo, ignorando su pregunta.

—¿Tienes novio? —Me dijo sin una pizca de delicadeza, tratando de romper el hielo entre nosotros dos.

Inconscientemente deje de hacer lo que estaba haciendo (nada) lo mire a la velocidad que implementaba la pregunta e hice una mueca de impresión.

—¡No! —Grité un poco, al nivel del la exageración.

Entonces el con grandes ojos, lo noto.

—Digo... por el momento no me interesa. —Dije tratando de parecer lo mas natural posible. —¿Y tu?

Me sentía estúpida por preguntarle aquello cuando media institución ya sabia de su noviazgo hace mas de cinco meses

—Bueno...

—¿Todoroki?

Una voz familiar Interrumpió la cómoda velada, haciéndose notar sobre nosotros, los espectadores. Como si fuese de suma importancia, los dos volteamos al unisono. Todoroki sonrió, pero mi actitud fue lo mas contraria a la del el.

—Hablando de la reina de Roma... —Dijo Todoroki tras terminar de sonreir. —Uraraka, te presento a mi novia, Yaoyarozu Momo.

La chica me volteo a ver de nuevo, me sonrió y posteriormente extendió su mano para saludarme.

—Así que tu eres la chica de aquella vez. —Me miro. —No sabes cuanto me ha estado hablando Todoroki de ti, Uraraka.

No me sentía sorprendida.

Pero algo dentro de mi, me decía,

Que Yaoyarozu Momo, no dejaba de apretar mi mano fuertemente.